Hay razones de peso para considerar a la San Francisco World Spirits Competition como la premiación más importante del sector. Nació en el año 2000 y es la más antigua y numerosa de su tipo en Estados Unidos. Cada año, en la ciudad que le da nombre, convoca a más de 60 expertos en bebidas que participan de una cata a ciegas con miles de licores, provenientes de todas las categorías y de distintos puntos del mundo. Las medallas que entrega valen mucho más que un simple reconocimiento: pueden cambiar el destino de una marca.
El fin de semana pasado, en el norte de California, la SFWSC entregó sus máximos premios durante el Top Shelf, un evento anual que se extiende durante tres días. El cierre es una gala de etiqueta en la que se anuncian los galardones al Mejor de la Feria en cada categoría principal de licor. Podría decirse que es una especie de "Óscar de las bebidas alcohólicas". El premio más deseado es el del whisky, no solo por tratarse de una categoría muy reconocida, sino también por la competencia feroz que se repite cada año. En 2025, el certamen recibió literalmente miles de inscripciones de marcas provenientes de seis continentes.
Este año, el Rosebank 31 fue elegido como el mejor whisky de malta. Se trata de un single malt único, de una expresividad excepcional, elaborado en las Tierras Bajas de Escocia. Pero no proviene de una destilería cualquiera. La histórica planta que lo produce es conocida, muchas veces, como la "Reina de las Tierras Bajas". Hay varios motivos que la vuelven especial. Pero antes, vale la pena entender por qué este whisky en particular logró cautivar al jurado en San Francisco.
Este whisky de 31 años, madurado en una combinación de barricas de bourbon y botas de jerez de segundo uso, despliega un aroma brillante a limón con notas de almendra confitada. Según los resultados de la cata, su textura sedosa en boca ofrece sabores a frutas de huerto, entrelazados con toques de azúcar, uva y grosella. El final, de duración media a larga, revela melocotón dulce y un delicado matiz terroso y herbáceo, con un intenso sabor umami.
En lo personal, lo más atractivo del Rosebank 31 es el contraste entre la vivacidad de su aroma y la untuosidad inesperada que se percibe en su cuerpo, con 96,2 grados de alcohol.
De cualquier modo, este reconocimiento llega en un momento especialmente significativo para los 185 años de historia de Rosebank. Después de haber cerrado en 1993, este lugar emblemático de las Tierras Bajas reabrió al público el año pasado, tras una renovación que llevó cuatro años y estuvo a cargo de sus nuevos dueños: Ian Macleod Distillers. Cuando esta empresa familiar compró el terreno y la marca registrada —en operaciones separadas— también incorporó valiosas barricas de whisky de aquella época.
Ahora salieron al mercado como parte de la Trilogía Rosebank Legacy. Además del ganador del premio Best In Show, la serie incluye un whisky de malta de 30 años y otro de 32. Son los últimos lanzamientos elaborados con barricas anteriores a 1993 que todavía conserva la destilería.
"La recuperación de Rosebank fue un compromiso con uno de los estilos de whisky más admirados de Escocia", declaró Leonard Russell, presidente y dueño de Ian Macleod Distillers. "Ver un whisky de su época de silencio nombrado el mejor del mundo es profundamente significativo. Honra a quienes elaboraron el whisky original y a quienes ayudaron a revivir la destilería", agregó.
La reactivación no fue sencilla. La empresa, que también es dueña de las destilerías Tamdhu y Glengoyne, invirtió —según se informó— US$ 105 millones en la puesta en marcha del sitio y su centro de visitantes. Entre otras cosas, hubo que reemplazar los enormes alambiques de cobre, robados del lugar en 2008. Como Rosebank es conocida por su triple destilación —a diferencia del estándar de doble destilación en el whisky escocés—, hizo falta incorporar un 50 % más de equipos de lo habitual.
El estilo de la casa también se basa en el uso de condensadores de serpentín. Hoy, esta técnica —poco frecuente en la elaboración del whisky escocés— resulta menos eficiente, pero da como resultado un single malt más intenso y con mayor cuerpo. Para preservar ese carácter, en Ian Macleod decidieron seguir utilizando estas piezas tradicionales en la destilería.
¿Logrará mantener la consistencia de este whisky legendario? Habrá que esperar. El destilado recién empezó a añejarse en barrica en junio de 2023 y, por ley, ni siquiera puede etiquetarse como whisky escocés hasta, por lo menos, mediados del próximo año. Y viendo el cuidado y la dedicación que sus dueños pusieron en preservar la marca, no parece que vayan a apurarse en embotellar el Rosebank 2.0. Por suerte, todavía hay stock disponible del Rosebank 31 para disfrutar mientras tanto. Hoy se vende por unos US$ 2000 la botella. Haber ganado el primer premio en la San Francisco World Spirits Competition podría hacer que ese precio parezca una ganga en muy poco tiempo.
*Con información de Forbes US