Al hacer su diligencia debida al elegir socios bancarios y tener en cuenta las lecciones aprendidas de la reciente crisis bancaria, los inversores pueden administrar mejor su riesgo.
Quizás de la misma manera que comprar un seguro de vida obliga a las personas a reflexionar sobre su propia mortalidad, la planificación de la sucesión obliga a los propietarios a contemplar el día en que ya no liderarán el negocio que han alimentado desde sus inicios.