De las cenizas de los casinos al auge de los pronósticos deportivos
Tras más de una década del cierre de los casinos en Ecuador, los pronósticos deportivos emergen como una nueva industria millonaria. Entre nuevos impuestos y exigencias de licencias, el sector enfrenta ahora el reto de regularse en un entorno que aún está en construcción.
"Los casinos cerrarán definitivamente sus puertas hoy", "Casinos cerraron en medio de la nostalgia y quejas de incomprensión", "Pérdidas millonarias por el cierre de los negocios", "Ecuador es el segundo país en Latinoamérica en prohibir los casinos"... ¿Recuerdas estos titulares? Hace más de 12 años, las actividades relacionadas con los centros de juego fueron clausuradas en Ecuador tras una decisión tomada mediante una consulta popular. Se estima que alrededor de 25.000 empleos se perdieron con el cierre de aproximadamente 160 salas de juego en todo el país.
Una brecha legal y digital que cambió el juego
Ahora, ¿cómo pasamos de la prohibición total de los juegos de azar a tener camisetas de fútbol inundadas por marcas de pronósticos deportivos? La respuesta se encuentra en una delgada línea legal y en un cambio de hábitos digitales tras la pandemia. Santiago Albán, abogado y especialista en gaming law en Heka Abogados, explica que, aunque la Constitución ecuatoriana prohíbe los juegos de azar desde el 2011, los pronósticos deportivos no fueron incluidos en esa prohibición. Esto se aclaró en 2019, cuando la Junta de Beneficencia de Guayaquil realizó una consulta a la Procuraduría General del Estado, la cual determinó que esta actividad no son juegos de azar en sentido estricto. Esa interpretación abrió la puerta para que estas plataformas operen legalmente en Ecuador y se diferencien de los casinos físicos, bingos y salas de juego que permanecen prohibidos.
Santiago Albán es abogado con formación en métodos alternativos de solución de controversias, políticas públicas, negocios y contratación pública; con experiencia en pronósticos deportivos, apuestas y gaming law. Foto: Pavel Calahorrano
Desde entonces, su crecimiento avanza con fuerza. Hasta agosto de 2024, según el Servicio de Rentas Internas (SRI), un total de 65 negocios de pronósticos deportivos se registraron en su catastro. De estos, 63 son empresas domiciliadas en Ecuador y dos extranjeras. No obstante, el propio SRI reconoce que el universo real de operadores es mucho mayor y que solo unas pocas tienen operaciones legales y constantes. Entre ellas están Ecuabet, Betcris y Sportbet, que reportan información a la Superintendencia de Compañías. También figura Bet593, perteneciente a la Junta de Beneficencia de Guayaquil.
En el fútbol ecuatoriano, las empresas de pronósticos deportivos tienen una presencia dominante como auspiciantes de equipos y de la propia LigaPro. Ecuabet es actualmente la empresa más grande del sector, con ingresos de US$ 16,5 millones en 2024, aunque esa cifra fue inferior a los US$ 24,5 millones reportados en 2022, según la Superintendencia de Compañías.
El sector del entretenimiento, donde se incluyen estas plataformas, fue el de mayor crecimiento en el tercer trimestre de 2024 en Ecuador, con un alza del 3,7 % respecto al mismo período de 2023, según el Banco Central. A pesar de representar solo el 1 % del PIB, generó US$ 1.000 millones anuales y US$ 348 millones en ventas internas. Las actividades deportivas, como el fútbol, lideraron la facturación, con un aumento del 5 % en asistencia a partidos. También crecieron los conciertos (20 %) y los juegos de azar en línea —que incluye a los pronósticos deportivos— aumentaron sus ventas un 26 %, aunque muchas empresas aún figuran bajo otras categorías económicas, lo que dificulta su control tributario y sectorial.
Estas compañías encontraron un vacío normativo que, por años, les permitió operar sin una regulación clara. No fue sino hasta 2023 que se estableció un marco legal más sólido, cuando se promulgó la Ley Orgánica para el Fortalecimiento de la Economía Familiar, que impuso un Impuesto a la Renta Único del 15% sobre los ingresos generados por apuestas. Los premios otorgados a los jugadores también estarán sujetos a una retención del 15 %. Esta Ley también establece plazos para la implementación de controles por parte de las autoridades, como la UAFE, sin sanciones hasta que se implementen los sistemas de control. Por ejemplo, según Ecuabet, desde esta imposición, la empresa pagó US$ 2 millones en impuestos en 2024.
Albán explica que "lastimosamente no hay una cifra todavía muy certera (sobre cuánto ha recaudado el SRI)", debido a que el registro oficial de operadores apenas comenzó a aplicarse. Las empresas extranjeras tuvieron un plazo de seis meses para establecerse en el país o designar un apoderado local y solo entonces comenzó a aplicarse el impuesto del 15 % sobre sus ganancias. "Ese periodo fue de transición, no quiero decir de gracia, pero sí para que las plataformas se formalicen", añade.
