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Cuando las empresas empiezan a crecer y sus proyecciones de crecimiento cambian, debido principalmente a que la influencia y presión de sus proveedores y partes interesadas, se empieza a sentir con más fuerza, se comienza a saborear el gusto a lo sostenible. La última noticia, sin duda buena, que les quiero dejar es que la sostenibilidad llegó para quedarse, y mientras más tiempo dejen pasar quienes aún dudan, más tiempo les llevará subir a la ola

06 Julio de 2022 16.01

¿Hay quienes aún, a estas alturas del evidente deterioro ambiental del planeta, sigan pensando que ser verde en su andar personal, gremial, empresarial, gubernamental, es una moda y “ya pasará”? 

Pues sí, los hay, y lamentablemente siguen siendo muchos. Por desinformación absoluta, por desinterés y por considerarlo oneroso, siguen difiriendo las inversiones que requiere la sostenibilidad de sus negocios.

Haga un mea culpa: ¿Sigue poniendo el costo de ser sostenible en los gastos y no las inversiones? ¿Sigue encargando esa tarea al departamento de recursos humanos que no podrá más que ponerla a la cola de las otras 817 tareas que tiene por hacer? ¿Sigue creyendo que con donar semillas una vez al año o mandar a hacer camisetas con una leyenda (procesos de impresión usualmente harto contaminantes) ya cumplió su cuota verde con el planeta? 

Si respondió que sí al menos a dos de tres, entonces usted está en el grupo de los que no miran hacia adelante, a 20 o 50 años en el futuro, para visualizar el planeta que dejará a los hijos o nietos que apapucha cada fin de semana.

La buena noticia es que todavía hay tiempo. Y que la pandemia, si algo bueno dejó, fue ese sentido de la urgencia que muchos han asumido en cuanto a sus propósitos personales, profesionales y empresariales. Un Carpen Díem global que, sin duda, hace mirar hacia el campo con afecto: finalmente durante los largos meses de confinamiento, una escapada hacia la naturaleza era el mayor placer al poder respirar sin mascarilla de por medio.

Otra buena noticia: los resultados son cada vez más satisfactorios en empresas y organizaciones de todo el mundo que ya han asumido prácticas sostenibles. Los que siguen dudando lo hacen por la dificultad de medir retornos de inversión o por no generar ganancias derivadas en plazos. Como comunicadora no puedo satanizar a la duda, que ha sido mi principal herramienta de trabajo por décadas, pero en el caso de la Sostenibilidad, estoy llena de certezas: No se puede esperar más, la salud del planeta está en serio riesgo.

De gran ayuda están siendo los mercados emergentes que marcan la pauta a seguir en temas de Responsabilidad Social y sostenibilidad. Gracias a ellos, miles de empresas, y en especial las que se proyectan a las exportaciones, tienen bien claro que si quieren ser competitivas tienen que incorporar prácticas sostenibles en sus actividades productivas. Los esfuerzos, en este sentido, lejos están de considerarse meros actos filantrópicos o estrategias de marketing verde, por el contrario, están adheridos a la estrategia del negocio. Esos costos van al capítulo de innovación para mejorar en competitividad. Y se deben comunicar. 

Cuando las empresas empiezan a crecer y sus proyecciones de crecimiento cambian, debido principalmente a que la influencia y presión de sus proveedores y partes interesadas, se empieza a sentir con más fuerza, se comienza a saborear el gusto a lo sostenible. La última noticia, sin duda buena, que les quiero dejar es que la sostenibilidad llegó para quedarse, y mientras más tiempo dejen pasar quienes aún dudan, más tiempo les llevará subir a la ola. (O)

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