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Liderazgo

Reprogramar pensamientos, entender las emociones y cultivar la conciencia: las claves de Estanislao Bachrach para tomar mejores decisiones

Nicolás Della Vecchia

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Pensamientos automáticos, creencias heredadas, emociones mal leídas: todo eso influye cuando hay que accionar. Bachrach propone un mapa interno para decidir distinto, con herramientas que van de la biología a la meditación.

8 Diciembre de 2025 13.30

Doctor en Biología Molecular, con formación en liderazgo, innovación y dirección de empresas, Estanislao Bachrach lleva años dedicándose a entender cómo pensamos, cómo sentimos y cómo ambas cosas pueden entrenarse. Fue docente en Harvard, hoy da clases en la Universidad Torcuato Di Tella y encabeza una consultora internacional que mezcla neurociencia, cambio y creatividad. Para él, entender una emoción, cuestionar un pensamiento y entrenar la conciencia son caminos directos para tomar decisiones más lúcidas y sentirnos mejor.

Todo empieza por un momento simple: "darse cuenta". Bachrach insiste con eso. Darse cuenta de qué pensamos, cómo lo pensamos, y cómo eso repercute en lo que sentimos. Reprogramar la forma en la que interpretamos la realidad —una reunión, una frustración, un miedo— no solo cambia nuestro estado emocional, sino también la forma en la que actuamos. Eso, dice, tiene efectos inmediatos en la performance laboral, deportiva o personal.

La atención plena, la respiración, el movimiento del cuerpo, la forma en la que se sostiene una emoción en la postura o en la voz: todo eso también puede entrenarse. No hay separación entre mente y cuerpo. Lo que se piensa se siente, lo que se siente se encarna, y lo que se hace con el cuerpo transforma lo que se piensa. Esa conexión —tan obvia como olvidada— es una de las claves que Bachrach expone con claridad y ejemplos concretos.

En esta entrevista con Forbes Argentina, el autor de libros como ÁgilMente, EnCambio y Zensorialmente comparte sus ideas con la misma lógica con la que trabaja con empresarios, líderes y atletas: entender cómo funciona el cerebro, cómo operan los pensamientos, y cómo cultivar conciencia puede cambiar de raíz la manera de decidir.

A continuación, la entrevista completa.

¿Qué es meditar? 

A ver, primero está bueno que escribas que yo no soy instructor de meditación. Yo puedo aclarar un poco desde mi experiencia y mi conocimiento, pero también puedo pasarte el teléfono del mejor instructor de meditación de la Argentina. Hay muchas formas de meditar... En mi libro Zensorialmente cuento 12 distintas formas de meditar o distintos métodos, técnicas. La más común hoy en el occidente es Mindfulness, y Mindfulness es básicamente budismo. Es lo que se llama Vipassana, también conocida como insight meditation.

Meditar es llevar la atención a un solo lugar, sin juzgar. Eso es meditar. El lugar más clásico (lo que se llama el objeto de meditación), más común, es la respiración. Entonces, yo intento sentir, no pensar, sentir la respiración; que en general la podés sentir en tres lugares: podés sentir el aire que entra y sale por los orificios nasales, podés sentir el pecho que se eleva y baja cuando inhalo y cuando exhalo, o podés sentir la panza, que sube y baja un poquito, cuando inhalo y exhalo. 

Es intentar permanecer atento a un solo lugar, sin juzgar si está mal, si está bien. Normalmente, uno se distrae. Yo presto atención a la respiración, por ejemplo, y pienso, '¿qué voy a almorzar hoy?'. Cuando uno se distrae, se da cuenta de que se distrae y vuelve al objeto de la meditación. No importa distraerse cuando uno medita. Lo que importa es darse cuenta que está distraído. Porque cuando uno se da cuenta ¿dónde está? Está en el presente. Entonces, tiene que ver con eso, con darse cuenta dónde uno está. Yo intento estar acá. Bueno, me distraje, me doy cuenta, vuelvo.

Y es normal distraerse...

Y... va a haber días que meditás y te distraés cien veces, y tenés que volver cien veces, y hay días que te distraés una y hay días que te distraés mil. Mismo Novak Djokovic lo hace y dice, yo me distraigo mil veces y vuelvo mil veces.

