Cuando Masha Bucher lanzó Day One Ventures en 2018, era una de las dos únicas socias generales entre 157 fondos nuevos en Estados Unidos. Desde el comienzo, su objetivo fue conectar la tecnología con la sociedad, no solo con capital, sino también con arte, narrativa y cultura.
Day One respalda a fundadores en etapas iniciales con una filosofía enfocada en el cliente. Busca acelerar la adopción masiva de tecnologías capaces de resolver algunos de los problemas más urgentes de la humanidad. "El objetivo es encontrar las ideas más transformadoras posibles", afirma Bucher. Apoyan a jóvenes emprendedores con misiones claras, trayectorias poco convencionales y un nivel de compromiso extremo.
Hoy, varios de ellos están transformando las industrias de salud y biotecnología, e impulsan avances que podrían cambiar el futuro de la medicina, la longevidad y el potencial humano.
Superpotencia: democratizar la atención sanitaria preventiva
Uno de esos fundadores es Max Marchione, cofundador de Superpower, la primera superaplicación de salud del mundo. Con el servicio de análisis de biomarcadores más completo del mercado, Superpower busca ofrecer atención médica proactiva, preventiva y personalizada para todos. "La mayoría de la gente sabe más sobre el menú de su cafetería local que sobre lo que sucede en sus propios cuerpos", dice Marchione.
La propuesta es simple, aunque ambiciosa: brindar información médica de calidad, equivalente a la de un estudio de US$ 100.000, pero a precios accesibles. Superpower bajó recientemente su tarifa a US$ 199 y permite a los usuarios acceder a todos sus historiales médicos desde un solo lugar.
Bucher lo define como un emprendedor excepcional, capaz de unir conocimientos técnicos con sensibilidad. "Max destaca porque su propia historia le inspira una auténtica empatía por el consumidor. Sabe más sobre salud y longevidad que nadie que haya conocido, pero lo traduce en algo que la gente realmente desea. Eso es poco común en el sector de la salud del consumidor", agrega.
Para Marchione, el futuro de la atención médica debería parecerse a una marca que la gente quiera. "La salud es una herramienta para el desarrollo humano", sostiene. Lo que más lo entusiasma del sector no es solo la velocidad con la que avanza, sino que cada vez sea más accesible. "Los próximos años se centrarán en prevenir enfermedades, no en tratarlas", señala.
Otra tendencia fuerte que identifica es la mayor confianza en la IA frente a los sistemas tradicionales de salud. A medida que los pacientes se vuelven más escépticos ante las instituciones ya establecidas, empiezan a buscar respuestas, transparencia y confianza en la tecnología.
Recuperar la confianza y la transparencia en el seguro de salud
Max Kauderer, cofundador y director ejecutivo de Yuzu Health, está cuestionando uno de los puntos más débiles del sistema de salud estadounidense: los seguros médicos. La estructura de atención médica para empresas no tiene sentido. Las compañías pagan de más y, aun así, sus empleados no reciben la atención que necesitan. Yuzu está desarrollando una infraestructura que busca revertir esta lógica. Construye un sistema operativo para aseguradoras de salud que permite a las empresas ofrecer planes adecuados y, a la vez, garantizar una atención mejor y más accesible para los trabajadores.
Kauderer cree en atacar la raíz del problema y no solo los síntomas. Recuerda que, en sus orígenes, el seguro de salud era simple y se basaba en la confianza entre proveedor, paciente y pagador. Pero con el tiempo, los incentivos desalineados dieron lugar a actores maliciosos, y la complejidad volvió al sistema opaco. "Si querés hacer algo significativo en la atención médica, tenés que reconstruir las partes más aburridas antes de poder hacer las piezas realmente geniales e interesantes", afirma.
Masha Bucher, fundadora y socia general de Day One Ventures, define a Kauderer como "imparable: siempre avanzando, pero con una precisión increíble. Piensa en cada detalle, y su equipo refleja esa disciplina. Se comunican con claridad, toman decisiones en conjunto y avanzan con rapidez".
Uno de los inversores de Yuzu, Joshua Browder, fundador y director ejecutivo de DoNotPay, coincide con esa mirada. "Me encanta respaldar proyectos que no entusiasman a la gente", afirma, y agrega que la IA está generando oportunidades completamente nuevas en el sector de los seguros que antes no existían.
