5 puntos para descifrar el IESS
El IESS enfrenta una de las etapas más críticas de su historia. Al momento, la deuda estatal oscila en alrededor de US$ 24.300 millones, pero la institución está implementando estrategias para aumentar la recaudación y optimizar sus recursos. Eduardo Peña Hurtado, presidente del Consejo Directivo, afirma que se fortalecieron los controles, se modernizó los sistemas de atención y se planteó una reforma estructural con visión de 50 años.

El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se encuentra en una encrucijada: debe enfrentar un sistema de salud deficitario, una creciente deuda estatal y la urgencia de reformas estructurales. Eduardo Peña Hurtado, presidente del Consejo Directivo, detalla en una conversación  las estrategias que se pusieron en marcha para estabilizar el IESS y garantizar su sostenibilidad en el largo plazo.

"Yo necesito pensar en la seguridad social en 50 años. No hay que pensar lo que va a pasar en 2026 sino lo que ocurrirá en 2070. Allá tenemos que apuntar", advierte Peña.

Un presupuesto multimillonario

El IESS maneja cifras imponentes. Para 2025, su presupuesto aprobado asciende a US$ 10.396 millones. Sin embargo, gran parte de estos recursos están comprometidos en obligaciones ineludibles.

El principal gasto es el pago de pensiones a jubilados. En 2024, esta partida alcanzó los US$ 6.500 millones y para 2025 se proyecta entre US$ 6.800 millones y US$ 6.900 millones.

Otro gran reto está en salud, el único seguro con déficit dentro del IESS. Su presupuesto estimado es de US$ 2.200 millones, de los cuales US$ 1.500 millones se destinan a la red interna de hospitales y US$ 630 millones a prestadores externos.

Aquí radica uno de los problemas estructurales del sistema. En 2012, el gobierno central decidió que el IESS debía atender a los hijos de los afiliados, aunque estos no aportarán. "Empiezas a generar un gap, entre lo que se pensó que ibas a usar (3,8 millones de usuarios) y se amplía a 8 millones de potenciales pacientes".

Esta decisión provocó un incremento en la demanda de infraestructura, personal y equipamiento para atender a menores de edad, costos que el sistema no estaba preparado para absorber.

Además, alega que existen otros grupos que deberían ser financiados por el Estado y no por el IESS, como aquellos que tienen enfermedades catastróficas. "Sin embargo, nosotros también las cubrimos". 

Este desbalance generó una deuda estatal con el IESS que supera los US$ 24.300 millones, incluyendo US$ 7.000 millones en intereses. "La única manera que podríamos salir de este problema es a través de un arbitraje en la procuraduría nacional, que dirima cuál es el monto. Si no nos ponemos de acuerdo entre el Ministerio de Economía y Finanzas y nosotros, tendremos que ir allá ", advierte.

Una estrategia agresiva de recaudación

Para mejorar la liquidez del IESS, la institución fortaleció su inspección y cobro de aportes patronales.

En 2024, el equipo de fiscalización inspeccionó 21.148 empresas y encontró 49.146 trabajadores con algún tipo de irregularidad en su afiliación. De estos casos, se dividían entre evasión total (empleados sin afiliación) y subdeclaración (salarios registrados por debajo del real), con lo que se recuperaron US$ 11 millones. 

"Tenemos alrededor de 64 inspectores. Cuando nosotros llegamos hacían 14 inspecciones al mes. Ahora hacen dos diarios uno en la mañana y otro en la tarde", señala.

También se trabajó en recuperar la cartera vencida de empresas que llevan años sin pagar aportes. "Había más de 2.000 millones de dólares. ¿Qué hicimos? Un acuerdo de pagos que lo cabildeamos por dos meses con la Superintendencia de Bancos. (...) Hemos firmado 24.971 acuerdos de pago, beneficiando a 90.463 empleados y recuperando US$ 167 millones en bonos de pago".

Paralelamente, se implementaron estrategias agresivas de afiliación, con 84 agentes vendedores en todo el país. Uno de los programas más innovadores es el de afiliación juvenil, con una tarifa reducida de US$ 52 al mes para jóvenes de 15 a 24 años, que ya logró atraer a 12.000 nuevos afiliados en menos de un año.

"Los vamos a buscar a la casa. (...) Tenemos una afiliadora llamada Lorena Peña, que no es pariente mía y que vive en Cuenca (risas). Ella afilió a 3.000 personas mensualmente por 16 meses consecutivos. (...) Ahora ella da conferencias a los demás para que aprendan cómo ser mejor afiliador", explica.

Inteligencia artificial para mejorar la atención médica

La transformación tecnológica es otro de los pilares de la actual gestión. En noviembre de 2024, el IESS firmó un convenio con Google para implementar un robot con inteligencia artificial que gestiona citas médicas. "Hasta el 18 de febrero había agendado 1.959.840 citas", señala Peña.

Este sistema reveló fallas internas que antes pasaban desapercibidas, como médicos con agendas cerradas durante meses sin justificación. "Primero vagancia. Segundo, algún estímulo perverso de algún prestador externo que le interesa que yo derive porque allá me la cobran", detalla.

También planea pulir el uso de la tecnología para mejorar la fiscalización, cruzando información del SRI, consumos en tarjeta de crédito y roles de pago para detectar evasión de aportaciones.

Un plan con visión de 50 años

La sostenibilidad del IESS requiere una reforma de fondo. Para construirla, se organizaron mesas de trabajo con academia, sindicatos, empresarios y sociedad civil.

"Llamar a mesas en abril, mayo y junio. Coger el insumo, escribir la reforma y llevársela a la Asamblea con opciones de qué hay que cambiar y cuánto de cada cosa. Hay 16 ítems que deben ser revisados", explica.

El proceso tomará varios meses, pero Peña Hurtado está esperando a ver qué pasa el 13 de abril en la segunda vuelta. 

Un mensaje claro al sector privado

El futuro del IESS no depende solo del Estado. Las empresas y emprendedores también juegan un papel clave en su sostenibilidad.

"Los de 30 - 40 años van a tener problemas si nosotros no arreglamos este problema hoy porque en 40 o 50 años más no va a haber de dónde pagar", advierte.

A pesar de los desafíos, Peña Hurtado destaca los avances logrados en su gestión y mantiene una visión optimista. "El sistema tiene que ser arreglado para permitir que los jóvenes de hoy tengan una jubilación mañana. (...) Mi mensaje para los empresarios es 'hagamos las cosas bien. Juguemos, todos, encima de la mesa'".

El IESS está en una encrucijada y las decisiones que se tomen en los próximos meses marcarán su destino. La clave está en actuar ahora para evitar una crisis futura. (I)