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Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.
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Qué ver: Quino y Mafalda, entre el cine y el streaming

Matías Castro

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El estreno en cines de la película documental Quinografía complementa la miniserie de Disney+ Releyendo a Mafalda. Personaje y autor se ven contrapuestos a través de dos aproximaciones que, el año próximo, tendrán una pata más en una serie animada que lanzará Netflix.

14 Noviembre de 2025 07.56

Quino estaba cansado de Mafalda. Tenía temor de repetirse una y otra vez con el mismo recurso. Por eso quiso dejar de dibujar Mafalda a tiempo y la abandonó en 1973. Sin embargo, ella nunca lo dejó. 

El documental Quinografía habla sobre esto y, en mayor medida, la serie de Disney+ del año pasado funcionaba por oposición, al poner el foco en el personaje. Si Netflix planifica una serie de dibujos animados para el año próximo, dirigida por Juan José Campanella (El secreto de sus ojos), significa también que el público no ha dejado nunca de querer a Mafalda. 

La niña que nació del marketing

Mafalda nació como una historieta comercial por encargo de la marca de electrodomésticos Mansfield. Por ese motivo, en su primera versión, la tira presentaba un elenco de personajes algo distintos a los que trascendieron, cuyos nombres empezaban también con M. Con el tiempo se independizó, comenzó a publicarla en diarios y sin publicidades y así el micromundo de Mafalda, que era una síntesis del real, creció en historias y personajes. 

Quino continuó dibujándola hasta que sintió el cansancio, fruto de producir periódicamente una tira humorística. No quiso continuarlo para no ser predecible y tomó la decisión de cerrar la historieta y separarse en lo artístico porque, como se dice en Quinografía, se sentía esclavo de ella. 

Entre dibujantes de humor gráfico, los caminos son variados, pero la decisión de Quino no es tan rara. Bill Waterson cerró su genial historieta Calvin & Hobbes después de diez años de publicarla y en pleno apogeo mundial. Maitena dibujó su historieta Mujeres alteradas durante menos años, hasta que la terminó. En el otro extremo, Tabaré dibujó Diógenes y el linyera durante décadas, lo mismo Liniers y Fontanarrosa con sus propias creaciones. 

Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.
Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.

Esto habla también del impacto que puede tener una tira de historietas (por ejemplo, Macanudo, de Liniers, se llegó a publicar en 150 diarios de Estados Unidos) y de la relación del artista con ella. Hay quienes lo disfrutan y quienes le quieren poner un punto final. Waterson sentía que la iba a exprimir demasiado e incluso se negó a crear merchandising. Maitena quiso dejar de ser sinónimo del estereotipo de mujer que aparecía en sus tiras y buscó mostrarse como una creadora más amplia. 

Quino eligió segur hablando sobre las relaciones de poder en el mundo y las injusticias que percibía, pero a través de chistes.

En su caso, permitió que Mafalda siguiera su camino de reediciones y reimpresiones en todo el mundo. Y, al igual que Liniers, permitió que su obra se convirtiera en merchandising. La decisión es respetable si se piensa que esas son fuentes de ingreso que le permiten al artista continuar trabajando del modo que quiere. 

En un mundo radicalmente distinto, más violento, neurótico y acelerado que el de su nacimiento, las palabras de Mafalda y las de quienes la rodean siguen haciendo sentido. Es por eso que coinciden dos producciones sobre ella y su autor con el proyecto de Netflix. Entre muchísimos otros motivos, basta uno como ejemplo: casi cualquiera entiende qué quiere decir que alguien es "muy Susanita". 

La niña de mil miradas

Pasaron cincuenta y dos años desde la aparición de su última tira original. El resto han sido reimpresiones. Mafalda nunca dejó de ser un fenómeno mundial y la película Quinografía lo refleja, con entrevistas a editores de muchos países occidentales e incluso una mirada hacia cómo es leída en China. 

Las tiras refieren a la clase media argentina de los años sesenta y setenta, sus luchas cotidianas, el mundo en el que vivían, sus aspiraciones, sus cambios y frustraciones. Sin embargo, se siguen leyendo con frescura. En ello está el modo de hacer humor del propio Quino, expresado en los distintos personajes, en esa especie de sabiduría crítica que despliega Mafalda y que expresa entre el desparpajo y la inocencia. 

Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.
Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.

Si la miniserie Releyendo a Mafalda permitía entender ese fenómeno, Quinografía trata más sobre su autor, al que enfoca como un artista gráfico mayor, cuya obra se extiende antes y después que esa historieta. Para lograr eso, el director Federico Cardone logra que la familia de Quino abra su archivo y le permita filmar documentos muy personales en los que se ven reflejados distintos momentos de su vida.

Incluye, además, la que probablemente haya sido la última entrevista enteramente lúcida que ofreció Quino, cuando su salud ya estaba frágil. Él mismo va comentando sobre los materiales que surgen de su archivo y relata episodios de su vida, confiesa cómo fue siempre en la intimidad y cuáles eran sus manías y temores. 

En ese camino, se remite una y otra vez a su infancia, a su familia y a su sentir. Ahí está la base de todo, en la niñez que muchas veces se olvida cuando se enfocan las miradas hacia el costado adulto de una persona. Aparece así un paralelismo muy fuerte entre su vida y su obra, sus temores e inseguridades, que se manifiesta en la manera en que sus historietas y chistes reflejaron aspectos de lo que vivió o sintió.

El veterano dibujante

"Todo es miedo en Quino", afirma el dibujante Miguel Rep en Quinografía, "porque era un hombre que vivía así. Su trabajo está lleno de miedos y represiones. Y si le sacás eso, se cae su obra."

Uno de los miedos que hoy circulan más, el de la apropiación ajena y reinterpretación de una obra, le sucedió a Quino en los años setenta. 

En el documental, cuenta lo que ocurrió con una famosa tira de Mafalda en el que ella señala la cachiporra de un policía y le dice a Miguelito que ese es "el palito de abollar ideologías". Los servicios de inteligencia del Estado argentino lo tomaron, lo redibujaron y lo reescribieron para que Miguelito le explicara a ella "Ves, Mafalda, gracias a este palito todos podemos dormir tranquilos". Esa reversión del dibujo apareció en los lugares más diversos, expuesta en una comisaría durante la dictadura o como afiche que se dejó sobre los cadáveres de cinco sacerdotes asesinados por la policía. 

Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.
Quino y Mafalda. Foto: Gentileza.

Con los años y, en particular en la era de Internet, hay numerosas apropiaciones y reescrituras de los chistes de Mafalda, con un sentido u otro. Por un lado, son usos no autorizados que le hacen decir a la obra algo que no quiso, también hablan de la permanencia de la creación de Quino. 

¿Qué marca no querría ser tan reconocible como lo son estos personajes? La futura serie animada de Netflix va a reflejar lo reconocible que es la obra de Quino, se parará sobre sus virtudes y no hará más que reafirmar la importancia que tiene. Y todo nacido de un encargo comercial que terminó por reflejar y purgar los miedos y manías de su autor. 

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