La fabulosa inversión de Arabia Saudita para adueñarse del golf y lavar su cuestionada imagen
Esta semana se jugó en Londres el primer torneo de la LIV International Series, una serie de certámenes sostenidos por la monarquía saudí que, a medio plazo, aspiran a arrojar a la insignificancia a los circuitos de la PGA estadounidense y al Tour europeo. Londres, Portland, New Jersey, Boston, Chicago, Bangkok, Jeddah, Miami.

El comisionado del PGA Tour, Jay Monahan, dijo estar harto de "toda esa conversación" sobre "money, money, money".

Pero es que de eso se trata: dinero, dinero, dinero. Porque a Arabia Saudita le sobra, y está usándolo para comenzar a apropiarse del golf, uno de los deportes más rentables a nivel comercial y tradicional fortaleza británica y estadounidense.

Ya no. Esta semana se jugó en Londres el primer torneo de la LIV International Series, una serie de certámenes sostenidos por la monarquía saudí que, a medio plazo, aspiran a arrojar a la insignificancia a los circuitos de la PGA estadounidense y al Tour europeo. Londres, Portland, New Jersey, Boston, Chicago, Bangkok, Jeddah, Miami. 

Golf

"Golf, pero más fuerte", es el slogan del nuevo circuito, que se presenta en su web con una estética moderna, muy diferente a la habitual en ese deporte. "El golf como nunca antes se lo vio", añaden, por si quedaran dudas.

Ganó el sudafricano Charl Schwartzel, por delante de sus compatriotas Hennie Du Plessis y Branden Grace. Schwartzel necesitó 203 golpes para completar la victoria: ganó 23.300 dólares por golpe.

La apuesta de los saudíes es fortísima. Para 2022 están previstos ocho torneos limitados a 48 jugadores. Cada torneo repartirá 25 millones de dólares en premios, de los que cinco corresponden a la competencia por equipos. En el octavo torneo, la final del circuito, la bolsa se doblará, serán 50 millones. En los torneos regulares, el ganador se lleva cuatro millones y el último, 120.000 dólares. En el de cierre, el doble de esas cifras.

Pero hay más que eso. Figuras del golf como Phii Mickelson, trigésimo tercero en el torneo inaugural, se aseguraron un pago extra por comprometerse a largo plazo con la nueva serie de torneos. No fue informado oficialmente, pero la cifra que se baraja es de 200 millones de dólares. Dustin Johnson habría arreglado por 130.

Tiger Woods.

"Estoy listo para volver a jugar el juego que amo", dijo el zurdo Mickelson en un comunicado. "Después de 32 años, este camino es un nuevo comienzo, emocionante para mí en esta etapa de mi carrera y claramente transformador, no sólo para mí, sino, espero, para el juego y mis compañeros".

Sin embargo, no todos piensan como Mickelson. A una gloria como Jack Nicklaus se le ofrecieron 125 millones de dólares para que respaldara el proyecto. Dijo que no. Y Tiger Woods también dijo "no" a una cifra que los medios especializados describieron como "mareante" y "en la parte alta de las nueve cifras".

Con este paso, los saudíes están dándole argumentos a aquellos que los acusan de "sportwashing", el término que describe el intento de lavar la imagen de un país o una institución a través del deporte. Lo han hecho con el fútbol, donde son sede de la Supercopa de España, y lo intentan ahora con el golf. El formato es interesante: 54 hoyos en vez de los tradicionales 72, sin corte clasificatorio y con un torneo que es simultáneamente individual y por equipos.

La saudí es una monarquía absolutista severamente cuestionada por el amplio rango de violaciones a los derechos humanos, opresión a las mujeres e inexistencia del pluralismo político. Esto sucede desde hace décadas, pero nunca impactó tanto como en 2018, con el caso del periodista saudí disidente Jamal Khashoggi, residente en los Estados Unidos, que ingresó a una delegación diplomática de su país en Turquía a renovar su visa y nunca volvió a salir. Fue torturado, asesinado y descuartizado. El caso puso en serios problemas al príncipe heredero Mohammed bin Salman.

Bin Salman

"El ingreso de Arabia Saudita al deporte es parte de un acercamiento por etapas del reino, y no solo en la esfera del deporte, sino también en la de los negocios, entretenimiento y las artes, para alterar la percepción que hay de él, tanto en el exterior como en el propio país, de que solo se trata de una rica monarquía conservadora musulmana", escribió el "New York Times".

¿Qué futuro tiene el circuito saudí? Parece ser bastante importante. A otra escala, y en un deporte de mucho menor arraigo y desarrollo de negocio que el golf, Qatar dio este año un paso decisivo para adueñarse del pádel. Creó un circuito paralelo al ya existente y atrajo a los mejores jugadores con una fórmula imbatible: más dinero, mejor trato, mejores oportunidades comerciales para todos.

Y aunque Woods haya dicho que no y la mayoría de las estrellas siga en el PGA Tour, los saudíes han captado nombres importantes: Sergio García, Ian Poulter, Martin Kaymer, Lee Westwood, Greame McDowell, Louis Oosthuizen, Schwartzel y Grace, del circuito estadounidense, junto a figuras del Tour Europeo Justin Harding, Bernd Wiesberger y Pablo Larrazábal.

García y Johnson dieron además un paso audaz al enviar un comunicado anunciando su renuncia al PGA Tour para asegurarse de que no quedaran fuera de los cuatro Majors, aunque está por verse si eso funcionará en todos los grandes. Otros no lo hicieron, pero el resultado fue el mismo. Con el inicio de la primera vuelta en Londres, las autoridades del circuito estadounidense anunciaron que todos sus participantes, comenzando por Mickelson, seríansuspendidos de por vida.