La cuencana detrás de las políticas públicas en Londres
Esta ecuatoriana utiliza la ciencia social para mejorar decisiones que vienen del Estado, mientras visibiliza el aporte cultural y profesional de los migrantes. Ha manejado un presupuesto total de US$ 2,6 millones en sus 20 proyectos.

Daniela García Noblecilla Editora digital

Doménica Ávila es asociada de investigación en el Instituto de Políticas Públicas del King's College London, una de las universidades más prestigiosas del Reino Unido, ubicada en el puesto cinco del QS World University Rankings. Desde allí, lidera evaluaciones y análisis de políticas públicas que determinan cómo se invierten los recursos estatales y qué iniciativas generan un verdadero impacto social. "Soy una científica social". 

Ella disputa con otras instituciones para ganar proyectos financiados por el gobierno británico, que buscan diseñar, ejecutar y evaluar políticas públicas. "Cada vez que ganamos un proyecto, tenemos que implementarlo y medir sus resultados". 

Supervisa a dos investigadores y ha participado en cerca de 20 proyectos con un presupuesto total de 2 millones de libras esterlinas (US$ 2,6 millones). "Es una gran responsabilidad, pero también una oportunidad de demostrar que la investigación puede ser el puente entre el conocimiento académico y las soluciones que cambian vidas". 

Además, es becaria en políticas públicas en London Research and Policy Partnership, una alianza entre las universidades londinenses y la alcaldía de la ciudad. Desde esta iniciativa se impulsa la creación de un programa que conecta a estudiantes universitarios con el diseño de políticas locales de impacto social. Para Doménica, su trabajo también es una forma de visibilizar el valor de los migrantes ecuatorianos. 

La semilla de una vocación

Cuando era una niña, a Doménica le fascinaba acompañar a su padre —periodista de profesión— a las entrevistas que realizaba durante las campañas electorales en Cuenca. Observaba con atención cómo las conversaciones giraban en torno al poder, las decisiones y las personas detrás de ellas. "Me encantaba ayudarle en el estudio, estar ahí, escuchar a los adultos hablar de política", recuerda. Desde entonces, tuvo curiosidad por entender cómo funcionan las sociedades y los sistemas de decisión.

Esa inquietud política y su gusto por los números la llevaron a estudiar Economía en la Universidad de Cuenca. "Sentía que la economía me daba herramientas para entender cómo funcionan las sociedades, pero también para transformarlas". Fue presidenta de la Escuela de Economía, vicepresidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador en Cuenca (FEUE) y parte del movimiento independiente Utopía, que promovía causas ambientales y sociales dentro del campus. Desde entonces, su historia está vinculada al liderazgo, los movimientos sociales y la búsqueda de soluciones que conecten la teoría con la vida real.

"Me empezó a interesar entender a fondo los fenómenos sociales, porque muchas veces la investigación en ciencias sociales recibía menos atención que en otras áreas". Después de graduarse, comenzó a trabajar en proyectos de investigación en la misma universidad, particularmente en temas de salud pública. 

Desde el Departamento de Biociencias participó en estudios sobre nutrición infantil e iniciativas alimentarias escolares. "Logramos resultados como recomendaciones sobre los estándares de alimentación en los colegios. Pero convertir esos hallazgos en políticas sociales efectivas era otra historia".

Más adelante se integró al área de planificación estratégica, donde empezó a manejar proyectos de desarrollo institucional y a entender cómo se ejecutan los recursos en el sistema público.

La oportunidad que la llevó al viejo continente

Su siguiente paso era estudiar en el exterior. Europa le atraía por su diversidad académica. Así llegó a Londres, una ciudad con un producto interno bruto (PIB) de 569.000 millones de libras esterlinas (US$ 758.000 millones) en 2023, según Statista y una población urbana de 8,8 millones de habitantes.

Obtener una beca completa en la London School of Economics fue un logro desafiante. El proceso fue largo y exigente. Cuando aplicó, los programas de becas del gobierno ecuatoriano ya no estaban disponibles y varias de las convocatorias internacionales a las que se presentó no prosperaron. La maestría duraba dos años y su costo superaba los US$ 100.000, una cifra que parecía inalcanzable. "Sabía que entrar a la universidad era ya un gran paso, pero sin financiamiento no había forma de hacerlo realidad".

Decidió aplicar por un programa de financiamiento interno de la institución, que cubría la totalidad de los gastos. Para obtenerlo, se preparó a fondo. Cumplió con todos los requisitos, desde un historial académico impecable hasta una carta capaz de convencer a quienes pagarían sus estudios.

La respuesta llegó una mañana de julio de 2019, mientras iba camino al trabajo junto a su madre. "Abrí el correo en el carro y vi la carta. Decía que me habían otorgado la beca completa. Era una cantidad enorme de dinero, no lo podía creer". El financiamiento cubría los dos años de estudios, con una colegiatura anual de 25.000 libras esterlinas (US$ 33.000) y un estipendio mensual que sumaba 15.000 libras al año (US$ 19.000). Doménica fue la única estudiante de su cohorte —compuesta por 120 personas— que obtuvo ese beneficio específico y la única ecuatoriana en el programa.

Al concluir sus estudios, comenzó una etapa igual de desafiante: encontrar trabajo. "Fue un proceso durísimo. Apliqué a decenas de posiciones y recibí muchos rechazos". Pero la perseverancia dio fruto cuando consiguió una consultoría con el Banco Mundial. Ese primer paso le abrió puertas para obtener una vacante en el King's College London. 

Para esta mujer, su trabajo también es una forma de visibilizar el valor de los migrantes ecuatorianos. En un contexto global donde los discursos antiinmigración ganan espacio, siente la responsabilidad de mostrar que quienes llegan desde otros países aportan con su trabajo, con sus ideas, creatividad y una mirada distinta del mundo. "Esto es un llamado fuerte para mostrar quiénes somos y el valor que, como migrantes ecuatorianos, aportamos a la economía de los países desarrollados". (I)