Cuando los robots escriben el código y los humanos el destino
En el competitivo mundo de la tecnología, los emprendedores tienen el reto de reinventarse sin perder fuerza. Andrés Ontaneda lo hizo. Fundó Masivo, un software disruptivo, nacido con inteligencia artificial desde su ADN con una visión que combina tecnología, estrategia y rentabilidad.

En 2024, la vida de Andrés Ontaneda dio un giro inesperado que ni el mismo había previsto. Hasta ese momento, su enfoque estaba completamente centrado en hacer crecer TRD System SA, una empresa de tecnología especializada en negocios digitales con servicios en e-commerce, inteligencia artificial y soluciones en la nube.

Con operaciones en seis países, más de 50 clientes y una facturación de US$ 3,4 millones en 2024, esta empresa caminaba al éxito. "A mediados del año anterior recibí la propuesta de un grupo empresarial ecuatoriano interesado en comprarme el 50%. Me tomó tiempo decidirme. Finalmente acepté y mi cerebro empezó a mil revoluciones en busca de algo novedoso y totalmente disruptivo". Así nació 'Masivo', un spin off de TRD.

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La idea se gestó con su Chief Innovation Officer, Luis Eduardo Andrade, en largas sesiones de lluvias de ideas donde imaginaron un software como servicios (SaaS) desde cero, con inteligencia artificial como columna vertebral, como arquitecto del producto.

Graduado de animación digital en la Universidad San Francisco de Quito, con un master en innovación empresarial en Swiss Business School (SBS) y con un certificado en IA por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en EE. UU, Andrés se califica como vehemente de la tecnología. Sin dudar asegura que la IA no es una moda, sino una infraestructura tan disruptiva como la electricidad en su momento y que no hay que tener miedo. 

"La plataforma fue creada desde los cimientos con IA, programada por robots, guiados por humanos. Está diseñada para entender datos de millones de clientes y transformarlos en estrategias de crecimiento. Somos un customer growth platform, que no solo centraliza múltiples herramientas de marketing en una sola, sino que procesa, aprende y ejecuta estrategias basadas en retorno de inversión publicitaria (ROAS)".  La inversión inicial fue de US$ 180.00 y desde el primer día fue rentable, dice con orgullo.

Esta nueva etapa emprendedora llegó con una otra visión. "Mi nuevo socio me enseñó que no se trata solo de ganar y ganar, de cuanto creces, sino de cuanta rentabilidad generes. Lo importante es la calidad. Mi chip cambio 180 grados, mi pensamiento vivió una transformación de 180 grados", dice y asegura que el mundo ya evolucionó y que si no lo entendemos nos quedamos atrás.

Andrés fue parte del programa Dare2Scale de Endeavor para consolidar a Masivo como una startup rentable y funcional, sin seguir el guion tradicional de buscar levantar capital desde el inicio."En una sesión una inversionista me dijo: 'No me veas como dinero, mírame como contactos'. Esta frase me sacudió. Entendí el poder del Smart money: abrir puertas a grandes clientes gracias a importantes conexiones. Ahí está el verdadero valor".

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Actualmente, Andrés está dedicado por completo a convertir a Masivo en un sello de excelencia tecnológica. Con sus primeros clientes activos , proyecta cerrar 2025 con una facturación de US$ 250.000 y  la meta para 2026 es superar el millón de dólares.

Más allá de los numeros, aspira ser una guía e inspiración para jóvenes que estan empezando. Su mensaje es claro. No se trata solo de ganar dinero, sino de construir valor sostenible. "El éxito no es solo facturación. Lo importante es crecer con visión, propósito y tecnología del futuro. Si no aprendemos a entenderla, usarla y dominarla, quedaremos atrapados en un mundo que ya no existe". 

Así termina la conversación. Andrés lo hace parecer sencillo, pero en realidad fue una clase magistral sobre aplicaciones digitales, inteligencia artificial, estrategia empresarial y liderazgo visionario. Esta es la historia de Masivo. Y apenas está empezando. (I)