Forbes Ecuador
Verónica Gavilanes
Liderazgo
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Verónica Gavilanes asume la Gerencia General adjunta de Banco Sol en La Paz. 29 años de experiencia en el mundo financiero ecuatoriano son su carta de presentación. Asegura que el liderazgo consiste en un aprendizaje constante.

17 Enero de 2022 08.14

Usted tiene 29 años en el sistema financiero. ¿Qué significa eso ahora que inicia una nueva etapa profesional?

Siempre he sido convencida de que los servicios financieros tienen un poder transformador y deben cumplir un propósito: que las personas mejoren sus condiciones de vida. Los servicios financieros pueden ayudar a que la gente cumpla sus metas porque enseñan a administrar las finanzas de las personas y de las empresas. El sector financiero ayuda al progreso, permite tomar mejores decisiones y genera transformación en la economía.

¿Cómo veía al sector financiero cuando empezó su carrera?

Yo ingresé a la banca cuando estaba en segundo año de Administración de Empresas en la Universidad Central del Ecuador. Siempre me llamó la atención, lo veía como un espacio para desarrollarme profesionalmente ya que estaba en plena expansión. Ahora el sistema financiero es muy grande y si bien hemos atravesado crisis, pienso que la actuación ética es clave. He procurado siempre servir con ética desde mis inicios hasta ahora que estoy en la alta dirección.

¿Cómo le marcó profesionalmente la crisis de 1999 y la implementación de la dolarización en 2000?

Fueron momentos desafiantes. En 1999 era Gerente de la matriz de Banco Amazonas y tuve que asesorar a empresas que eran clientes; fueron momentos de incertidumbre, de desconfianza. Esos momentos nos enseñaron la importancia de la responsabilidad. Pienso que hoy el sistema financiero es sólido, robusto, responsable y confiable.

¿Qué enseñanzas le han dejado esos momentos de incertidumbre?

Soy una persona resiliente y aunque el término esté trillado, es vital para avanzar como personas y como profesionales. Nos ayuda a aprender de situaciones complicadas, de los desafíos. Estoy convencida del poder del lenguaje, de la manera en la que comunicamos nuestras ideas y por eso no hablo de problemas, sino de desafíos; además a los equipos siempre les pregunto ¿qué aprendimos? ¿qué funcionó y qué no?. Eso es parte de darle un nuevo significado a las situaciones desafiantes, es un proceso de aprendizaje y de mejora. Por eso siempre digo que soy una aprendiz permanente. Las situaciones dolorosas sacan lo mejor de nosotros, nos enfrentan a quienes somos y nos permiten sacar todos nuestros recursos internos para salir adelante.

¿Usted se considera una líder?

Si, primero porque me he liderado a mí misma. El liderazgo es inspirar, es influir de manera positiva y lograr un cambio en favor de la sociedad. El liderazgo femenino, del que me siento muy orgullosa, es integral porque contribuye con los demás y holístico porque abarca lo profesional y lo humano. Siento que he dado los pasos para avanzar, en mi familia ni mi madre ni mi abuela fueron a la universidad y he sido testigo de la incursión de la mujer en cargos gerenciales. En mi primer cargo como gerenta en Banco Pichincha reemplacé a hombres y los clientes no me creían que yo estaba a cargo por ser mujer y joven. En ese momento confiaba en mis capacidades, me ganaba la confianza, usaba una sonrisa y las relaciones fluían. Hoy cada vez hay más mujeres líderes.

¿Y cómo comparte ese liderazgo con los equipos de trabajo?

Liderazgo no es más que inspirar a los demás para que crean en sí mismos. También es formar y ser estratégico. Inspiro con el ejemplo y compartiendo lo que conozco como profesional. Conocimiento que adquiero, lo comparto. El liderazgo también es saber comunicar.

¿Y qué opinaban los colegas al verla crecer?

En cargos estratégicos hay que sumar valor y el talento no tiene género. Pero hay que reconocer que hay menor participación de la mujer en la alta dirección y la voz de la mujer es importante porque agrega valor, porque tiene otra forma de mirar la vida y en una mesa directiva eso es un aporte importante para tener mejores decisiones y mayor capacidad de análisis.

¿En los altos cargos también se comparte el aprendizaje?

Totalmente y es muy enriquecedor. A las mujeres hay que darles espacio en la parte estratégica. Yo he tenido oportunidades y las he aprovechado para crecer. A veces las mujeres no aplican para ciertos cargos porque creen que no están preparadas, pero hay que lanzarse sin ser perfectos y en el camino se va aprendiendo. Dar un paso y seguir creciendo, seguir sumando competencias. (I)

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