Cometiste un error en el trabajo. Esto es lo que debes decirle a tu jefe
Cometer un error grave en el trabajo no tiene por qué arruinar tu carrera. Si lo enfrentas con honestidad, rapidez y responsabilidad, ese tropiezo puede convertirse en una oportunidad para reforzar la confianza de tu jefe y consolidar tu reputación profesional.

Andy Molinsky Contribuyente

David llevaba seis meses en su primer puesto de marketing cuando cometió un grave error. Sin querer, envió la propuesta de un cliente a la persona equivocada: no a su gerente para que la revisara, sino directamente a la competencia.

Se le encogió el estómago. Esto podría costarle a su empresa un contrato importante.

Tenía dos opciones: esperar que nadie se diera cuenta o contárselo a su jefe inmediatamente.

David acudió a su gerente de inmediato. Fue difícil, pero ser honesto ayudó al equipo a actuar con rapidez. Su jefe dijo más tarde que eso le hizo confiar más en él.

Si has cometido un grave error en el trabajo , conoces esa sensación. El corazón se te acelera. Tu mente da vueltas pensando en los peores escenarios. Todo tu ser quiere ocultarlo o rezar para que nadie se entere.

Por qué admitir errores parece imposible

Hay una razón sencilla: reconocer el fracaso resulta amenazante . Desafía nuestra percepción de nosotros mismos.

Esto es especialmente cierto si estás al comienzo de tu carrera y aún estás construyendo credibilidad, o si tu lugar de trabajo no te hace sentir psicológicamente seguro.

Pero esto es lo que muestran las investigaciones: la forma en que manejamos los errores importa más que los errores en sí.

Los equipos de alto rendimiento no cometen menos errores, sino que los reportan con mayor frecuencia . Cuando las personas se sienten seguras al admitir sus errores, los equipos detectan y solucionan los problemas con mayor rapidez.

Y cuando cometes un error honesto (no una infracción ética), asumir la responsabilidad reconstruye la confianza. ¿Por qué? Porque la gente sabe que la competencia puede mejorar . Reconocer tus errores demuestra que aprenderás y te irá mejor.

Además, seamos sinceros: tu jefe probablemente se enterará de todas formas. Así que la verdadera pregunta es: ¿cómo se entera? ¿Por ti o por alguien más?

Entonces, ¿cómo se mantiene realmente esta conversación?

Dígaselo inmediatamente

Admitir errores de forma proactiva puede ser beneficioso. Las investigaciones demuestran que los empleados que utilizan la estrategia de "robar la voz" (confesar primero) y aceptan la responsabilidad reciben mejores evaluaciones de desempeño porque esto aumenta la percepción de confianza de los gerentes.

Esto no significa irrumpir en la oficina de tu jefe presa del pánico sin pensar. Pero tampoco significa posponerlo durante días. He visto a muchos empleados jóvenes convencerse de esperar hasta el "momento oportuno" cuando, mientras tanto, el problema se agrava, otros lo descubren o la oportunidad de minimizar el daño desaparece. Tu jefe necesita información rápida para tomar decisiones. Al demorarte, no solo ocultas un error, sino que impides activamente que tu gerente haga su trabajo eficazmente.

Hazlo tuyo por completo

Di "Cometí un error" en lugar de "Se cometieron errores" o "La situación no funcionó". Di "No cumplí con el plazo porque subestimé la complejidad" en lugar de "No cumplí con el plazo porque me asignaron demasiados otros proyectos".

Las investigaciones sobre la recuperación de la confianza ofrecen una guía clara al respecto. En el caso de errores relacionados con la competencia, disculparse y asumir toda la responsabilidad contribuye a recuperar la confianza. La idea clave: las personas consideran que la competencia es mejorable, por lo que reconocer el error indica que aprenderás y lo harás mejor la próxima vez.

Además, es fundamental mantener la calma y ser profesional al admitir un error. Las investigaciones sobre la expresión emocional sugieren que mostrar emociones intensas (ira, vergüenza o angustia) al explicar errores puede reducir la percepción de veracidad. Por el contrario, una actitud neutral y profesional indica credibilidad.

Ven con una solución

Antes de hablar con tu jefe, piensa en las opciones para abordar el error. Estructura tu conversación en torno a tres elementos: qué sucedió, por qué sucedió y qué estás haciendo al respecto. Por ejemplo: "Envié la propuesta al destinatario equivocado. Tenía prisa y no revisé la dirección de correo electrónico. Ya contacté con nuestro equipo legal para los próximos pasos y redacté los puntos de discusión por si la competencia se pone en contacto. ¿Qué más debería hacer?"

Este enfoque demuestra que no le estás dejando el problema a tu jefe. Te estás haciendo cargo de solucionarlo.

Demuestra que has aprendido (no les pidas que te enseñen)

Después de explicar el error y tu plan para solucionarlo, menciona brevemente qué harás diferente la próxima vez sin convertirlo en una pregunta. Por ejemplo: "De ahora en adelante, añadiré un paso de verificación de 30 segundos antes de enviar cualquier material dirigido al cliente para asegurarme de que llegue al destinatario correcto".

Esto demuestra que ya has reflexionado sobre el error y te has hecho cargo de evitar que vuelva a ocurrir. No le estás pidiendo a tu jefe que te enseñe en un momento en el que probablemente esté frustrado. Le estás demostrando que puedes aprender de la experiencia sin necesidad de que te guíen.

Si tu jefe te ofrece orientación adicional, escúchalo atentamente y toma nota. Demuéstrale con tus acciones en las próximas semanas que has asimilado la lección. Cumple meticulosamente con todo lo que te has comprometido a hacer.

Avanzando

La próxima vez que cometas un error, recuerda que la incomodidad temporal de una conversación honesta supera la ansiedad constante de esperar que tu error permanezca oculto. Tu jefe no está evaluando si eres perfecto. Está evaluando si eres alguien que asume los problemas, aprende rápido y en quien se puede confiar cuando las cosas salen mal.

Con información de Forbes US.