La historia linda que cuenta la gente que sabe mucho del budismo es que Buda, en realidad, cuando propone este método de meditar, no habla de meditation; él habla de cultivation, y que hay una mala traducción de los ingleses a lo que él dice. Y cuando uno está meditando —Buda, en realidad, dice— uno está cultivando. Lo que está cultivando es la conciencia. Entonces, el meditar, científicamente comprobado, te va ampliando la conciencia.

¿Qué es la conciencia?

Estar más atento, consciente de quién sos, qué querés, qué sentís, cómo estás hablando, qué te está pasando. Darte cuenta que no es la culpa del otro; es responsabilidad tuya. Primero, hay una conciencia de uno —cuerpo y mente—, y después empezás a entender mejor lo que está sucediendo afuera. A reconocer lo que le pasa al otro. Es una herramienta muy potente.

 Y hablando científicamente, ¿qué áreas del cerebro se modifican? 

Creo que hay 263. Es tremendo todo lo que genera. La primera área que se modifica en ocho semanas de hacerlo todos los días es la que se llama, obviamente, el área de la atención, porque estás entrenando tu atención. Cuando estás más tiempo atento, estás más tiempo en el presente. Entonces, esa área se modifica. Después se modifican áreas que están relacionadas con la resiliencia. Con reponerte más rápido de la adversidad. Después, áreas que están relacionadas con la captación de la información que te manda el cuerpo. Empezás a registrar mejor tu cuerpo. Tus sentidos.

Se habla mucho de que, para cambiar a manera de sentir, hay que cambiar la manera de pensar. ¿Cómo se cambia la manera de pensar? ¿Se puede cambiar un pensamiento por otro? ¿Se reemplaza?

 Sí, obvio. 

¿A nivel cerebral?

A ver... Siempre la respuesta es: depende a quién les preguntes. Si vos le preguntás a un psicólogo, a un psiquiatra o a un terapeuta, quizás ellos van a trabajar, probablemente, con sus pensamientos o creencias.  Mi área es la biología, y mi trabajo es ayudar, con herramientas, a personas —sobre todo deportistas— a "que se den cuenta". Porque  el 50% de mi laburo es "que se den cuenta" de que mucho de la queja, la culpa, el miedo, el enojo y la mala performance tiene que ver con una forma de pensar que no es la precisa o la oportuna. Por ejemplo: "No voy a poder", "esto es muy difícil", "la pelota no pica", "hay mucho viento", "siempre nos ganan", "nunca soy titular", "el árbitro me va...".

Estanislao
Un pensamiento puede boicotearte, porque te hace sentir cosas: esas cosas displacenteras que sentís van al cuerpo, y el cuerpo empieza a funcionar de acuerdo a lo que sentís, porque se generan distintos neurotransmisores y hormonas por cómo te sentís. Estanislao Bachrach

Todos esos pensamientos que, en realidad, no sé si son o no son reales, son posibles, pero también, a veces, exagerados o catastróficos, generan —por lo menos desde la biología— una intensidad emocional. Entonces, si vos entrás a jugar con miedo, todos estos pensamientos te pueden generar pánico. Si vos entrás un poco enojado porque sos suplente, todos estos pensamientos te pueden generar furia. Nosotros trabajamos sobre la intensidad emocional y decimos que las emociones suceden, obviamente, porque nos pasan cosas, pero también por la forma de interpretar lo que nos pasa.

Si yo tengo una reunión con mi jefe y estoy pensando: "no voy a poder, es imposible, soy un fracasado", me va a generar una emoción de desmotivación e inseguridad. Entonces, lo primero que hay que hacer —que es un trabajo que puede durar entre dos semanas y cuatro meses, dependiendo de la persona— es detectar qué situación a mí me pone mal, me incomoda, me angustia, etcétera; y detectar, en esas situaciones, qué estoy pensando. 

El 80% de mi experiencia indica que el 80% de lo que estoy pensando no es verdad:exagero, es falso, es negativo, catastrófico, irreal o ese pensamiento no tiene evidencia.

