Lo más importante es que a TPM se lo considere nuestro puerto, el puerto de Manta
La gerente general del Terminal Portuario de Manta (TPM), Ingrid Rodríguez Velasco, asumió el cargo en enero de 2024. Esta abogada, de 38 años, está dispuesta a liderar a una nueva generación de mantenses que tenga como interés común el desarrollo de Manta y de Manabí. TPM se ha convertido en un puerto multipropósito, número uno en manejo de car carriers, pesca y cruceros. En siete años se han invertido más de US$ 70 millones.

Entre tantas características admirables, hay una que se destaca en Ingrid Rodríguez Velasco. No hay mayor orgullo que ser manabita y demostrarlo. Nació hace 38 años en Manta, es “una pura sangre”, con un ancestro enraizado en la tercera provincia más poblada de Ecuador: Manabí. Su padre es oriundo de 24 de Mayo, un cantón que fue parte del eje cafetero en los años sesenta, y que después del boom quedó como un pueblo olvidado, y su madre es de Cojimíes, en Pedernales, un punto costero del norte. 

La primera enseñanza en la familia fue: “Sin estudios no vamos a hacer absolutamente nada, eso creo que lo heredamos de mi abuela paterna, quien fue educadora toda su vida”. Pero la exigencia no quedó ahí, o era estudiar en Manta o en Quito. La tercera exigencia era convertirse en médico, hasta dio los exámenes de admisión en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Finalmente, terminó estudiando abogacía, tras su entusiasmo por matricularse en Ciencias Políticas y su intención de comenzar una carrera política. Pero en realidad, cuando inició en la Escuela de Derecho, en Quito, descubrió otro mundo.

Desde enero de 2024, esta mantense fue nombrada gerente general del Terminal Portuario de Manta (TPM). En la práctica se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo en este puerto, y la segunda en el país que lidera una operación de esta magnitud en el sistema portuario. En la universidad, Ingrid Rodríguez Velasco se especializó en Propiedad Intelectual. Tiene un masterado en Propiedad Intelectual y Derecho de Nuevas Tecnologías, por la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Y, actualmente, está cursando dos maestrías: Derecho Procesal, en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), y Derecho Marítimo Portuario, en la Universidad Tecnológica TECH, de España. Con la experiencia de estos años, estudiar en simultáneo dos maestrías no es un problema para ella. 

Se quedó siete años en Quito, estudiando y trabajando. Había conseguido su primer empleo cuando estaba en segundo año de la carrera, en Falconí Puig & Abogados, un estudio jurídico especializado en propiedad intelectual. Volvió a Manta en junio de 2012. Ahí tomó una decisión difícil: o seguía trabajando o nunca hacía la tesis de grado. Fue una decisión de futuro, sus planes eran reunir dinero e irse a estudiar a otro país, pero antes se enamoró, se casó y tuvo un hijo. “Es como digo: lo que siempre he planeado no funciona, es lo que va surgiendo en el camino”. 

A los 18 años se había ido de intercambio a un pueblo en Ohio, Estados Unidos, donde nadie hablaba español, así que aprendió inglés para poder comunicarse. Ese viaje le ayudó a madurar, y cuando regresó, un año después, el reto fue sortear las exigencias en la familia que la veían con mandil blanco y un estetoscopio en el cuello. 

“Mi mamá me dijo anda a dar la prueba para que vayas a la Escuela de Medicina y no sabía cómo decirle que ya no quería, en la familia no había médicos; en la adolescencia, cuando no sabes qué quieres, me resultó chévere”. Sin embargo, la abogacía le abrió otros paradigmas, tenía muchas compañeras mujeres, fuertes, empoderadas, con tantas ganas de triunfar, y que ahora son destacadas referentes en sus ámbitos laborales. 

“Muchas han sido y son asesoras de ministros, directoras de entidades públicas, abogadas de alto renombre y eso me ayudó bastante a ser lo que soy ahora, entre los compañeros hombres y mujeres siempre fue el mismo trato, no había esa condescendencia que tienen ciertos hombres que dicen: ¡Ah!, es que como tú eres mujer, tú no puedes ser piloto, pero sí puedes ser azafata; como tú eres mujer, no puedes jugar fútbol, pero no, capaz que sí puedes ser cheerleader. Entonces, eso no lo encontré allá y fue algo maravilloso, porque incluso mis profesores nos trataban por igual”. 

