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Enfocados en el ayer por lo que quisimos o en el mañana por lo que no queremos, nos habituamos a rechazar lo que no nos gusta y a quienes creen distinto, y por supuesto a aplaudir a lo que nos place y a quienes nos validan, y así, vamos por la misma cómoda rutina en el trabajo o en casa, perdiendo trenes para crecer. Quienes no los pierden, son los constantes que usan sus ganas para aplicar, aprender y sumar a otros. La habilidad ya la tenemos.

14 Septiembre de 2023 12.33

El sentido común suele ser el menos común de los sentidos, recuerdo decir a un profesor hace muchos años, y pese al tiempo, es una frase que me recuerda el poder de la distracción sobre las prioridades tales como respirar profundamente, escuchar, pensar, aprender, o simplemente aprovechar el momento que a veces pasamos por alto en favor del pasado que resiente o el futuro que preocupa. 

Mantenerse ocupados es una de las formas de frenar ideas depresivas del ayer o ansiosas del mañana y por eso el trabajo, el ejercicio, lectura, mediación o cualquier actividad que promueva estar en el presente, son medios para activar los sentidos y retomar conexiones significativas. A veces es necesario vaciar lo que ocupa espacio que resta para llenarlo con cosas que sumen.

 Para quienes disfrutamos del mundo de la educación, cada proceso desde el diagnóstico, rediseño, ejecución, evaluación y actualización de los programas es un potencial aporte. Por ejemplo, durante las clases se abre una oportunidad de poner en pausa al control de las distracciones para atender al intercambio de opiniones de estudiantes y profesores, crear conexiones, reflexionar, y potenciar la transferencia de nuevas oportunidades.

Por eso la educación a lo largo de la vida refleja su importancia en las agendas de organizaciones para el desarrollo; reportes de empleabilidad que urgen mejores competencias laborales; empresas líderes que incluyen en sus estrategias a la gestión del talento; o en los estándares de calidad de acreditadoras de educación en negocios.  Con seguridad estas fuentes resaltan la necesidad de profesionalización, y en especial de gente dispuesta a aprender para mejorar sus vidas y sus negocios, continuamente.

En Latinoamérica, el mercado laboral demanda el desarrollo de competencias como la comunicación, flexibilidad, resiliencia, creatividad, habilidades interpersonales y organizacionales, trabajo en equipo, resolución de problemas, lenguaje, liderazgo, gestión de datos, habilidades técnicas y gestión comercial (QS, 2022). A nivel global, se reporta un mayor interés de cursos en habilidades técnicas, liderazgo, comunicación, experiencia del cliente, y gestión de proyectos (Udemy, 2023), tendencia que también ocurre localmente en programas empresariales personalizados (Escuela de Empresas, 2023).

 Son cada vez más las empresas que implementan hace años una gestión del desempeño y cursos en gestión empresarial, ya sean internos o con la ayuda de universidades. Sin embargo, de acuerdo con las tendencias globales de capital humano, los temas (el qué estudiar) precisan además de un cambio de pensamiento (el cómo) para vislumbrar trabajos enfocados en habilidades antes que, en los roles de los descriptivos del puesto, la inclusión de la tecnología en servicio de la eficiencia de puestos, y la prioridad de necesidades del trabajo y las personas antes que la modalidad y lugar de trabajo (Deloitte Insights, 2023).

Con el fin de crear valor, parece que ese cambio de pensamiento es vital en aquellas empresas que centran su estrategia en la gestión del desempeño del talento. Probablemente, tendencias que serán más fuertes conforme siga creciendo una fuerza laboral joven que valora y busca el aprendizaje continuo, la digitalización, e impacto sostenible en los lugares que eligen para trabajar.

Paralelamente, la demanda individual por parte de profesionales, directivos o emprendedores también crece, pues si bien la relevancia de estudiar continuamente se encuentra bien cimentada en los reportes mencionados, la realidad también se palpa principalmente en el interés de los nuevos estudiantes que ingresan cada año por cuenta y motivación propia porque quieren lograr impacto. Seguramente un rasgo que tiene que ver con el liderazgo personal.

Los estudiantes de maestrías suelen tener diversas motivaciones (escalar puestos de decisión, mayores ingresos, mayor productividad, nuevos negocios o proyectos de valor, liderazgo, entre otros) pero sin duda su punto común para lograr impacto es la motivación para transferir lo aprendido en su realidad empresarial.  En educación ejecutiva suelen además buscar opciones para mejorar conocimientos o habilidades específicas en un área concreta, también siendo la aplicabilidad una motivación clave.

Es interesante reflexionar acerca de la intención de aplicar nuevos conocimientos en contextos empresariales o profesionales reales. De hecho, luego de más de 10 años de revisar estudios globales y los resultados de más de 1500 encuestas locales acerca de la transferencia de aprendizaje (learning transfer) en nuestro País, la motivación para transferir lo aprendido también es el factor que más aporta o limita su propia aplicación.

Desde los ensayos o entrevistas de postulación de candidatos a maestrías, así como reuniones para alinear expectativas de pedidos empresariales, pasando por la ejecución de clases, visitas empresariales, presentación de proyectos finales, o viajes internacionales; si es que los estudiantes manifiestan y cuentan con valoración y sentimientos de motivación para usar los conocimientos en su realidad empresarial, es mucho más probable que así suceda (Holton & Bates, 2020). Se trata de la motivación para...

Esta es una de las varias variables clasificadas en 3 categorías (características del estudiante, ambiente de trabajo y programas) clave de resaltarla por ser estrella de miles de estudios en el mundo, pero en especial por ser una oportunidad de recordarle a nuestro sentido común que es posible abandonar las distracciones para tomar decisiones que nadie más va a tomar por nosotros; depende de nuestras propias ganas y constancia.

Sin mucho sentido común, vivir en automático es una forma usual de conectar. Enfocados en el ayer por lo que quisimos o en el mañana por lo que no queremos, nos habituamos a rechazar lo que no nos gusta y a quienes creen distinto, y por supuesto a aplaudir a lo que nos place y a quienes nos validan, y así, vamos por la misma cómoda rutina en el trabajo o en casa, perdiendo trenes para crecer. Quienes no los pierden, son los constantes que usan sus ganas para aplicar, aprender y sumar a otros. La habilidad ya la tenemos. (O)

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