Entonces ahí la gente dice: "Guau, claro, ¿cómo no voy a sentirme mal si estoy pensando todas estas cosas?". Y ahí empieza el laburo de reemplazar los pensamientos. No me importa por qué hace veinte años pienso así —eso podría ser un lindo trabajo de psicoanálisis, si querés. A mí ya no me importa si es culpa de tu mamá, si fue porque cuando eras chico... ya está, no importa. El tema es que esos pensamientos, hoy, te están generando malestar, incomodidad, y te baja la performance o el desempeño laboral.

¿Y cómo sigue ese proceso?

Bueno, empiezo a cambiarlos. ¿Por qué pensamiento los tengo que cambiar? El que vos quieras, el pensamiento que vos descubras, con curiosidad y con paciencia, que a vos te hace sentir más tranquilo, o te da más seguridad, o te motiva más. Y ahí tenemos la rama de los pensamientos positivos —que, en general, yo no uso—: "voy a poder", "soy el mejor", "la voy a romper", "lo paso por arriba", "voy a ganar". Hay gente a la que eso le da tranquilidad. Después está la rama de los pensamientos racionales"descansé", "me preparé bien", "sé lo que tengo que decir", "voy a llegar a tiempo", etc.

Y después está la rama de los pensamientos directivos. Yo me digo: "voy a poner la espalda derecha, voy a respirar profundo, voy a abrir la computadora, le voy a decir buen día". Siempre, la idea de cualquiera de estos tres tipos de pensamiento es que reemplacen a los que, durante muchos años, me hacían sentir mal. Lo que me importa esos pensamientos  generen otra emoción. Que puedas decir "Antes, estos pensamientos me angustiaban o me desmotivaban; ahora descubrí que estos me dan cierta tranquilidad".

¿Y por qué hay una tendencia de pensar escenarios negativos, catastróficos? 

Ya depende a qué disciplina le preguntes. Un biólogo te va a contestar con una teoría, y como es una teoría, no lo podemos comprobar, pero es una teoría. La teoría dice que, cuando estábamos en África, hace 100 mil años, y nos hicimos Homo sapiens, en el África, con las dificultades, la escasez de comida y los depredadores, el que estaba todo el tiempo estresado, pensando que todo podía salir mal, que ahí no iba a haber comida, por ahí probablemente sobrevivía más que el eterno optimista que decía "todo va a estar bien". Más vale que estemos tensos, estresados para sobrevivir. Esa es la teoría. Todo lo que era negativo en esa época era de vida o muerte. 

Estanislao
"Si yo ya soy bueno técnicamente en un comportamiento, en una acción, en un deporte, en un instrumento, y lo visualizo con mucho detalle, para la ciencia estás entrenando sentadito en tu cama, con los ojos cerrados: es un entrenamiento real"

Vuelvo al tema de los deportistas: ¿los pensamientos negativos les afectan distinto que a alguien que no vive del deporte?

En tu laburo y en el mío quizás no influya tanto, pero en un tenista, por ejemplo, influye un montón: en las emociones y en el cuerpo. Quizás, a raíz de un pensamiento, un tenista baja un poco su nivel; empieza a no pegarle fuerte o a estar un poco inseguro. Y todo eso puede trasladarse a los hombros. Empezás a pegarle mal a la pelota, a errar el ángulo del golpe, etc. Un pensamiento puede boicotearte, porque te hace sentir cosas: esas cosas displacenteras que sentís van al cuerpo, y el cuerpo empieza a funcionar de acuerdo a lo que sentís, porque se generan distintos neurotransmisores y hormonas por cómo te sentís.

¿El cerebro puede distinguir qué es real y qué no? Por ejemplo, a partir de una visualización. Suponete, yo soy deportista y visualizo que le estoy ganando a "X" rival. Mi cerebro, ¿ahí está entendiendo qué está sucediendo? 

El cerebro no tiene áreas responsables de distinguir la mentira de la verdad o distinguir la ficción de la realidad. No hay un área que diga "ah, esto es real". El cerebro le hace caso a lo que vos creés. Las creencias —que son tus pensamientos habituales— son los que te dicen que este político me está diciendo la verdad y este político me está mintiendo, pero vos no lo sabés.

