Mi generación vivió con las historias de Disney en que todas las mujeres protagonistas encontraban la felicidad cuando alcanzaban la meta máxima de casarse con un príncipe buen mozo y acomodado. No me acuerdo haber visto que ninguna se preparó académicamente o disfrutó de sus trabajos; solo tenían que arreglarse y verse guapísimas para la gala donde debían lucirse.
Cuando alcancé cierta edad me pregunté, ¿Qué habría pasado con dichas princesas? ¿Se habría divorciado alguna ya que la tasa de rompimientos matrimoniales en nuestro país es superior al 50%? ¿Podría ser que alguno de los príncipes haya fallecido a causa de un accidente o una enfermedad? O, ¿que otro haya mal gastado su fortuna y terminado en una situación calamitosa? En fin, me asaltaron tantas inquietudes que hoy he llegado a experimentar por primera vez la posibilidad de ponerlas en un papel. No se si lo consigo, pero por lo menos lo intento, guardando eso si mi respeto a todas aquellas jóvenes que siguieron estos mensajes y han tratado de construir con razón sus castillos familiares.
Pues bien,han transcurrido los años y me he puesto a analizar el mensaje que esto transmite a los niños en todo el mundo, sabiendo como todos lo sabemos que esa vida, si existe, debe estar circunscrita a alguna familia de lo que queda de la realeza mundial. Sin embargo, en el plano de la vida diaria, lo que queda de esa forma subliminal de influenciar en los chicos es dejar en ellos, las siguientes caracterizaciones irreales:
Primero, que toda niña debe buscar a su príncipe, casarse y de relancina le vendrá la felicidad eterna.
Segundo, que no hay necesidad de una educación formal o afán de superación para las mujeres ya que sus príncipes solucionarán todo tipo de problemas en su futuro.
Tercero, que la belleza física es básica (eso si lo creo por un sentido natural de feminidad) porque los príncipes se enamoran de esto más no de su personalidad, intelecto, etc.
Cuarto, que si eres príncipe (niño) estás complicado ya que debes solventar todas las necesidades para una princesa que se dedicará sólo a temas frugales.
Me podrán decir que lo digo tiene una visión muy pesimista y, que la inocencia de los niños no lo ve así; pero entonces porque muchas mujeres (aunque creo que por fortuna cada día menos) creen que las princesas de las casas reales lo tienen todo, que puede ser cierto pero no es posible generalizarlo, además de que no siempre son ejemplo de emprendimiento.
La maternidad cambia a la mujer, no puedo decir lo mismo del hombre ya que no soy, y creo firmemente que está en nuestras manos el cambiar estos conceptos con el que se topan nuestros hijos diariamente. Se debe formar mujeres independientes, educadas, autosuficientes que busquen su realización y su felicidad de acuerdo a sus estándares. Debemos obligarles a que sueñen alto, a que no se pongan techos y que vayan consiguiendo sus metas junto con compañeros de vida que no les solucionarán todo pero se apoyarán mutuamente en el camino. Es hora que dejemos de idolatrar la vida de las princesas y busquemos ejemplos en mujeres como Margaret Thatcher, Angela Merkel, Jacina Ardern, Marie Curie, etc. y hacer de ellas historias que demuestren su superación, tenacidad y capacidad para auto gobernarse en casos de necesitarlo. Ese es el mensaje que los niños deben verlo para que cuando sean hombres y mujeres tengan niveles de competencia y preparación equivalentes y se sientan seguros de crear su propio futuro. (O)