La inteligencia artificial se convirtió en una amenaza existencial para Hollywood. Las nuevas tecnologías impulsadas por IA democratizaron el acceso a la producción y distribución de cine. Hoy, cualquier persona con conocimientos básicos y un teléfono inteligente puede generar contenido con calidad cinematográfica. Por más sorprendentes que resulten estas herramientas ahora, quedarán opacadas por lo que viene.
La industria del cine y otras ramas creativas enfrentan desafíos inéditos en su historia, en un contexto donde las barreras de entrada ya casi no existen. La manera en que se resuelvan estas tensiones podría anticipar el impacto definitivo de la IA en otros sectores. Por eso, conviene seguir de cerca lo que ocurra en este terreno.
La producción de películas y series es un negocio enorme. Desde principios del siglo XX, Los Ángeles fue el corazón de un vasto imperio global del entretenimiento. Según la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPA), hoy emplea de forma directa a más de 165.000 personas en esa región. Si se considera el impacto económico en todo el país, el número de empleos vinculados supera los 2 millones.
En 2024, las películas de Hollywood recaudaron más de US$ 30.000 millones en taquilla a nivel mundial. Pero esa cifra representa solo una parte de un negocio mucho más amplio, que también incluye la venta de productos, licencias, música, series y otros contenidos.
Además de generar riqueza, Hollywood cumple un rol clave en la construcción de la cultura popular, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. También es un motor importante para el desarrollo de nuevas tecnologías.
En los últimos años, las salas de cine sufrieron una caída en sus ingresos de alrededor del 40% desde 2019. Sin embargo, el crecimiento sostenido de las plataformas de streaming abrió nuevas posibilidades, como la producción de más contenido con costos más bajos. Sin dudas, la industria cinematográfica de Hollywood es un negocio destacado y relevante que, aunque tiene sus críticos, sigue siendo ampliamente admirado.
Hollywood, una potencia tecnológica
A lo largo de su historia, el cine se caracterizó por estar siempre a la vanguardia del desarrollo tecnológico. Desde el cine mudo hasta el sonido envolvente Dolby Atmos, del blanco y negro al IMAX y al 3D, y del formato analógico a los efectos generados por computadora, Hollywood adoptó y llevó al límite cada avance para ofrecer nuevas experiencias al público.
En especial, la incorporación de las computadoras transformó por completo las herramientas de trabajo de cineastas y artistas, así como también las imágenes con las que se cuentan las historias. Sin límites técnicos, la imaginación quedó libre.
Cada vez que se introdujo una innovación tecnológica, en general, fue bien recibida tanto por la industria como por el público. Tal vez con la excepción del Smell-O-Vision —una tecnología que intentó sumar aromas a la experiencia en sala—, la mayoría de los avances se valoraron de forma positiva. Eso impulsó el crecimiento de la audiencia, el aumento del personal y mayores ingresos para el sector. Hasta hace poco, la innovación tecnológica en Hollywood sumaba. Como en la mayoría de las industrias, cada avance aportaba herramientas nuevas sin reemplazar por completo lo anterior.
La IA marca un punto de inflexión para la industria cinematográfica
Hoy, Hollywood enfrenta su innovación más desafiante. Con avances cada vez más veloces, la inteligencia artificial empezó a tomar protagonismo y amenaza con provocar el cambio más profundo que haya vivido el mundo del entretenimiento. La forma en que se producen y distribuyen las películas ya está mutando.
"El cine siempre sobrevivió a sus fantasmas: al sonido, a la televisión, al VHS, al streaming. Pero la IA no compite por la pantalla, compite por el alma de la creación. La diferencia con esta revolución es que no se trata de un cambio de formato o de plataforma, sino de una amenaza directa a la naturaleza misma de contar historias. Las tecnologías anteriores ampliaron la experiencia del público o diversificaron las formas de acceso. La inteligencia artificial, en cambio, pone en discusión quién tiene derecho a llamarse creador. Esa es la batalla más profunda y la que marcará el rumbo de todo el sector", sostiene la especialista en producción audiovisual, Rocío Taboada.

Lo que ocurre en la meca del cine es parte de un proceso más amplio: una revolución industrial de tipo cognitivo, marcada por el uso de IA para crear máquinas que replican funciones mentales humanas. Se espera que este fenómeno transforme la naturaleza y el funcionamiento de todas las industrias.
Quienes trabajan o trabajaron en la industria en Los Ángeles saben que esto no es una exageración. Cada mes, se hace más difícil encontrar oportunidades. Las tecnologías avanzadas basadas en inteligencia artificial permiten hacer más con menos habilidades y a menor costo en áreas como efectos visuales, diseño gráfico, guión, música, sonido y posproducción. Muchas de esas tareas, además, ya se pueden tercerizar con facilidad en otros países.
El crecimiento y el impacto de la IA fueron tan evidentes que, en 2023, los sindicatos Writers Guild of America y Screen Actors Guild se declararon en huelga. Durante varios meses, frenaron la actividad en Hollywood para reclamar, entre otras cosas, regulaciones sobre el uso de la inteligencia artificial. Finalmente, lograron que las empresas aceptaran limitar algunos de sus usos en el cine. Aunque la pérdida de puestos de trabajo y la menor demanda de talento son las consecuencias más visibles de estas tecnologías, ese tal vez no sea el mayor problema que enfrente la industria a largo plazo. El verdadero riesgo podría ser la pérdida de relevancia.
