Mercedes Córdova es una comunicadora con 25 años de experiencia. Hace 15 decidió fundar su propia empresa para manejar así sus propios horarios, antes había trabajado en televisión en programas de entretenimiento y noticias. El negocio lo empezó con una computadora, un escritorio y US$ 1.500. En la actualidad es cabeza de dos agencias, MC Comunicaciones y Nominis, que juntas cuentan con una cartera de 40 clientes, 28 empleados de planta y llegan a facturar US$ 1 millón al año. En 2019 fueron los representantes en el Ecuador de WorldCom, considerada la red más grande de relaciones públicas en el mundo.
En su hogar, comparte con su esposo, sus dos hijas y dos mascotas: Perla y Bruno. Este último forma parte del hogar derivado de una historia peculiar, a su hija Camila, quien tiene 18 años, se le murió en un accidente una perrita Beagle de nombre Mya, eso la afectó mucho. Era pandemia y Mya se había convertido en el soporte emocional de la joven, pues la ayudó a superar traumas de ansiedad y angustia que se le generaron por el encierro.
"Con el fallecimiento de su mascota recayó, entonces decidimos, con mi esposo, que para su cumpleaños le regalaríamos otro y así llegó Bruno a nuestras vidas, el 14 de febrero de 2022. El nombre se lo puso Camila y desde ese día la sonrisa volvió a su rostro. Como llegó a la casa con apenas dos meses, Camila no quería que se quedara en casa mientras ella iba a la universidad, así que yo lo llevaba conmigo a la oficina, se pasaba de brazo en brazo, ahora es parte del equipo y tiene hasta le han hecho stickers.
"Por su parte, Perla, una french poodle, había llegado a la casa cuatro años antes. La hermana , la había traído de España, pero cuando tuvo que volver no se la pudo llevar, así que se quedó en Quito. Tiene 14 años, es muy tranquila y, como dice Córdova, tiene muy claras las reglas de la casa. Duerme en la cocina y es muy respetuosa de los muebles y espacios, mientras que Bruno es todo lo contrario.
“Mi esposo mima demasiado a Bruno, le consiente en todo, para él no hay reglas hasta el punto que le permite recostarse con nosotros hasta la hora que decide irse a dormir con Camila, mientras que Perla toda educada se queda en su cama. Como todavía es bebé es un terremoto, muy juguetón, eso sí no es destructor. Está enamorado de Perla, no la deja en paz, podemos decir que le ha dado vida, aunque hay veces que no lo soporta y le gruñe.
“Mi otra hija Juliana quiere un gato, pero no le podemos dar gusto porque Perla odia todo lo que se mueve, gatos, pájaros, conejos". (I)