Estaba destinada para lo que había escogido al final. Nunca ha estado dentro de una caja, siempre buscaba otras cosas en Manta. Comenzó a trabajar en un estudio y luego fundó su propia oficina, con su esposo, que es bróker de seguros. En diciembre de 2014, el estudio Bullo Rodríguez Bureau arrancó con un escritorio que le regaló su tía, y una computadora que compró en diferido a 12 meses. “Tuve las agallas para comenzar mi propio proyecto, damos servicios de asesoría legal y seguros”.

Esas agallas le servirían dos años después, el 16 de abril de 2016, cuando un terremoto sacudió a Manabí. Habían pasado 18 horas desde que tuvo a su hijo por cesárea. Estaba en la clínica, y debía quedarse hasta el día siguiente. Pero esa tarde le insistió a su esposo que pidiera el alta. “Había salido tres horas antes del terremoto, le dije a mi esposo sácame de aquí, me siento incómoda, nos fuimos a las 4 de la tarde, y el piso donde estaba en la clínica se fue abajo. Estuve traumada como cinco años, tenía un presentimiento de que quería salir”. 

Como gerente general de TPM, uno de sus objetivos es que los mantenses y los manabitas se sientan orgullosos del puerto, levantar el sentido de pertenencia de una operación portuaria que es un polo de desarrollo para la provincia y su zona de influencia. Ingrid también es la representante legal y administradora del Contrato de Delegación del Puerto Internacional de Manta, que está en vigor desde diciembre de 2016. En esa época, la Autoridad Portuaria de Manta (APM) adjudicó a Agunsa, una empresa de capitales chilenos, el concurso para operar TPM, a través de una iniciativa público-privada.

En estos años, las inversiones ascienden a más de US$ 70 millones, y se han generado más 2.000 plazas de empleos directos e indirectos. Es un puerto multipropósito y número uno del país en manejo de car carriers, pesca y atención de cruceros. El movimiento total de carga alcanza un aproximado de 1,2 millones de toneladas desde que arrancó operaciones. 

Ella será la encargada de liderar las conversaciones con el Estado para renegociar el contrato de delegación, que fue adjudicado para 40 años, un tema que ha sido anunciado por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas. 

¿Cómo se vinculó al Terminal Portuario de Manta? 

En 2018, por tres meses, ejercí la Dirección Jurídica de la Autoridad Portuaria de Manta, pero había intereses de mucha gente y por ello renuncié. En 2020, un grupo de empresarios me propuso luchar para rescatar la Cámara de Comercio de Manta y me sumé. Participamos en las elecciones para dirigir el gremio, con un directorio compuesto por varios profesionales, pero la elección —bajo mi criterio— no fue nada justa, menos legal. Con el grupo logramos una sinergia y teníamos un interés en común. Así conocí a los directivos de TPM. Cuando me ofrecieron este puesto lo pensé bastante, porque busco que Manabí progrese, que no se note la diferencia cuando cruzas de Guayas, por la calidad de las vías, que cuando exista una posibilidad de obra no se opongan tres personas, ya que se toman el nombre de los manabitas para oponerse a todo.

Entonces, ¿busca impulsar el desarrollo de Manabí?

La idea de venir acá, para mí, es asumir esta Gerencia, y vamos a darle el renombre y el restablecimiento del compromiso que tiene TPM con la ciudad, para que dejemos de decir 'ese puerto es de los guayacos', tenemos que decir este puerto es nuestro. Desterrar esa imagen de que ser mantense es ir contra la corriente, sino que ser mantense sea estar a favor del desarrollo. 

¿Cómo lograr ese sentido de pertenencia?

Manta es una ciudad joven, de 100 años, la primera generación vino e hizo industria; en la segunda, encontramos a personas que creen ser dueños de la verdad, que creen que pueden influir en la parte política y la jurídica; la tercera se centró en hacer crecer los negocios familiares sin inmiscuirse en la parte política, y la cuarta, que somos nosotros, los que no tenemos miedo a nada ni pasado del cual preocuparnos.

Sé que podemos darles a los mantenses un sentido de pertenencia y comenzar a decir a la gente las cosas como son en realidad. 

¿Qué siente al haberse convertido en la primera mujer gerente del puerto?

Realmente nunca lo vi como un tema de género. 

Es la segunda mujer gerenciando un puerto ecuatoriano.