Este experto detalla que el impuesto a las ganancias de los jugadores y de las plataformas debe declararse mensualmente. "Si yo apuesto US$ 100 y gano otros US$ 100, la ganancia es sobre esos US$ 100. De ahí, US$ 15 se retienen como impuesto". Aunque no hay cifras oficiales, Albán señala que "de manera no oficial, hemos escuchado que se estaban recaudando hasta antes de esta normativa cerca de US$ 4 millones" anuales por concepto de impuesto a la renta. Se espera que al finalizar 2025, cuando las plataformas ya hayan actualizado su objeto social y el código SIU correspondiente, el SRI pueda consolidar información más precisa sobre este rubro.
El reto de formalizar una industria
Para Albán, este cambio le dio un reconocimiento tácito de la legalidad de estas plataformas, aunque no se conoce cuál es el destino de esta recaudación. Además, el avance tecnológico permitió rastrear y fiscalizar mejor las operaciones digitales, pese a la complejidad que son deslocalizadas. Por otro lado, a partir de diciembre de 2024, estas firmas deberán obtener una licencia del Ministerio del Deporte, que tendrá una vigencia de 5 años y un costo de US$ 307.850, basado en 655 salarios básicos unificados. Este cambio reemplaza el requisito previo de obtener el Registro Único de Contribuyentes en el SRI.
Liliana Zuluaga, CEO de Ecuabet. Foto: Pavel Calahorrano
En ese sentido, Liliana Zuluaga, CEO de Ecuabet, explica que, a diferencia de otros países donde existe una estructura sólida, aquí el proceso está en construcción. "En el mundo, la regulación frente al juego tiene varios componentes: uno es el tema de licencias y otro es el tema de impuestos. En Ecuador, quien debe otorgar las licencias es el Ministerio del Deporte, según la ley", señala. Sin embargo, aclara que "hasta el momento no hay una licencia activa. Sabemos que el Ministerio trabaja en eso y estamos esperando que nos digan cómo es el trámite y cuáles son los requisitos".
Zuluaga también detalla que una cosa es la licencia, que funciona como una concesión del Estado y otra muy distinta es la póliza, que garantiza el respaldo financiero para los usuarios. "La licencia es el derecho a operar, y por eso le pagas al Estado, como cualquier concesión. Pero la póliza es un seguro. Es una garantía de que, si hay un evento donde se gana mucho dinero, el operador tiene cómo responderle al usuario", dice. Pero, aún no se ha definido el valor de la póliza.
Por su parte, Albán también habla sobre el crecimiento global y local del sector. "A escala global, los pronósticos deportivos mueven cerca de US$ 120.00 millones y se proyecta que para 2028 o 2030 esa cifra llegue a los US$ 180.000 millones", señala. En Ecuador, aunque aún en desarrollo, el mercado muestra datos relevantes: "el 56 % de los jugadores son mujeres y la mayoría está entre los 18 y 24 años". En cuanto al volumen de apuestas, Albán estima que el rollover —es decir, el dinero que circula dentro de las plataformas, sin ser necesariamente utilidad— supera los US$ 1.000 millones. Aun así, aclara que los márgenes de ganancia "no son tan altos como se piensa; hablamos de un 8 %, 9 %, hasta un 12 %, en comparación con otros sectores".
¿Cómo funciona una plataforma de pronósticos deportivos?
Ecuabet dice que el comportamiento de los jugadores en Ecuador se caracteriza por apuestas pequeñas, donde "el promedio va desde US$ 1 hasta US$5", lo que explica que "muchas personas ven esto como una forma de probar suerte". El fútbol es el deporte más popular entre los apostadores, seguido por el baloncesto —especialmente durante los playoffs de la NBA— y el tenis con torneos de la ATP y otras federaciones. Esta empresaria asegura que Ecuabet —por una ocasión en el acumulado de El Tesoro de Atahualpa— pagó US$ 100.000, el mayor premio entregado por la plataforma en el país. Esta casa tiene 150.000 usuarios activos.
Zualaga dice que existe competencia desleal que representan las plataformas no registradas e insiste en que la regulación debe ser más firme: "Lo principal es que exista esta regulación que obligue a una entidad, normalmente el Ministerio de Telecomunicaciones, a bloquear a las empresas que no están registradas en el SRI ni pagan impuestos". También aboga por mayores exigencias financieras y certificaciones tecnológicas internacionales que garanticen la protección de datos de los usuarios.
Por su parte, el experto en derecho advierte que algunos aspectos pueden representar un freno para la inversión extranjera. "Tengo mis reservas al respecto (sobre la licencia) porque creo que puede ser un desincentivo para que venga inversión, sobre todo extranjera", señala. Actualmente, el mercado ecuatoriano está concentrado: "probablemente entre las tres principales casas de pronósticos deportivos aglutinan el 95 % del mercado".
Entonces, las preguntas surgen: ¿deberían volver los casinos?, ¿el gobierno debería impulsar más esta industria que genera millones? Más controles y menos fraude es lo que buscan los diferentes actores del sector.