En agosto de 2021, los inversores de las biotecnológicas Moderna y BioNTech vivían su mejor momento. Ambas compañías ganaban miles de millones de dólares gracias al éxito de sus vacunas contra el Covid, mientras los gobiernos de todo el mundo impulsaban la vacunación y se hacían cargo de los costos. Las acciones de las dos firmas alcanzaron su pico el 9 de agosto de ese año, con una capitalización bursátil combinada de US$ 304.000 millones. Moderna, con US$ 195.000 millones, valía más que Merck, a pesar de que esta última triplicaba sus ingresos.
En ese momento, Forbes identificó a ocho multimillonarios ligados a ambas compañías, con un patrimonio neto combinado de US$ 116.000 millones. Entre ellos estaban los hermanos gemelos Andreas y Thomas Struengmann, primeros inversores de BioNTech, que llegaron a acumular US$ 31.000 millones cada uno en acciones. También figuraba el presidente de Moderna, Stephen Hoge, con un patrimonio neto de US$ 2.600 millones.
Hoy casi no queda nada de aquel auge. Golpeadas por la fuerte caída en las tasas de vacunación y por la decisión de los gobiernos de dejar de financiar sus compras, las acciones de Moderna y BioNTech cotizan 95 % y 78 % por debajo de sus máximos, respectivamente. De los ocho multimillonarios que surgieron en ese momento, cinco todavía integran el club de las tres comas, pero su fortuna se redujo a menos de un tercio de lo que supieron tener: ahora suman en total US$ 28.800 millones.
Las malas noticias continuaron para las empresas con la llegada de Robert F. Kennedy Jr., un escéptico declarado de las vacunas, a quien Donald Trump designó como secretario de Salud y Servicios Humanos, con autoridad sobre la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Desde que asumió el cargo en febrero, desató el caos que muchos anticipaban: despidió a miles de empleados federales del área de salud, entre ellos al director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), y echó a los 17 integrantes del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP), el organismo que emite recomendaciones sobre el uso de vacunas. Luego los reemplazó por un panel seleccionado a dedo, con mucha menos experiencia, que incluye a dos opositores reconocidos a las vacunas contra el Covid.
"Tras las elecciones, cuando RFK fue elegido definitivamente, el sector sufrió una corrección drástica", afirmó Yaron Werber, analista senior de biotecnología del banco de inversión TD Cowen. "Y desde entonces, cada vez que se ha debatido sobre las vacunas contra el Covid, se han producido correcciones".
A pesar de las promesas que surgieron durante la pandemia sobre nuevas vacunas de ARNm para tratar enfermedades como el VIH o la gripe, tanto Moderna como BioNTech siguen dependiendo casi por completo de las vacunas contra el Covid. El 95 % de los US$ 3.200 millones que ingresó Moderna el año pasado provino de la venta de esas vacunas. En el caso de BioNTech, el porcentaje fue del 88 % sobre un total de US$ 3.000 millones.
"Incluso antes de que RFK se hiciera notar, no se veía un uso excesivo de las vacunas contra el Covid", sostuvo Evan Seigerman, analista senior de biotecnología y farmacia en BMO Capital Markets. Las acciones de Moderna y BioNTech empezaron a caer entre fines de 2021 y 2022, al mismo tiempo que bajaban las tasas de vacunación en Estados Unidos. Para octubre de 2022, solo el 34 % de la población había recibido una dosis de refuerzo, una baja significativa frente al 80 % que había recibido al menos una dosis. A nivel global, apenas el 32 % de las personas había recibido al menos una dosis de refuerzo para diciembre de 2023, en contraste con el 67 % que recibió las vacunas iniciales, según la Organización Mundial de la Salud.
La aplicación de dosis de refuerzo siguió en niveles bajos. Según datos de los CDC, para agosto de 2024, solo el 23 % de los estadounidenses había recibido una dosis de refuerzo contra el Covid correspondiente a la temporada 2023-2024. Entre los adultos mayores, que tienen mayor riesgo frente a la enfermedad, la cifra tampoco fue mucho más alta: apenas el 40 % de los mayores de 65 años recibió la dosis de refuerzo el año pasado.
Las políticas del gobierno de Trump seguramente harán que esas cifras bajen aún más. En agosto, la FDA aprobó las versiones más recientes de las vacunas contra el Covid de Moderna y BioNTech, pero limitó su aplicación a mayores de 65 años. Para las personas más jóvenes, la recomendación es que se vacunen solo si tienen un alto riesgo de sufrir complicaciones graves por la enfermedad. Esto marcó un giro respecto a la política anterior, que permitía la vacunación para todos los adultos. El 19 de septiembre, el nuevo y menos convencional Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) estuvo cerca de imponer la exigencia de una receta médica para todas las vacunas contra el Covid, lo que habría dificultado aún más el acceso a las dosis de refuerzo de rutina. Finalmente, el panel optó por no avanzar con esa medida.
"La forma en que estas vacunas se distribuyen al público es muy diferente a la aprobación tradicional de un medicamento", explicó Myles Minter, analista de biotecnología de la firma de corretaje William Blair. "Se obtiene la aprobación de la FDA, pero luego se deben obtener recomendaciones del ACIP, que son adoptadas por los CDC y permiten a los pagadores cubrir esas vacunas".