Sí, hay otra mujer también como gerente, Lidia Cevallos de Dole, a quien conocí y me dio mucho gusto. Le pregunté muchas cosas, sobre todo el hecho de cómo la ven y si su voz es escuchada. Yo estoy aquí porque soy manabita y abogada, y creo mucho en mi preparación, considero que tengo una excelente formación para liderar TPM y lograr una sinergia entre entidades públicas y privadas. 

¿Cuál es el liderazgo que ha inyectado en estos meses?

Lo más importante es que a TPM se lo considere nuestro puerto, somos locales, dejar de lado el falso manabitismo y regionalismo, y que no se diga que estamos mal porque al Gobierno nacional no le interesa la provincia, o que estamos así por culpa de los otros. En los últimos 10 a 12 años me ha interesado mucho que la gente de aquí, con poder y con buenas intenciones, tenga un asiento en la mesa de decisiones de Gobierno. Eso es lo que quiero, y justamente el puerto es la base de Manta. Somos una ciudad portuaria, una ciudad atunera, de comercio. Y ya podemos decir que somos el puerto número uno en car carriers, eso no existía, antes todos bajaban por Esmeraldas o por Guayas, ahora tenemos el 100 % de todos los carros importados, de todas las marcas y seguimos creciendo. Somos el principal puerto que atiende cruceros, y los turistas se bajan en la ciudad para conocer nuestra gastronomía y nuestra cultura. 

¿La ciudad no reconoce lo que ha hecho TPM?

Mi intención a través del puerto es que primero se le reconozca lo que está haciendo por Manta. Ha generado plazas de trabajo, son más de 1.500 empleos directos, 300 indirectos, se han pagado alrededor de US$ 20 millones a proveedores locales. Estamos hablando de crecimiento local, gracias al puerto hemos crecido cuatro veces más. Nos preocupamos y verificamos que cada uno de los operadores portuarios cumplan con todas las obligaciones patronales a favor de sus trabajadores, que estén al día en sus pagos ante las instituciones estatales pertinentes. Eso no existía antes de la delegación, aquí no había baños, ni un lugar donde comer. Hemos cambiado poco a poco la realidad y me frustra cuando se dice que es un contrato lesivo para el Estado. Pienso que por eso Manta no resulta atractiva para inversionistas, ya que los que se autoproclaman abanderados de nuestra ciudad repiten esta falacia y en realidad, somos nosotros, los jóvenes, quienes queremos el desarrollo para nuestra ciudad.

¿Cuáles han sido los logros en estos siete años de operación?

Hemos invertido más de US$ 70 millones en el puerto, en infraestructura y equipos, en mantenimiento, y pago de cánones y regalías al Estado. Reconstruimos los muelles, 1 y 2, que se destruyeron con el terremoto, ahora contamos con 360 metros de longitud para barcos de diferentes tamaños. También construimos bodegas multipropósito. En 2023, más del 50 % de los ingresos del puerto fueron por graneles sólidos y líquidos, ¿qué es lo que sucedía? Los importadores veían que el puerto prestaba un buen servicio, pero si traían altas cantidades de materia prima, no iban a tener dónde almacenarla mientras se realizaba la descarga. Por eso, se decidió construir tres bodegas horizontales, que tienen capacidad de almacenamiento de más de 24.500 toneladas métricas. Uno de nuestros clientes iba a invertir en Guayas, pero cuando conoció de esta nueva infraestructura, decidió apostar por Manta y realizó una inversión de US$ 1,4 millones en la compra de terreno para levantar silos, como parte de un proyecto con otros socios. 

¿El puerto de Manta se ha convertido en ese polo de generación de otros negocios?

El puerto está creando un nicho de producción, en este caso, para generar inversiones, plazas de empleo y desarrollo. Esa inversión se activa porque el puerto invirtió y construyó las bodegas. Eso es lo que queremos, sabemos que existe la ilusión del mantense de ver contenedores en esta ciudad, eso depende de una gestión del público con el privado. Sin embargo, se quiere confundir, ya que hay quienes hablan sobre la supuesta lesividad del contrato de concesión porque no hay carga en contenedores; el operador propuso tener toda la infraestructura para que los usuarios fueran atendidos con la misma eficiencia y calidad de otros puertos del país y se ha logrado.

¿Qué otras actividades se han beneficiado?