"Antes, filmar exigía capital, tiempo y un ejército de técnicos. Hoy, un adolescente con un teléfono puede imitar a Kubrick. Eso no destruye a Hollywood, lo desnuda. Lo que vemos no es la muerte inmediata de los estudios, sino la pérdida de exclusividad. Cuando cualquiera puede producir imágenes espectaculares, la pregunta no es cuánto cuesta hacer cine, sino qué significa hacer cine. Hollywood queda expuesto porque su poder ya no proviene solo de la maquinaria industrial, sino de la capacidad de seguir marcando la diferencia cultural en un mar de contenidos masivos", profundiza Taboada.
Las barreras de entrada en Hollywood se desmoronan
En 2005 nació YouTube. Era difícil imaginarlo en ese momento, pero la plataforma —luego comprada por Google— terminó por democratizar la distribución de videos a gran escala. Hoy, millones de personas producen contenido de todo tipo y calidad para YouTube, y algunas incluso generan ingresos millonarios por año.
YouTube no eliminó a Hollywood, pero sí lo obligó a adaptarse. Incorporó nuevas fuentes de talento e ideas, abrió un canal alternativo para distribuir contenido, generó competencia por la atención del público e incluso modificó la forma de contar historias.
Hasta no hace mucho, producir contenido con calidad cinematográfica para YouTube y otras plataformas online estaba al alcance solo de quienes contaban con tiempo, creatividad, dinero y un buen manejo de las herramientas de software más avanzadas. La inteligencia artificial está desarmando esas certezas.
"Hollywood no es solo un lugar: es un mito. Si ese mito deja de ser exclusivo, corre el riesgo de diluirse en un océano de contenido indistinguible. La meca del cine siempre funcionó como faro cultural, dictando tendencias globales y exportando sueños. Pero cuando los relatos pueden fabricarse en cualquier rincón del planeta con la misma calidad visual, la autoridad simbólica de Hollywood se resquebraja. El peligro real no está en perder dinero, sino en perder relevancia: dejar de ser el escenario donde se imagina el futuro", completa la productora.
Hoy, grandes empresas tecnológicas y varias startups ya ofrecen contenido atractivo generado con IA que anticipa lo que viene. Herramientas como Midjourney, Veo3 de Google o Kling permiten crear videos con calidad cinematográfica —aunque por ahora solo duren unos segundos— a partir de simples instrucciones en inglés.
Los efectos ya se sienten con fuerza en la publicidad. Un comercial nacional de 30 segundos generado por IA, que se emitió durante las finales de la NBA de 2025, se produjo en apenas tres días y costó solo US$ 2.000. De haberse hecho con métodos tradicionales, se calcula que habría demandado casi 12 semanas de trabajo y hasta US$ 1 millón. Con semejantes diferencias de costo y tiempo, el modelo tradicional parece destinado al fracaso.
¿Cómo será ese futuro dominado por la IA?
¿Falta mucho para que una persona, con solo dar unas pocas instrucciones, pueda generar una película completa con calidad cinematográfica? Hacer una nueva secuela de Indiana Jones podría volverse tan simple como describir el argumento general y, en cuestión de minutos, tener el largometraje listo para ver y compartir.
También podría surgir una serie de televisión que no termine nunca, con tramas creadas de forma automática o a partir de los gustos del usuario. Tal vez alguien mire una película o una serie y no le convenza el final. Bastaría con una instrucción simple para modificarlo.
El showrunner de Fable, un nuevo servicio online impulsado por inteligencia artificial que permite a los usuarios crear sus propios programas, podría ser una muestra de lo que viene. Una entrevista con su fundador deja algunas pistas interesantes sobre el futuro.
Las ventajas de la IA para un creador individual o una productora chica son evidentes. Pero, ¿qué pasará con Hollywood? En un escenario donde cualquiera pueda generar contenido de alta calidad, el rol de toda una industria queda en duda. Es posible que Hollywood tenga espacio en este nuevo juego, aunque sin una transformación profunda, ¿podría terminar siendo mucho más chico y con menos peso cultural?
Algunos críticos sostienen que la IA nunca va a igualar la creatividad o la imaginación humanas. Tal vez tengan razón a largo plazo. Aún no lo sabemos. Pero lo cierto es que nada le impide a una IA actual analizar el estilo narrativo de Stephen King o la forma de dirigir de Steven Spielberg, y ofrecérselos al usuario para que los aplique en su propia propuesta con apenas unas instrucciones.
Con la irrupción de estas tecnologías, Hollywood enfrenta una coyuntura clave. Si quiere seguir siendo relevante, necesita prepararse para contar una historia nueva en un futuro que está más cerca de lo que muchos suponen. A otras industrias, conviene decirles una cosa: su momento también llegará.
"Creo que el verdadero dilema no es si la IA hará mejores películas. El dilema es si el público aceptará historias que nunca pasaron por manos humanas. La calidad técnica ya no es el límite: pronto las narrativas generadas por algoritmos alcanzarán un nivel impecable. Lo que estará en juego es la conexión emocional. ¿Aceptará la audiencia emocionarse con personajes y tramas que no fueron concebidos por otro ser humano? Esa tensión entre lo auténtico y lo artificial podría definir la próxima era del entretenimiento global", concluye.
*Con información de Forbes US.