Cristina Caicedo nació en Quito hace 44 años y tiene una trayectoria poco convencional. Estudió Gestión Social en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, una carrera que escogió por convicción y sensibilidad hacia lo colectivo. Quería hacer proyectos sociales e impactar desde la acción, pero el camino y sus primeras pasantías la motivaron a aplicar este ímpetu en el lado empresarial. ¡Nunca ejerció su carrera!
Su primera experiencia fue en una multinacional. Ahí, el ritmo del consumo masivo, el dinamismo de los productos, el contacto con los clientes y el potencial de crecimiento rápido la empujaron hacia el área comercial. "Te vas apasionando por los alimentos y por el mercado" explica, en una entrevista con Forbes Ecuador. Luego, por el empleo de su esposo, se mudó a Estados Unidos y durante cinco años fue mamá a tiempo completo. Su segunda hija nació allá. El primero, de apenas cuatro meses, viajó con ella.
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Esa pausa le dio equilibrio. Vivió de cerca la infancia de sus hijos y, al regresar al país, tuvo nuevas perspectivas. Trabajó en Nutrivital, una compañía de granolas y barras de cereal; y en 2013 llegó, por una recomendación, a Bakels Ecuador, para liderar el área de marketing. Entró a un equipo pequeño, que reportaba a Perú y en poco tiempo su jefe dejó el puesto. Cuando le preguntó al líder regional quién vendría en su reemplazo, recibió una respuesta que aún recuerda: "¿por qué dudas de que serás tú?". Y así fue. En 2017 asumió la gerencia general. Pasó de no tener un solo colaborador a cargo, a liderar toda la operación nacional de una marca que había decidido invertir en Ecuador.
Bakels tiene un origen holandés, fue fundada en 1904 y su casa matriz está en Suiza. Opera en más de 40 países y cuenta con más de 20 plantas de producción. La ecuatoriana era, en ese momento, una de las más pequeñas y todo cambió después del terremoto de Manabí, en 2016. La planta regional estaba en Manta y, tras el desastre, la operación colapsó justo en el Día de la Madre, el fin de semana en que más tortas se venden en todo el país (más de medio millón). A pesar del desabastecimiento, los clientes no los cambiaron: esperaron. Esa fidelidad fue la señal que necesitó el grupo para invertir US$ 5 millones y construir una planta propia en Quito. Desde entonces, Bakels Ecuador reporta a la dirección de Latinoamérica, con sede en Brasil.
El 2 de enero de 2018 arrancaron operaciones desde su nueva casa. En solo tres meses, Caicedo armó los equipos financiero, logístico, de producción y de administración. Pasaron de un joint venture comercial con solo 15 personas a una compañía consolidada con 70 colaboradores. En 2024, produjeron casi 3.000 toneladas y tienen más de 200 SKU (productos diferenciados) activos. Atienden a más de 9.000 panaderías en todo el país, desde las más pequeñas de barrio hasta grandes cuentas como: cadenas industriales y marcas de cafetería. "Somos un negocio B2B, no vendemos en supermercados ni en tiendas. Nuestra marca no se ve, aunque estamos en cada pancito caliente".
Bakels fue la pionera en traer premezclas al país y esa sigue siendo su especialidad, asegura Caicedo. Producen mezclas listas para panadería y pastelería, que ahorran tiempo, estandarizan recetas, reducen errores y aumentan el tiempo de los productos en percha. Su planta tiene una capacidad instalada de entre 580 y 600 toneladas mensuales. Dentro de su portafolio están tortas famosas como la red velvet o de chocolate. Y complementan esa propuesta con productos húmedos como jaleas, que importan desde Brasil; y levaduras, esencias y cremas, que llegan desde China o Colombia.
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La innovación es otra de sus banderas. Cada año lanzan más de 10 productos nuevos. Uno de los más exitosos fue el tres leches en polvo: una premezcla que permite preparar jarabe añadiendo solo agua o leche. Al inicio fue difícil convencer al mercado, hoy venden más de cinco toneladas anuales. En 2019, obtuvieron la certificación de Buenas Prácticas de Manufactura. En 2021, lograron la ISO 22000 de inocuidad alimentaria. En 2023, recibieron el sello verde por sus normas de reciclaje. "Invertimos mucho en calidad, en proveedores calificados y en capacitación".
Aunque Ecuador sigue siendo la operación más pequeña en Latinoamérica, su cobertura por habitante supera a la de Brasil. Este año se esperan ventas superiores a US$ 12 millones, el doble de los US$ 5,6 millones que facturaron en 2016. El objetivo, según Caicedo, es seguir profesionalizando la industria. "Nuestros panaderos están despiertos desde las 3:00, trabajan muchísimo. Queremos facilitarles la vida, que puedan sentirse orgullosos y tener rentabilidad".
Caicedo comenta, antes de terminar la entrevista, que ofrecen desarrollos a la medida de grandes clientes. Si uno necesita una torta sabor a café con características específicas, su equipo contacta a los centros de competencia de la red global y nacionaliza la fórmula. Tienen seis de estos espacios, regados por el mundo, involucrados en panadería, pastelería, masas madres y fondant. "Todo eso nos da un gran soporte. Vamos a otros mercados y encontramos la misma pasión, los mismos procesos, con otras técnicas".
Esta empresaria quiteña ha liderado este crecimiento desde el inicio. Cuando le preguntan qué hace a un buen gerente, ella contesta: "contratar gente mejor que uno". "Hoy tengo un equipo especializado, comprometido, que ha hecho posible todo esto". Su motivación para seguir es la misma que décadas atrás, cuando apenas tenía su título universitario: el amor por los productos, los clientes y la posibilidad de construir algo desde cero, con el aroma del pan como testigo. (I)