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A propósito del propósito, el propósito une a la gente en relaciones de aprendizaje y amor, y además responde a la pregunta de para qué estoy aquí.

06 Enero de 2023 15.31

Al pasar de un año a otro, es usual e ideal revisar las metas en diferentes ámbitos que tienen como denominador común la reflexión personal de hacia dónde queremos llegar. Ya sea en el trabajo o en la familia, no hay forma de lograr un propósito si este no es el reflejo original, único y personal definido por y para uno mismo y que gira alrededor de la cuestión ¿Para qué estoy aquí?

En algunos casos replanteamos las promesas no alcanzadas en el año que se acaba a través de nuevos instrumentos para lograrlo, como dietas, ejercicios, medicina alternativa, nuevas carreras o cursos, emprendimientos, viajes, voluntariado, y, en fin, un sin número de planes que prometen las metas tan deseadas y que no siempre son bien planteadas, o peor, no son metas propias.

La mayoría de las veces se trata de promesas (el cómo) para llegar a nuevos resultados (el qué), pero pocas ocasiones reflejan una verdadera razón, o lo que Simon Sinek denomina como el “por qué” del Círculo de Oro (2014).  Sinek explica de forma simple y sencilla el impacto que el “por qué” de empresas y personas referentes han tenido en la sociedad.

En el ejemplo de Apple, Sinek contrasta la comunicación marketinera que típicamente expone las bondades de lo ofertado esperando un comportamiento del consumidor: creamos excelentes computadoras (qué) con hermoso diseño y fácil de usar (cómo) para que el cliente las compre (por qué), versus una comunicación inspiradora (que es la que en realidad aplica Apple), y gira alrededor de su razón de ser: creemos en desafiar al status quo y en pensar diferente (por qué) a través de productos intuitivos, de gran diseño y fácil uso (cómo) y por eso ofrecemos excelentes computadoras (qué). 

La gente compra debido a que cree en lo que las empresas creen (propósito) y no necesariamente por la calidad de lo que venden, del mismo modo que la gente se inspira por líderes en los que creen y no por los cargos que ostentan. No en vano Sinek expone de forma extraordinaria el impacto que lograra Mather Luther King a través de su discurso I have a dream (frase más relacionada con el liderazgo) en contraste con I have a plan (más común en la administración); ciertamente un tema fascinante para el desarrollo del talento.

En su definición formal, el liderazgo contiene tres componentes: metas, inspiración y valores, y pese a que estoy convencida de que además se trata de una disciplina del desempeño empresarial en la que lideres y equipos mejoran su integridad a través del servicio (De Paul, 2022), es prácticamente imposible lograrlo sin empezar por uno mismo. 

En una de las últimas clases del MBA, tuve el honor de acompañar a un gran profesor y líder de la gestión del talento del sector financiero, de quien tomo su impecable sencillez y fuerza acerca del liderazgo como “el alineamiento del propósito personal con el propósito empresarial” (Lafebre, 2022). Y es cierto. Y quiere decir que Independientemente de si nos interesa o no ser líderes en el trabajo, el aporte individual pesaría por ahí del 50%.

Curiosamente, aun pocas personas conocen cuál es su propósito en la vida, y menos podemos responder a la pregunta de quién soy.  Similar al círculo de oro existe un análisis de conocimiento personal que plantea responder a tres preguntas para entonces definir el propósito personal: 1. ¿Por qué hago lo que hago?, 2. ¿Cómo hago lo que hago? y 3. ¿Para qué soy bueno?

Las creencias responden a la primera pregunta y son la causa de nuestras emociones y comportamiento. Tomando en cuenta que toda creencia se puede cambiar ¿En qué creo? La segunda es la forma en que nos ve el resto, entre varios modelos ¿Me oriento a resultados, procesos, creatividad o comunicación?  Y la última, hace referencia a las habilidades profesionales y humanas que nos caracterizan y pueden desarrollarse en cualquier momento.

Hace algún tiempo mi propósito se centra en crear riqueza profesional a través de la pasión por aprender (porque creo en la educación), la autogestión (porque creo en la libertad individual) y el crecimiento personal (porque creo en el autoliderazgo). Este propósito se ha ido transformando para alinearse con otros propósitos de grandes profesionales con quienes me encanta crear valor y que hoy, compartimos el propósito de liderar con integridad y libertad. Y por supuesto todos los años hacemos promesas.

Sería interesante clarificar el propósito personal de las promesas o planes de éxito para el Año Nuevo. No solamente porque cada persona es responsable de su desarrollo de carrera y su liderazgo personal y por tanto esencial para aportar en sus trabajos, o por la emoción de una nueva etapa y planes frescos.  A propósito del propósito, el propósito une a la gente en relaciones de aprendizaje y amor, y además responde a la pregunta de para qué estoy aquí. (O)

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