A partir de ahí, el trabajo que vos nombrás de las visualizaciones, lo que se observa con la tecnología es que cuando uno visualiza un comportamiento, visualiza una acción, las mismas áreas del cerebro que son las responsables de hacer esa acción se ponen en marcha. Entonces, es como que si lo estuvieses haciendo. Ahora bien, para visualizar y que funcione y que sirva, uno tiene que ya ser bueno en lo que está haciendo. Si yo visualizo tirar al aro y yo no sé jugar al basquet, no es que después tiro al aro y tiro mejor. Pero si yo ya soy bueno técnicamente en un comportamiento, en una acción, en un deporte, en un instrumento, y lo visualizo con mucho detalle, para la ciencia estás entrenando sentadito en tu cama, con los ojos cerrados: es un entrenamiento real.

Lo mismo puede pasar a nivel empresa... Visualizar una reunión difícil o una conversación difícil con un cliente. Visualizás una venta que tenés que hacer: "bueno, le voy a decir esto, me voy a parar de esta manera, voy a respirar profundo cuando me ponga nervioso". Y cuando repetís muchas veces eso en tu cabeza, tenés más chance de que, cuando esté ocurriendo, ocurra como te lo imaginaste.

Pero acá las dos condiciones son: ya sos bueno en eso —técnicamente sabés hacerlo, estuviste en reuniones, estuviste en ventas— y la otra es incorporar la mayor cantidad de detalles reales. O sea: "voy a estar vestido así, el cliente va a estar así, esta es la oficina, voy a ir a esta hora, va a hacer frío, va a estar lloviendo". Cuantos más detalles reales, mejor.

#neurociencia #emociones #inspiracional Estanislao Bachrach - "La  neurociencia del cambio"
"Está bueno distinguir lo que es el placer y lo que es la felicidad. La felicidad tiene que ver más con la serotonina y tiene que ver más con el compartir, con las experiencias, con el otro, con el dar".

¿Qué "necesita el cerebro para ser feliz" y qué necesitamos nosotros? Y me refiero al hecho de que el cerebro de por sí funciona mejor con una rutina, pero hacer esa rutina es contradictoria al desarrollo de más neuronas...

El cerebro no fue evolucionando para ser feliz o para sentirse bien o mal. El cerebro lo que quería era sobrevivir, y para sobrevivir había que zafar de los leopardos. Y para zafar de los leopardos, la mejor manera que encontró —a través de mutaciones genéticas al azar, como la teoría de Darwin— es generar rutinas, hábitos, repetir. Si yo pienso, siento y hago siempre igual, y estoy vivo así, el cerebro dice: repetilo. No le importa si estás vivo e infeliz o si estás vivo feliz; le importa que estés vivo. Entonces, la rutina —que son tres: pienso siempre igual, siento siempre igual y hago siempre igual— es un mecanismo de ahorro de energía.

En aquella época, en África, ahorrar energía era clave, porque si venía un leopardo, más vale que tenga mucha energía para salir corriendo, para treparme a un árbol o para tirarme a un río, o incluso para enfrentarlo y pelear. Mucha energía. El hábito, la rutina, es un espacio de ahorro de energía. Hace cien mil años, clave; hoy, quizás no tanto.

Está bueno tener rutinas, porque te libera un montón de energía para ser creativo, para hacer deporte, tener una reunión difícil. Pero a veces uno cae en las rutinas donde todo es igual, y si uno es feliz con las rutinas, está bien. Eso depende de lo que quiera uno. No hay bien o mal: es depende. Pero el cerebro va a repetir, y vos le podés decir con tu mente: "pará, dejame un poco, quiero probar algo diferente". Se puede.

Paso un poco más al área de del cuerpo. ¿Qué lugar ocupa el cuerpo en  las emociones? ¿El cuerpo acumula emociones negativas? ¿Las acumula en el cuerpo? ¿Eso ocurre?

La respuesta mía va a ser: depende a quién le preguntes. Para la biología, emotion, emoción, es energía en movimiento. Las emociones van al cuerpo: las lindas, las feas y las neutras. No hay negativas y positivas. No hay una emoción que esté mal sentir. No está mal el miedo. Ahora, el pánico sí, porque no te permite hacer cosas.

Entonces, las emociones van al cuerpo, y no van siempre al mismo lugar para toda la población mundial. Hay una tendencia... estás angustiado, en el pecho; estás avergonzado, te ponés rojo; estás feliz, hay como una apertura del cuerpo, que se abre.