No olvidemos que el sector pesquero es lo más importante para los mantenses, vienen barcos de otras banderas a descargar aquí, no se van a Esmeraldas o a Posorja, porque TPM ofrece el tipo de servicio que la industria necesita. Somos el principal puerto de cruceros, vehículos y pesca del país. En 2018, se construyó el primer Terminal de Cruceros de Ecuador, que es único en su clase. Con la llegada de cruceristas se activa toda la economía local del puerto y cantones que están en la zona de influencia. Manta es el líder en la recepción de vehículos, desde el inicio de la gestión pusimos en marcha operaciones de trasbordo de carga rodante, lo que nos convierte en un hub en la región, y competimos con otros puertos; hasta ahora hemos movilizado 38.302 unidades de trasbordo. 

 ¿TPM es ahora un puerto multipropósito? 

Así es, no es como otros puertos que son especializados en graneles o contenedores, este es un puerto integral para todos los servicios portuarios, ya que es de aguas profundas. Cuando se inició la delegación, el puerto tenía una profundidad de -10 metros. Por esto, en 2018 de acuerdo con el contrato, se realizó el dragado del canal de acceso y todos sus atracaderos a -13 metros. Se extrajeron 1,5 millones de m3 de sedimento marino. El puerto tiene todavía mucho por explotar y desarrollar, y la ciudad tiene que estar en la mesa de toma de decisiones del Estado, necesitamos tener voz, como tienen Cuenca, Guayaquil y Ambato, y tenemos que ser escuchados. 

¿Qué significa que Manta sea un punto de conexión con otros puertos de la región?

Me llena de mucho orgullo, primero, y, segundo, es un enlace estratégico para trabajar en conjunto con países como Perú, que le dan importancia necesaria al tema portuario, con destacados proyectos de concesiones y delegaciones, por ejemplo, en Callao, y con una visión a largo plazo. Nosotros tenemos esta visión a largo plazo, pero es imposible hacerlo si la gente no la tiene también.

¿Cuál es la visión a largo plazo? 

Estar en el puesto número uno del Ecuador. Desde 2016 a 2023 tenemos un récord de 79 % de crecimiento en movimiento en carga transferida. La adquisición de un nuevo y moderno equipamiento portuario, como grúas móviles, montacargas, tractocamiones, tolvas y otros, permite operar como un puerto integral. Sería importante que esta operación se complemente con la infraestructura en carreteras, como la Manta-Quevedo, que es uno de los proyectos de inversión en la agenda estatal.

¿Qué ventajas competitivas tiene Terminal Portuario de Manta? 

Primero es el acceso para los capitanes de barco y de buques, venir por acá es mucho más fácil que navegar por otros puertos del Ecuador. Además, TPM es el puerto más seguro del país. Hemos realizado inversiones en seguridad que superan los US$ 10 millones, que incluye la construcción del edificio de la Policía Antinarcóticos y una Estación de Guardacostas. Gracias a la visión de invertir en este rubro, podemos asegurar que somos el único puerto que no ha sido contaminado con sustancias sujetas a fiscalización.

¿Cuáles han sido sus principales retos?

TPM en la parte operativa es un relojito suizo, es excelente, no hay errores, cada persona sabe cuál es su función. Mis retos como gerente se encuentran en el ámbito legal, realizando una asesoría integral para que no se afecte la operación del Puerto de Manta. Siempre estamos atentos a que se respete la seguridad jurídica y por eso manejo la parte legal directamente, a fin de tener una muy buena relación con nuestro socio estratégico, que es APM. 

¿En qué momento está el proceso? El ministro de Transporte, Roberto Luque, ha dicho 'vamos a renegociar'. 

Como Terminal Portuario de Manta nos hemos sentado con la Autoridad Portuaria de Manta, y el ministro Roberto Luque se ha sentado con la empresa Agunsa, que es el accionista de TPM, y el que ganó el concurso, y se le ha dicho que sí queremos renegociar, pero hay que cumplir ciertos parámetros antes de sentarnos en esa parte. Sin embargo, como mantense me preocupa esa renegociación, porque de las regalías que pagamos, a Manta y a Manabí le queda cero, no es como El Oro, donde los asambleístas lograron aprobar una ley orgánica para que el 70 % de las regalías se quedara con ellos. Acá, del 100 % de las regalías, un porcentaje es para APM, otro para Subsecretaría de Puertos y otro para Senae. 

¿Cuáles son las condiciones para la renegociación? 

Nosotros lo vemos como un tema privado, es un negocio, y tenemos que medir el tema del canon, cuáles son las tarifas, cuáles son las inversiones, y debe existir el equilibrio financiero y una ganancia para ambas partes. (P)