¿Educar o impresionar?
¿Educación en negocios o negocios de la educación? No es solo un juego de palabras, sino una crítica legítima al riesgo de priorizar ingresos, métricas o prestigio sobre el propósito formativo. Si la educación empresarial tiene un fin exclusivo de mercado, su propósito puede ceder ante la apariencia. Y sin coherencia no hay transformación sostenible que sea posible.