Empresas en alerta: síndrome de Peter y burnout amenazan la seguridad laboral
El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo permite conversar sobre los riesgos ocultos en el bienestar laboral.

Más allá de los riesgos tradicionales, las organizaciones se enfrentan hoy al desafío urgente y complejo de proteger no solo la integridad física, sino también mental, de sus equipos de trabajo. En este sentido emergen dos fenómenos que se constituyen como amenazas silenciosas pero poderosas a atender: el síndrome de Peter y el burnout.

El Síndrome de Peter, descubierto en la década de 1960 por el sociólogo Laurence J. Peter, describe la situación en la que las personas son promovidas a roles de mayor responsabilidad hasta alcanzar su nivel de incompetencia. Esta situación no solo impacta en el desempeño, sino que también puede comprometer la seguridad laboral, ya que los empleados pueden encontrarse realizando tareas para las cuales no están adecuadamente formados y capacitados.

A su vez, el burnout, un término que surge en la década de 1970 de la mano del psicólogo Herbert Freudenberger, refiere a un estado de agotamiento físico, emocional y mental debido a la exposición prolongada al estrés laboral. Los síntomas incluyen fatiga crónica, falta de concentración, irritabilidad y desmotivación, lo que puede incrementar el riesgo de accidentes y errores en el lugar de trabajo.

Ambos fenómenos están intrínsecamente ligados a la seguridad y la higiene laboral. Las personas que experimentan el Síndrome de Peter pueden sentirse abrumadas por las demandas de su nuevo rol, lo que afecta su capacidad para tomar decisiones seguras y adecuadas. Por otro lado, aquellos que sufren de Burnout pueden descuidar medidas básicas de seguridad debido a la falta de concentración y motivación. Cabe destacar que  en los últimos años, Argentina se ha  convertido en el país con mayor cantidad de trabajadores “quemados”,  liderando el ranking de la región.

Ante esta realidad, las empresas deben adoptar medidas proactivas para prevenir y mitigar estos riesgos. Consideramos que una evaluación exhaustiva de las capacidades y competencias de las personas antes de asignarles responsabilidades, así como la implementación de programas de bienestar que promuevan el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, constituyen buenas prácticas.

Además, es fundamental fomentar una cultura organizacional que priorice la salud y el bienestar de los empleados, brindando apoyo emocional y recursos para gestionar el estrés laboral de manera efectiva. Solo así las empresas podrán garantizar un ambiente seguro y saludable para todos sus empleados, fortaleciendo tanto su desempeño como su compromiso con la seguridad en el trabajo.

En conclusión, esta fecha no solo debe ser un recordatorio de la importancia de cumplir con normas y protocolos de seguridad, sino también una oportunidad para abordar de manera integral los desafíos que plantean el Síndrome de Peter y el Burnout en las organizaciones modernas. 

La seguridad laboral no solo se trata de evitar accidentes, sino de proteger la salud y el bienestar de quienes hacen posible el funcionamiento de las empresas.


 

*La columna fue escrita por Marcela Mosca, socia fundadora de Eunoia Consultora