Los dos hermanos Concha suman en proyectos inmobiliarios en Guayas
Minutocorp pasó de planes de vivienda en serie a parques empresariales para pymes y proyectos de alta gama. Con tres líneas de negocio, los hermanos David y Carlos Concha proyectan cerrar 2025 con una facturación de US$ 80 millones y preparan un desarrollo hotelero en Samborondón para 2026.

Julissa Villanueva Periodista

La escena que mejor explica el origen de Minutocorp no ocurre en una obra, sino en una cuadra. La casa de los Concha y la oficina familiar estaban frente a frente, separadas por una calle. Actualmente, David lidera la operación como director ejecutivo y su hermano Carlos es director de planificación y desarrollo de productos. Ambos crecieron con el trabajo como paisaje cotidiano.

David Concha Neme, de 36 años, recuerda que de niño salía del colegio y cruzaba para ver a sus padres. Si necesitaba algo, bastaban unos pasos. A la hora de almorzar, ellos volvían a casa unos minutos y luego regresaban a la jornada.

Esa rutina convirtió la oficina en una escuela temprana de disciplina. Desde ahí, su padre (David Concha Becerra) se dedicó durante años a la distribución de cables telefónicos como representante de una fábrica peruana. Con el cambio tecnológico, ese negocio perdió dinamismo y la familia buscó otra fuente de ingresos.

La construcción apareció como el nuevo rumbo, una operación intensiva en equipos y mano de obra que atrajo al padre. Así, Minutocorp se constituyó en 2006 con un patrimonio inicial de US$ 800, según la Superintendencia de Compañías. Arrancó con vivienda de interés social construida en serie y llegó a ejecutar 3.027 residencias en 18 meses, uno de sus hitos tempranos.

Para cuando se constituyó la compañía, David tenía 17 años y se preparaba para estudiar finanzas fuera del país. Carlos, tres años menor, también estaba en etapa de formación y vivió ese arranque familiar de cerca, escuchando y viendo a su papá.

En 2008, la compañía dio un segundo paso al entrar al negocio de bodegas con su marca ALMAX, en un proyecto pequeño de nueve bodegas en la avenida del Bombero, en el noroeste de Guayaquil, que luego evolucionó hacia proyectos empresariales con showrooms, locales comerciales y oficinas en Samborondón. 

Desde 2016, la compañía aceleró su expansión con residencias de alta gama, plazas comerciales y otras edificaciones en Guayaquil, Samborondón y Quevedo. David, incorporado desde 2012, tomó la operación en primera línea: pese a su formación financiera, el trabajo era más de obra y calle que de escritorio. “Tuve que aprender a las bravas”, dice.

Carlos, de 33 años, llegó por otra ruta. Se formó como arquitecto y trabajó cinco años en Estados Unidos enfocado en hotelería. “En 2018 tomé la decisión de regresar al país. Mi papá y mi hermano ya estaban trabajando en el negocio y tuve un año de transición, realmente no tenía know-how de construcción”. También atravesó por un proceso de aprendizaje.

Actualmente, la compañía opera con tres líneas: construcción para terceros, promoción inmobiliaria y build to suit o ‘llave en mano’, proyectos industriales o comerciales a medida bajo arriendos de largo plazo. Esa diversificación ya se ve en números. En 2024, los ingresos por ventas llegaron a US$ 51,1 millones y la utilidad del ejercicio fue de US$ 1,4 millones. En balance, los activos sumaron US$ 72,3 millones y el patrimonio US$ 6,2 millones, según la Superintendencia de Compañías. Para 2025, la empresa proyecta cerrar con US$ 80 millones en la facturación anual.

Ese crecimiento se refleja en los proyectos residenciales, comerciales y corporativos que hoy ejecuta entre Guayaquil y Samborondón. 

En Guayaquil, el portafolio incluye Viasole, un proyecto residencial en el km 21 de la vía a la Costa; Grand View, edificios de apartamentos en el km 11,5 de esa arteria; e ICON, un centro ejecutivo contemporáneo que construyen en el km 19, con oficinas, áreas de coworking y rooftop.

En Samborondón, desarrollan A92, un proyecto de lujo con townhouses y apartamentos dentro de Aires de Batán; Jardines del Buijo, en el km 9,5 de la vía a Samborondón; y Buijo City Center, una plaza comercial con espacios de esparcimiento en Ciudad Celeste. @@FIGURE@@

ALMAX como ecosistema

ALMAX es la plataforma de bodegas y espacios de operación que Minutocorp desarrolló para pequeñas y medianas empresas. David Concha dice que no apuntaron al cliente que necesita miles de metros cuadrados, sino al importador y emprendedor que mueve tres o cuatro contenedores al año y trabaja con un equipo reducido. Por eso ofrecen unidades de 120, 150 o 300 m², pensadas para almacenar, organizar inventario y operar en un entorno formal y seguro.

Menciona al economista peruano Hernando de Soto para explicar el objetivo de Almax: muchas pymes terminan operando en espacios improvisados no por “informalidad” de origen, sino porque el mercado no le ofrece una alternativa formal a su medida. 