En agosto, Moderna ajustó su pronóstico de ventas para 2025, con una estimación de entre US$ 1.500 y US$ 2.200 millones, lo que implicaría una caída del 32 % respecto del año pasado, si alcanza el extremo superior del rango. BioNTech, por su parte, proyecta ingresos para este año de entre US$ 2.000 y US$ 2.600 millones, lo que también representaría una baja del 20 % en comparación con 2024, en el mejor de los casos.
"Con este comienzo difícil de la temporada de vacunas, diría que la mayoría de la gente piensa que [Moderna] probablemente estará en el extremo inferior", señaló el analista de TD Cowen, Tyler van Buren.
Moderna parece estar más expuesta a una recesión que BioNTech. Desarrolló su vacuna contra el Covid por cuenta propia, mientras que BioNTech se asoció con el gigante farmacéutico Pfizer. Aunque ambas compañías dividieron las ganancias en partes iguales, ese acuerdo también redujo el riesgo para BioNTech. Moderna, además, depende en mayor medida del mercado estadounidense, que representó el 56 % de sus ventas de vacunas el año pasado. En cambio, el 37 % de los ingresos de BioNTech y Pfizer provino de Estados Unidos. Estos dos socios también lideran ese mercado, con cerca del 60 %, mientras Moderna quedó por detrás con aproximadamente el 40 %. Además, Pfizer y BioNTech firmaron contratos plurianuales con varios gobiernos europeos, lo que les aseguró más del 80 % del mercado en esa región.
BioNTech y Moderna también tomaron caminos distintos con los miles de millones de dólares en efectivo que acumularon durante los años de mayor demanda de vacunas. Desde 2021, Moderna destinó US$ 5.300 millones a la recompra de acciones, una decisión que, con el diario del lunes, no fue la más acertada. Además, invirtió cerca de US$ 16.200 millones en investigación y desarrollo en ese mismo período. Como resultado, a junio pasado le quedaban apenas US$ 7.500 millones en efectivo y activos financieros en su balance.
¿Habría hecho algo distinto la conducción de Moderna si hubiera sabido cómo evolucionaría la demanda de vacunas contra el Covid? "Probablemente sí", respondió Andersen, de Morningstar. "No creo que hubieran recomprado acciones".
BioNTech fue algo más cautelosa. Para junio, todavía tenía US$ 19.000 millones en efectivo e inversiones, casi la misma cifra que los US$ 19.500 millones con los que contaba en 2023, a pesar de haber destinado US$ 8.900 millones a investigación y desarrollo. A diferencia de Moderna, solo destinó US$ 1.800 millones a recompras de acciones y unos US$ 520 millones al pago de un dividendo extraordinario en 2022.
"[BioNTech] tiene un balance general mucho mejor. Gastan mucho menos efectivo porque también están asociadas con otras empresas", explicó Werber, de TD Cowen.
También tienen una cartera más diversa. BioNTech, que fue fundada por oncólogos, volvió a enfocarse en el desarrollo de tratamientos contra el cáncer. El año pasado invirtió US$ 800 millones en la compra de la biotecnológica china Biotheus, que produce un anticuerpo llamado BNT327, diseñado para estimular el sistema inmunológico y atacar células cancerosas. La compañía firmó un acuerdo con Bristol Myers Squibb, que le pagó US$ 1.500 millones por adelantado para comercializar ese producto. Compartirán ganancias y pérdidas en partes iguales, del mismo modo que BioNTech lo hizo con Pfizer en la vacuna contra el Covid. Ese esquema le permite limitar los riesgos.
"A los inversores no les gustaría volver a pensar en las vacunas contra el Covid ni en las vacunas respiratorias", señaló Daina Graybosch, analista de biotecnología de Leerink Partners. "Les gustaría mucho pensar en esta cartera de oncología".
Aunque Moderna tiene un pequeño programa en oncología, su foco sigue puesto en las vacunas respiratorias. Más allá de su vacuna contra el Covid, su único producto en el mercado es una vacuna contra el VRS, un virus que afecta la nariz, la garganta y los pulmones. Sin embargo, tanto esa vacuna como la versión combinada que incluye gripe y COVID-19 enfrentaron trabas por parte de la FDA y los CDC. Eso impactó directamente en las ventas: desde su aprobación en mayo de 2024, Moderna apenas generó US$ 27 millones con la vacuna contra el VRS.
"Durante mucho tiempo se consideró que RSV sería una franquicia de gran éxito, [pero] lo que hemos visto es una recomendación muy, muy restrictiva", señaló Minter, de William Blair.
A pesar de los intentos por diversificarse y reducir la dependencia de la vacuna contra el Covid, el futuro de ambas compañías sigue atado a los vaivenes del presidente Trump. Alcanzaron su punto más alto gracias al Proyecto Warp Speed. Hoy sienten el impacto de tener a un antivacunas como secretario de Salud. Pero, en la lógica de Trump, todo puede cambiar de un día para el otro. O como lo resumió Graybosch, de Leerink Partners: "Si Trump despierta y decide que va a ganar un premio Nobel por el Proyecto Warp Speed y despide a RFK, estoy seguro de que las acciones subirán".
*Con información de Forbes US.