Lo importante para destacar para mí es que, sostener la emoción en el cuerpo depende mucho de tu forma de pensar. Si yo estoy pensando: "Qué bueno, clasificamos para la Copa Libertadores; entonces, el año qur viene voy a poder ir con mi hijo los miércoles a la noche a la cancha", y al otro día me encuentro con amigos y digo: "¿Viste que clasificamos para la copa?", yo, con mi forma de pensar hacia afuera o hacia adentro, puedo sostener una emoción.

Y las feas también. "Che, me dejó en banda, no voy a poder ir a esa fiesta porque me dijo que no...". Y sigo enojado. Y a la semana siguiente: "Bueno, la voy a llamar hoy... No, no la voy a llamar, voy a esperar un poco...", y sigo enojado. Y ese enojo lo sostengo con los pensamientos.

Y otra forma de sostener las emociones en el cuerpo es con el cuerpo. Si yo estoy todo el día así, para abajo, cabizbajo, con los hombros caídos, caminando lento, tirado en la cama, sin hacer actividad física, sin hacer movimientos, sin caminar, se sostiene una emoción displacentera. Y la apertura, la gestualidad, el levantarte, bailar, salir a caminar; eso activa emociones más placenteras. Como vos pienses y como vos hagas, sostenés la emoción en el tiempo.

Estanislao.
"Sostener una emoción en tu cuerpo depende mucho de tu forma de pensar"-

Y desde el cuerpo, entonces, a partir de la corporalidad, el movimiento, ¿podés sentirte mejor?

Sí, obvio. Te podés sentir mejor, pero eso no soluciona tus problemas. Vos, con el movimiento, podés empezar a sentirte mejor; y cuando te sentís mejor, probablemente tengas mejores ideas, o pienses distinto, o tengas más claridad, o estés más tranquilo. En definitiva, puedas tomar otras decisiones. Tiene que ver con eso... Como yo me muevo, pienso, y como yo pienso, me muevo. Las dos. 

Está muy estudiado el tema de los pensamientos, de la lógica, del análisis, de la cognición, de la inteligencia; y hay menos estudios, aunque ahora se le da más tiempo y recurso, sobre cómo desde el cuerpo también podemos cambiar cómo nos sentimos y cómo pensamos. Hay como una tendencia potente ahora, de mucho dato científico, sobre cómo el movimiento y el cuerpo pueden hacerme tomar otras decisiones en la vida. No hay duda.

También quería hablar un poco sobre la dopamina y la serotonina, entender en qué se diferencian y cómo es posible estimular la serotonina de forma natural. Qué acciones podemos incorporar en nuestro día a día para lograrlo.

Todo lo que tenga que ver con cosas que te gustan —actividad física, un laburo que te guste, una conversación, compartir tiempo con alguien—; todo lo que tenga que ver con experiencias, el otro, con dar —no con recibir—, con dar al otro: familia, amigos, experiencias. Eso tiene que ver con la serotonina.

Y todo lo que tiene que ver más con el recibir —sustancias, comportamientos, "yo solo", para mí— genera más dopamina. Ninguna es buena o mala: las dos son válidas, sirven y son muy importantes. El tema es que estamos atravesando un momento donde todo lo que tiene que ver con los estímulos —como las redes sociales, la comida ultraprocesada, todo lo instantáneo, todo lo rápido— es un gran estimulante de la fabricación de dopamina.

Y cuando vos fabricás mucha dopamina, muy rápido y sin esfuerzo, hay como una sensación de displacer constante. Nada te viene bien. Lo que te hizo bien ayer ya no te hace bien hoy, y eso tiene una explicación química de cómo funciona la dopamina en las neuronas. No es que la dopamina sea mala. La dopamina que uno fabrica cuando realiza una acción o consume una sustancia sin esfuerzo, muy frecuente y muy rápido, genera un placer instantáneo; pero después, al otro día, ese placer no está más.

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"Estamos atravesando un momento donde todo lo que tiene que ver con los estímulos —como las redes sociales, la comida ultraprocesada, todo lo instantáneo, todo lo rápido— es un gran estimulante de la fabricación de dopamina".