Sobre esa lectura, dice, diseñaron una oferta de metrajes intermedios de 120, 150 o 300 metros cuadrados y la complementaron con un ecosistema de servicios que reduce la fricción operativa. Con el tiempo, el argumento dejó de ser solo bodegas y pasó a ser plataforma. 

Carlos Concha lo llama “proyecto insignia” y el que les permitió abrir nuevos mercados y relacionarse con distintos tipos de clientes. Pero su punto más interesante no es el metraje, sino la dinámica social que se genera dentro. Reitera que ALMAX funciona como comunidad, donde empresas se conocen, se vuelven proveedoras entre sí y se multiplican las oportunidades de negocio en el mismo ecosistema.

En 2025, la expansión tomó dos frentes. Uno es ALMAX Plus, un centro de negocios y operaciones logísticas en el km 14,5 de la vía a Samborondón. El otro es en Guayaquil: ALMAX Vía a la Costa, en el km 19, que registra 70 % de ventas en su primera etapa, según la compañía. Para dimensionar la escala, David Concha sostiene que Samborondón suma 68 hectáreas bajo desarrollo, mientras ALMAX Plus se asienta sobre 18 hectáreas con siete etapas, de las cuales ya se han desarrollado tres. En Vía a la Costa, el proyecto contempla 50 hectáreas y seis etapas.

En total, son ocho complejos ALMAX. Con esos desarrollos, la inversión acumulada en su operación supera los US$ 225 millones y el portafolio seguirá creciendo con nuevos anuncios. La meta declarada es consolidar la plataforma como punto de operación para más de 1.500 compañías, que hoy combinan bodegas, ofibodegas, showrooms, oficinas y locales comerciales para centralizar logística, administración y atención a clientes. El siguiente paso, añade, es replicar el modelo en otros mercados, incluida Colombia.

Operación, diseño y escala

En la oficina de David Concha hay una imagen que rompe la conversación técnica. Es un cuadro del estadio de fútbol americano de su universidad en Michigan, un lugar al que iba todos los sábados durante cuatro años y que marcó su vida y su forma de mirar el mundo. Dice que su universidad le dio una perspectiva más amplia del entorno, de las amistades que aún conserva y de la importancia del bienestar de la gente.

Cuando se le pregunta si en ese estadio fue jugador o solo espectador, David responde con humor: “En fútbol americano miden dos metros cincuenta y pesan 350 libras”. Se ríe, se corrige y remata: “Yo puedo tener el peso, pero me faltó la talla”.  

David se describe como un ejecutivo generalista, capaz de realizar negocios, pasar a una reunión de recursos humanos y hasta coordinar un evento. Esa habilidad la desarrolló con la práctica, pero también con la preparación y conociendo otros contextos.

En medio de la conversación se da una pausa y destaca dos cifras que valora mucho: a noviembre de 2025, la compañía que dirige cuenta con 1.300 colaboradores directos y alrededor de 1.050 personas vinculadas a subcontratistas

Además, sus metas combinan negocio y vida personal. Dice que quiere seguir desarrollando proyectos, buscar oportunidades, generar empleo y elevar la productividad. En la misma frase aterriza el motivo doméstico: tiene cuatro hijos y cada vez le importa más reservarles tiempo. La oficina también refleja esa mezcla y de alguna manera rememora lo que vivió de niño. Está a dos minutos del colegio, por eso sus hijos lo visitan con frecuencia. Entran, se mueven con libertad, y a él le gusta que el lugar se sienta vivo. 

“Para mí el trabajo no es un sacrificio”, afirma, y lo menciona como quien ha decidido que el esfuerzo debe tener sentido.

Carlos coincide con su hermano David en que tener experiencias en otros entornos, contribuyó a encontrar un método de adaptación y proyección empresarial. Durante su estancia en Estados Unidos, participó en varios proyectos hoteleros entre los que resalta el Hyatt de Nashville, que describe con 360 habitaciones y más de 5.000 m² de áreas de convenciones. Cuando volvió a Ecuador para sumarse a la empresa familiar tuvo un año de transición para “tropicalizarse” a la construcción local. 

Cuando Carlos ingresó a la empresa familiar tuvo como primer desafío cerrar su primer negocio de US$ 190.000 de construcción con una empresa y lo consiguió. Lo considera su primer gran logro.

En 2026, Minutocorp iniciará la construcción de un complejo hotelero en Samborondón en alianza con Hotel Oro Verde, con una inversión superior a US$ 50 millones. El plan incluye un hotel de más de 160 habitaciones, una torre residencial de 70 a 90 suites, alrededor de 2.000 m² de retail y un centro de convenciones con capacidad para mil personas.

La construcción arrancará en marzo y se espera culminar la obra en un plazo cercano a dos años. En este período se crearán más de 1.000 empleos directos e indirectos, explica Carlos Concha. Su hermano agrega que en 2026 lanzarán al menos un proyecto residencial adicional, como parte de una hoja de ruta que busca sostener el salto de ingresos y seguir ampliando su plataforma de desarrollo empresarial y residencial. (I)