Al despedirse me entregó unas hojas arrancadas de un cuaderno. "Son los apuntes que tenía para hoy", dice con una sonrisa. Son seis hojas escritas a mano, al revés y al derecho. "¿Cómo y por qué nació la empresa?", se puede leer en la primera línea. Un sueño familiar que se transformó en una organización que tuvo ingresos totales por US$ 74,9 millones en 2024, de acuerdo con cifras de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros.
El equipo de Forbes Ecuador llegó a las oficinas centrales de Conorque, en Cuenca. Pasamos los controles necesarios, unos galpones -que son sus bodegas- e ingresamos a un edificio. Subimos al segundo piso y, desde las gradas, observamos sentada en su oficina a Silvia Consuelo Pachar Ordóñez, gerente general de esta compañía. Se levantó para recibirnos y nos invitó a conocer su historia, desde su escritorio, aquel lugar que es una pieza clave en su vida personal y profesional.
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Tiene 58 años y nació en Saraguro. Es la primera de cinco hermanos y lo que recuerda de su niñez son a las hermanas Marianitas, quienes estuvieron a cargo de su formación académica y de su devoción religiosa. A los 13 años, cuando comenzó la adolescencia, salió a Loja, la cabecera provincial, para continuar con sus estudios. Como nos pasa a muchas mujeres, el amor tocó su puerta y a los 17 años, antes de graduarse, contrajo matrimonio. Cambió la universidad por el trabajo y desde 1984 se involucró en el comercio.
Puso en práctica sus clases de contabilidad y de estadística para apoyar a su esposo en su negocio. Comenzaron con una pequeña tienda en el cantón Oña y luego incursionaron en la distribución de productos de consumo masivo, tienda a tienda. "Llegábamos a muchas familias, con precios justos y con créditos para que puedan salir adelante. Teníamos un camión de reparto y nos íbamos del Austro para el Sur, con víveres como: arroz, azúcar, sal, fideos, maíz, mantecas o aceites".

Pachar comenta que abrieron otra sucursal en Saraguro, pero uno de sus mayores saltos fue crear -hace 18 años- su primera Megatienda del Sur. Sus hijas salieron a estudiar al colegio y en un terreno, ubicado en la Avenida de las Américas, en Cuenca, apostaron por este nuevo modelo de negocio, que les permitía llegar a clientes minoristas. Cuando terminamos la entrevista, nos subimos a su vehículo y -con ella en el volante- conocimos una de las siete Megatiendas del Sur (en el sector de Challuabamba) que poseen en la capital azuaya. Solo una está en Saraguro y tres son arrendadas, las demás son construcciones propias. Son supermercados amplios y modernos, con una variedad de productos de su marca propia CLM: desde granos secos y arroz hasta atún, pan, azúcar y especias. Aquí se puede encontrar todo lo necesario para una canasta básica y atienden principalmente a estratos sociales bajos.
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"Son 41 años de trabajo continuo, nada fácil... incluso sacar un préstamo en el banco era difícil. Recuerdo que fue el gerente de la Constructora Caminos, quien confió en nosotros y nos dio un préstamo de 1.500.000 sucres para comprar los vehículos y la mercadería, cuando otros nos dijeron que no", confiesa Pachar, al recordar esos primeros pasos. Hoy, se diferencian de la competencia -de acuerdo con su relato- por los precios justos, por la confianza que generan y por la variedad. Desde hace 10 años, para diversificar su oferta, importan productos para el hogar como vajillas, principalmente de China.
Conorque cuenta con una flota propia de 30 camiones que tiene su base central en Cuenca y desde ahí distribuyen al Sur y al Austro del país. Esta ciudad se convirtió en el corazón de sus operaciones y es un reflejo de su "desarrollo empresarial". Su nombre son las iniciales de su fundador: Comercial Norman Quezada. Él, falleció en 2018 y esa adversidad familiar puso a su esposa Consuelo -junto con sus cuatro hijos- al frente del negocio. "A los 47 años mi esposo sufrió una embolia cerebral y comenzó el declive de su salud. A mí me tocó asumir el papel principal, encabezar el negocio y salir adelante".

Fue un proceso difícil para Pachar, entre ser esposa, madre y empresaria. "A veces uno se olvida de la parte familiar por estar en el negocio, descuidas a tus hijos o no les das la atención que se merecen", dice esta 'mujer power', enfatizando que encontrar ese equilibrio no es fácil y fue una de sus mayores lecciones de vida. La pandemia también marcó ese aprendizaje. "No queríamos despedir a nadie e ideamos horarios rotativos para mantener a nuestra gente, que son trabajadores fieles".
Su nómina consta de 290 personas. Este 2025 abrieron dos nuevas tiendas y -en los próximos cinco años- esperan abrir en todo el país. Su canal más fuerte es el mayorista y al mes comercializan, aproximadamente, 18.000 sacos de azúcar y unos 12.000 quintales de arroz. Las mejores épocas son Navidad, Carnaval, las fiestas de Cuenca y los feriados, donde hay más movimiento. De acuerdo con la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, su patrimonio en 2024 superó los US$ 5,5 millones y sus activos llegaron a US$ 26,3 millones. La utilidad neta de este ejercicio fue de US$ 940.000, con un crecimiento desde 2022 en ingresos totales del 12,2 % anual.
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Para esta líder, uno de sus mayores errores fue creer que puede hacerlo sola, el trabajo en equipo es indispensable. También, enseña a sus hijos la responsabilidad de sus cargos, quienes están distribuidos en varias áreas. "Cuando soy mamá, soy mamá, pero cuando soy jefa les hablo como a cualquier otro colaborador. Hay que jalarles las orejas para que aprendan (dice entre risas)". Ahora, nunca deja de formarse y de tomar cursos para seguir creciendo profesionalmente. El atletismo es esa herramienta que le ayuda a mantenerse disciplinada y espera tener las medallas de las seis maratones más importantes a nivel mundial. En su lista ya tachó Chicago, Nueva York y Berlín.
Para cerrar esta entrevista, copio textual las últimas líneas de sus hojas: "Demostramos que en Cuenca somos personas trabajadoras, de corazón noble y con una visión de servicio". (I)