Es como una especie de adicción en el cuerpo... de querer todo el tiempo recibir dopamina

Sí, es una adicción total. Es una adicción como puede ser a la comida, las drogas. O sea, es adicción a la dopamina. Adicción significa muerte neuronal. La dopamina es un excitador de las neuronas. Vos tirás dopamina, la dopamina va a la neurona vecina y la excita, y entonces ahí sentís ese placer que se siente en el cuerpo. Es un placer literal. Como cuando te comés una hamburguesa, una choco torta: hay placer.

Si vos volvés a comer eso, o volvés a estar scrolleando mucho tiempo (en caso de las redes sociales), la neurona que recibe la dopamina le dice: "Pará, pará, ya es mucho, tanto no". Entonces, como no recibe la dopamina, "te dice que no"; vos decís: "Che, ¿qué pasa? Ayer me comí la chocotorta y lo pasé bien. Hoy no me hace nada". Comés otra, porque querés sentir lo mismo, o hacés cuatro cosas al mismo tiempo para sentirte con placer.

Y esa sobreestimulación de las neuronas con dopamina hace que la neurona se suicide y se muera. Entonces, una búsqueda permanente de ese placer instantáneo no conduce a la felicidad; hace exactamente lo opuesto, y llega un momento que nada te viene bien, de que ya probaste esto, esto, esto, y ya no sentís placer.

Está bueno distinguir lo que es el placer y lo que es la felicidad. La felicidad tiene que ver más con la serotonina y tiene que ver más con el compartir, con las experiencias, con el otro, con el dar.

Vuelvo: las dos están buenas, son distintas. Vos te comprás un par de zapatos y es placer, no es felicidad. Ahora, si vos esos zapatos los usaste en el casamiento de tu mejor amigo, y sí, estás feliz en el casamiento con tus amigos. Podés fabricar las dos al mismo tiempo, dopamina y serotonina.

Estanislao.
"Esstamos atravesando un momento donde todo lo que tiene que ver con los estímulos —como las redes sociales, la comida ultraprocesada, todo lo instantáneo, todo lo rápido— es un gran estimulante de la fabricación de dopamina".

Siempre se dijo que solo usamos el 20% del cerebro. ¿Eso es verdad? ¿Es un mito?

No, hoy la ciencia, con la tecnología, muestra que el cerebro lo usamos todo, pero que no lo usamos todo en simultáneo o al mismo tiempo. Porque las neuronas, como otras células del cerebro —menos conocidas, pero también muy importantes—, necesitan respirar, comer. La célula necesita oxígeno y necesita comida. Las neuronas comen solamente glucosa. Entonces, la distribución de la comida y del oxígeno se hace a través de las arterias.

Y esa forma de distribuir que tenemos nosotros, Homo sapiens, permite que el cerebro reciba una cantidad tal de comida y de oxígeno para alimentar al 2% en simultáneo. Si bien lo usamos todo, en simultáneo podemos tener prendido más o menos el 2% del cerebro, que no es ni poco ni mucho.

Entonces, la respuesta sería: sí, usamos todo el cerebro, pero no al mismo tiempo, y tiene que ver con una distribución de la comida y del oxígeno en las neuronas.

Y la última va a cerrar...se dice que a partir de cierta edad no generamos más neuronas. Entiendo que hoy en día eso ya está descartado

Sí, sí. Hay experimentos con personas de setenta ochenta años que se observa neurogénesis, que es nacimiento neuronal. Entonces, sí, apropiarse de esas creencias o de esas frases... quizás hay gente que le sirve como para esconder su pereza: "Yo ya soy grande, yo ya soy viejo, no puedo". Y eso, salvo que tengas una patología, no es real. Lo que sí es real es que cuanto más grande sos, más ganas tenés que tener para seguir aprendiendo o cambiando o mejorando algo.

Entonces, una persona de setenta, ochenta, noventa, que quiere aprender a tocar el piano o quiere aprender un idioma o quiere aprender a cocinar, puede. Ahora, si no tiene ganas, le va a costar muchísimo. Ahora, si tiene muchas ganas, va recontra poder. Si no tiene una enfermedad, ¿no? Hay que derribar el mito de la vejez: "No, no puedo, soy viejo". No, está bien, no tenés ganas, eso es otra cosa, y sí, va a costar mucho.

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