Pilgrim: Llevando la biotecnología al campo de batalla
Con apenas 21 años, Jake Adler, fundador de Pilgrim, está rompiendo las reglas de la biotecnología. Su empresa desarrolla, valida e implementa tecnología lista para ser usada en el campo de batalla. Es una apuesta ambiciosa, alineada con su disposición a asumir riesgos. En una demostración que se volvió viral, Adler se cortó la pierna para probar la eficacia de uno de sus desarrollos. Poco después, recibió US$ 4,3 millones de Peter Thiel y otros inversores.
"Lo reconocés al instante", dice Joshua Browder, uno de los primeros inversores en Jake y fundador y director ejecutivo de DoNotPay. "Cuando hablé con Jake por primera vez, me quedó claro que era uno de los fundadores más destacados. Su pasión era extraordinaria: dedicaba 30 minutos seguidos a profundizar en detalles técnicos complejos sin perder el ritmo. Además, su capacidad técnica es de primera clase. Es un ingeniero excepcional", señala.
Para Browder, Adler representa exactamente lo que busca en la próxima generación de emprendedores. "Apoyo a muchos fundadores jóvenes y suelo buscar desde el principio pruebas de que saben cómo crear y distribuir un producto. Jake tiene ese instinto", declara.
Masha Bucher coincide: "Aporta una intensidad a su misión que es imposible pasar por alto".
Cuando le preguntan cuál es el perfil ideal de un inversor, Adler no duda: "En la etapa inicial, buscás a alguien que apueste por vos. Masha lo hace de forma muy eficaz; es increíble apoyando al fundador. A medida que creces y conseguís financiación de Serie A o B, más te vale construir una empresa que admire, dirigida por alguien que haya pasado mucho tiempo en el mundo de la inversión".
Adler recuerda una charla clave con Browder, poco después de que este invirtiera en Pilgrim. Al pedirle un consejo, se sorprendió cuando Browder admitió que no recordaba con precisión el enfoque de la empresa. Adler lo desafió: ¿cómo podía invertir sin tenerlo claro? La respuesta fue directa: "Si mañana me dijeras que vas a empezar un negocio de lustrado de zapatos, te apoyaría de todas formas, porque creo en vos", dijo.
Cuando le preguntan qué es lo que más lo entusiasma sobre el futuro del sector, Adler es categórico. "Lo único que me importa es la traducción". "Con esto me refiero a trasladar la tecnología del laboratorio al paciente. Con la IA y los grandes modelos lingüísticos, podemos desarrollar con mayor rapidez y ofrecer soluciones a quienes las necesitan antes. Eso es lo único que me importa", advierte.
El futuro de la salud, la biología y la IA
Lo que más entusiasma a Bucher sobre lo que viene es la combinación entre salud e inteligencia artificial.
"Veo un enorme potencial en la aplicación de la IA al estudio del cerebro y al equilibrio del cuerpo humano", afirma. "Aún no entendemos mucho. Cuanto más aprendemos, más podemos ampliar el potencial humano", expresa.
Esa convicción tiene un componente personal. Vegetariana durante 15 años, Masha descubrió gracias a pruebas de Superpower que tenía una deficiencia de hierro que estaba acelerando su envejecimiento biológico. Con suplementos específicos y terapia intravenosa, su salud, estado de ánimo y productividad mejoraron de forma notable. "Un pequeño cambio me hizo sentir completamente diferente", dice. "El futuro consiste en poner estos conocimientos al alcance de millones de personas, para que la salud y el rendimiento no sean solo para unos pocos afortunados", cuenta.
Más allá de su cartera
Bucher también sigue de cerca a empresas que no forman parte de su cartera. Una de ellas sobresale con fuerza: Commure, a la que describe como "un cohete". La compañía desarrolla infraestructura de IA para sistemas de salud, y ya se integró con más de 60 historiales clínicos electrónicos (HCE), gestionando millones de interacciones con pacientes. Lo que la diferencia, según Bucher, es su modelo integrado. "No se limitan a entregar software; envían ingenieros a los hospitales para trabajar codo a codo con médicos y administradores. Así es como se modernizan sistemas que llevan décadas obsoletos", concluye.