Forbes Ecuador
Diálogo
Editorial
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Desde hace buen rato el Ecuador necesita deponer posturas políticas que lo dividen, generan conflictos y mantienen amenazas latentes que conspiran contra el bienestar diario de toda la sociedad.

26 Octubre de 2021 09.40

La democracia exige respeto del orden construido por la voluntad expresa de todos los ciudadanos. Nadie tiene poder absoluto ni corona alguna para desafiar la organización del Estado. Todos quienes formamos parte de este país tenemos los mismos derechos y obligaciones, pero fundamentalmente debemos ser respetuosos de los derechos de los demás. No se puede vivir en permanente sobresalto

Lo que acaba de ocurrir en Cusín es un ejemplo del camino que debe recorrer el país para llegar a acuerdos constructivos que permitan superar sus problemas e incomprensiones.

Sin diálogos no hay forma de construir una sociedad que luche solidariamente para salir de sus dolencias. Aún más, sin ellos no existe democracia y posiblemente ni siquiera un futuro para quienes formamos parte de esta singular colectividad llena de potencialidades y gente trabajadora.

Cada ser humano merece atención y respeto y por ello cuando se convoca a un concilio, lo primero que es indispensable reconocer es este derecho pues de ahí parte la posibilidad cierta de entendimiento entre diferentes, entre gente que vive de su propio esfuerzo y construye su futuro en un entorno no necesariamente igual al de otros.

Cusín busca eso. Agrupar a personas de distintas extracciones sociales, con distintas formaciones profesionales, de entornos diferentes y visiones distintas pero que en conjunto quieren convivir en paz, con armonía y esfuerzo compartido. A todos les agota la discusión vana, el insulto, la agresión, el griterío, la amenaza, pero les atrae la conversación creativa que se basa en la fuerza de las ideas, la sustentación de los hechos, la consistencia con la realidad y la escucha de razones.

Ahí florece el diálogo creativo que construye soluciones, acerca posiciones y depone actitudes abusivas o de carácter dictatorial. Esa fue la premisa de este nuevo Cusín que ojalá se convierta en un anzuelo que multiplique resultados y destierre la prepotencia.

El mensaje trae también un resultado tangible le dice a todo el país que no es posible crear oportunidades ni resolver las angustias si no se obliga al Estado a manejar los recursos que le entrega el esfuerzo colectivo de una manera responsable, equilibrada, transparente, ética y eficiente.

No hay espacio para déficit crónicos de los presupuestos públicos. El gasto debe estar confinado principalmente a los sectores sociales y debe ser de calidad. La seguridad tiene también un espacio particular. Lo demás es secundario. Para ello, la deuda es una amenaza. El derroche una afrenta. La corrupción una lacra.

No hay otra vía de construir futuro si no se disciplina al Estado. Esa es condición insustituible y no negociable. El empleo depende de esta definición para que los emprendimientos se cristalicen. Es hora de desterrar ese afán crónico de vivir con promesas falsas que ilusionan a la gente para conseguir un voto y la defraudan porque no cumplen lo ofrecido y si lo hacen, destruyen el futuro de las generaciones que están por venir. (O)

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