El turismo se prepara para una década de expansión histórica. Según el World Travel & Tourism Council (WTTC), el sector generó en 2024 un total de 10,9 billones de dólares en producto bruto y 357 millones de empleos, lo que equivale a uno de cada diez puestos de trabajo en el planeta. Hacia 2035, la cifra crecerá en otros 91 millones, convirtiendo al turismo en el responsable de uno de cada tres nuevos empleos creados en el mundo.
Pero debajo de ese crecimiento imparable se esconde un problema estructural: el turismo global podría enfrentar una escasez de 43,1 millones de trabajadores, un déficit equivalente al 16% de la fuerza laboral que necesitará para sostener su expansión. En otras palabras, el mundo está creando empleos turísticos a un ritmo que supera su capacidad de llenarlos.
Los más afectados por esta brecha serán China, con 16,9 millones de vacantes sin cubrir; India, con 11 millones; y la Unión Europea, con 6,4 millones. En términos relativos, las mayores tensiones se concentrarán en Japón, Grecia y Alemania, donde el envejecimiento poblacional y las bajas tasas de natalidad reducen drásticamente la oferta de mano de obra.
"El turismo ha demostrado ser uno de los motores más poderosos para el empleo y la inclusión económica", señaló Gloria Guevara, directora ejecutiva interina del WTTC. "Pero el éxito futuro dependerá de nuestra capacidad de atraer, formar y retener talento. No podemos permitir que el déficit de trabajadores erosione la promesa de prosperidad global que representa este sector".
El informe subraya que la pandemia de COVID-19 dejó cicatrices profundas. En 2020, el turismo perdió casi 70 millones de empleos, una contracción del 21% respecto al año anterior. Aunque la recuperación ha sido impresionante, con cifras récord en 2024, las secuelas son visibles: fuga de talento, menor atractivo de los trabajos presenciales y una generación joven más exigente con su calidad de vida.
Más de la mitad de los desafíos actuales del turismo, según el WTTC, están relacionados con la dificultad para atraer y retener empleados. Las nuevas generaciones, en particular la Generación Z, priorizan la flexibilidad, el bienestar y las oportunidades de desarrollo profesional. Sin embargo, la mayoría de los empleos turísticos siguen requiriendo presencia física y horarios poco previsibles. El resultado es una rotación constante: la permanencia promedio de un empleado en el sector es de apenas tres a cuatro años.
Empresas globales están reaccionando con estrategias de largo plazo. Marriott International, por ejemplo, lanzó un programa de liderazgo interno y una plataforma digital de aprendizaje donde más de 800.000 empleados completaron 37 millones de módulos de formación. Iberostar Hotels & Resorts colabora con más de 60 instituciones educativas para ofrecer formación dual, combinando teoría y práctica, mientras que la cadena india IHCL utiliza inteligencia de datos para diseñar planes de carrera personalizados y programas de bienestar que han elevado su tasa de retención al 80%.
La revolución tecnológica también redefine el trabajo. Más de la mitad de las empresas turísticas encuestadas ya incorporan inteligencia artificial en sus procesos o rediseñan funciones laborales para aprovechar su potencial. "La inteligencia artificial no reemplazará tu trabajo, pero la persona que sepa usarla sí podría hacerlo", advirtió Marsha Walden, presidenta de Destination Canada.
Para muchos líderes del sector, la automatización no es una amenaza, sino una oportunidad para elevar la productividad. "El impacto real llegará cuando las organizaciones empoderen a sus equipos para reimaginar productos y servicios usando sistemas inteligentes", afirmó C.A. Clark, vicepresidente de IA en Miles Partnership. El WTTC prevé que esta transformación impulsará la creación de nuevos roles especializados, desde diseñadores de experiencias inmersivas hasta analistas de datos de viaje o expertos en sostenibilidad digital.
Sin embargo, la brecha de habilidades sigue siendo profunda. Casi la mitad del déficit proyectado corresponde a empleos de baja calificación, especialmente en hotelería, gastronomía y servicios operativos. Pero el problema se extiende también a los niveles medios y altos: el turismo necesita desde personal de mantenimiento hasta directivos capaces de liderar equipos en entornos globales y digitalizados.
La industria hotelera es una de las más vulnerables. Se estima que para 2035 habrá una escasez de 8,6 millones de trabajadores en el sector, un 18% menos de los que demandará el mercado. Japón y Alemania encabezan la lista de países más afectados, con brechas que rondan el 30% y el 27%, respectivamente.
Algunos gobiernos están implementando políticas activas para mitigar el problema. En Australia, el programa Pacific Australia Labour Mobility permite contratar trabajadores de nueve islas del Pacífico para cubrir la demanda estacional en el sector turístico. En su primera fase, ya integró a más de 800 empleados en cadenas hoteleras del país.
El informe del WTTC advierte que ninguna empresa ni gobierno puede resolver esta crisis por sí solo. Propone una estrategia coordinada basada en tres pilares: educación, políticas públicas y colaboración entre el sector privado y las instituciones académicas.
Entre las medidas recomendadas destacan atraer a más jóvenes mediante programas vocacionales, promover carreras turísticas en la educación secundaria, facilitar la progresión profesional dentro de las empresas, ofrecer condiciones laborales más inclusivas y competitivas, invertir en tecnología y ampliar la capacitación en habilidades digitales.
A nivel global, la carencia de habilidades tecnológicas y digitales aparece como la brecha más transversal, junto con la falta de pensamiento crítico y aprendizaje continuo. Estas competencias, consideradas esenciales para la próxima década, son precisamente las que muestran menor nivel de dominio entre los empleados actuales.
"El turismo está en una encrucijada entre la automatización y la demografía", concluye el informe. Por un lado, la revolución tecnológica redefine la productividad; por el otro, el envejecimiento poblacional y los cambios en las expectativas laborales obligan a repensar cómo se gestiona y se valora el trabajo.
En la próxima década, el éxito del turismo no se medirá solo por el número de visitantes o los ingresos que genere, sino por su capacidad de atraer y formar a los profesionales del futuro. Porque si el turismo va a crear millones de nuevos empleos, primero deberá asegurarse de que haya alguien dispuesto -y preparado- para ocuparlos.