Siete experiencias de lujo para la noche del 31
En Quito y Guayaquil, los hoteles se preparan para un fin de año con sabor a pavo, locro de medianoche y brindis con espumante. Entre menús de cinco tiempos, buffets y vistas panorámicas a la ciudad, las propuestas van mucho más allá de una cena “todo incluido”. Hablan de experiencia, rituales y esa mezcla de lujo y hogar que muchas familias buscan para cerrar 2025.

En diciembre, las cocinas de los hoteles se parecen a centrales de operaciones. La presión está en que todo salga perfecto y que cada plato tenga un simbolismo. La sopa que recuerda a la abuela, el pavo que marca el cambio de año, el postre que se vuelve excusa para la foto familiar.

Mientras muchos deciden quedarse en casa o hacer viajes exprés, un grupo familiar, parejas y amigos optan por otras alternativas para celebrar el Fin de Año. No se trata de reemplazar la tradición, sino de trasladarla a otros escenarios.

A partir de entrevistas con chefs y equipos de alimentos y bebidas, Forbes Ecuador elaboró un recorrido por siete hoteles que ofrecen cerrar 2025 con experiencias distintas, pero con un punto en común: hacer del 31 de diciembre una fecha única.

JW Marriott: Un brindis con glamour

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En el JW Marriott Quito, la fiesta de fin de año ocurre en varios escenarios simultáneos. El salón Amazonas se transforma para una celebración masiva con cena buffet, barra libre y vino durante la comida, bebidas soft ilimitadas, cotillón, DJ, orquesta y fuegos artificiales a medianoche. La fiesta temática parte desde los US$ 199 por persona e incluye el menú, el clásico brindis con espumante y la pirotecnia sobre la marquesina del hotel. Si quiere sumar hospedaje, el costo aumenta según la habitación. 

Para quienes buscan algo más reservado, el hotel tiene el restaurante Raíces que ofrece un menú de cinco tiempos que mezcla productos locales con técnicas internacionales. El chef Patricio Mata promete pavo, cerdo, cordero y langostinos pensado como “viaje gastronómico” por mar y tierra. La experiencia incluye que el pernil se corte frente al comensal. La experiencia invita a sentirse en una casa grande, con todo el despliegue de un hotel cinco estrellas.

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Hotel Le Parc: Un rooftop con clase

En el Hotel Le Parc, la fiesta de fin de año se diseñó alrededor de tres ejes: gastronomía gourmet, espacios exclusivos y seguridad. Andrés Vera, director de alimentos y bebidas, explica que la idea es que los invitados se “consientan” y no tengan que pensar en nada logístico. @@FIGURE@@

El corazón de la noche es una cena de cinco tiempos. El recorrido arranca con un aperitivo de salmón, continúa con un plato donde los langostinos son protagonistas, pasa por un sorbete de frambuesa con tequila para limpiar el paladar, llega a un fuerte con doble proteína y termina en un postre pensado para cerrar sin saturar. El menú se probó y ajustó durante meses, desde julio, hasta llegar a una secuencia que hiciera sentido con el clima de fiesta.

El paquete completo, que bordea los US$ 189 por persona, incluye cena, barra libre, parqueadero, estación de café y galletería, cotillón, uvas y música en vivo. Antes de la medianoche, los asistentes suben al rooftop, para recibir el año con DJ, conteo en vivo y vista panorámica de la ciudad. A las 02:00, un locro de papa caliente cierra la noche como recordatorio de que, incluso en un hotel, el fin de año sigue sabiendo a hogar. @@FIGURE@@

Sheraton: Una noche inolvidable

En el hotel Sheraton Quito, la noche de fin de año está pensada para quienes quieren tenerlo todo en un solo lugar (buena comida, pista llena y un cierre sin prisas al día siguiente). La gerente de alimentos y bebidas, Cristina Paredes, lo resume como una noche “inolvidable” para que el año empiece con buen pie. @@FIGURE@@

El evento va de 20:00 a 03:00 y arranca con un cóctel de bienvenida. Luego llega un buffet internacional con platos de alta cocina, acompañado de vino blanco y tinto durante la cena. A medianoche se cumple el ritual de las doce uvas, cotillón y copa de espumante para el brindis.

La música corre por cuenta de la orquesta K-tleya, acompañada por disco móvil en los momentos de descanso. La barra libre incluye whisky, vodka, gin, ron y cocteles preparados. Los adultos pagan alrededor de US$ 180, mientras que las entradas para los niños de 7 a 12 años bordean los US$ 90; los menores de 7 años ingresan sin costo.

Para quienes prefieren no manejar de regreso, el hotel ofrece paquetes con alojamiento a tarifas especiales, que incluyen la habitación y un brunch típico ecuatoriano el 1 de enero. En ese formato, la fiesta termina con un desayuno largo que inaugura el año sin apuro. @@FIGURE@@

Wyndham Puerto Santa Ana: Lo exquisito junto al río Guayas

En Guayaquil, el Wyndham de Puerto Santa Ana propone dos experiencias complementarias. Por un lado, la cena de Fin de Año en el restaurante Río Grande, desde las 19:00 hasta medianoche, con música en vivo, sabores locales y vista al río Guayas para despedir el año por alrededor de US$ 61,63 más impuestos por persona. @@FIGURE@@

Por otro lado, el Gran Salón Las Artes se convierte en el centro de la fiesta con buffet extenso, estación de sushi ilimitado, pavo, pernil de cerdo ahumado, relleno navideño y una mesa de postres donde el chocolate convive con frutas frescas y frutos secos. A las tres de la mañana hay encebollado con chifles recién fritos, un guiño claro a la tradición costeña.

Los paquetes combinados de cena, fiesta y hospedaje se mueven entre US$ 166,99 y US$ 181,99 por persona más impuestos, según el tipo de habitación. Incluye desayuno buffet, acceso a piscina, hidromasaje, sauna, turco, gimnasio, parqueadero y, para quienes vienen de fuera, traslados desde y hacia el aeropuerto. El énfasis está en los sabores reconocibles y en trabajar, como cuenta su chef, con cerca de un 85 % de producto local. @@FIGURE@@

Holiday Inn Airport: El estilo Gatsby alrededor de una piscina

En el Holiday Inn Quito Airport, la noche de Fin de Año se vive con temática Gatsby alrededor de la piscina, con orquesta en vivo, hora loca, cotillón y un back para fotos donde las familias posan y luego reciben su foto impresa con el marco del hotel como recuerdo. La propuesta gastronómica se organiza en un buffet por estaciones para que cada persona empiece donde quiera. Cocina italiana con una gran rueda de queso, estación española con paella gigante, sushi, pastas y risottos terminados al momento, además de repostería inspirada en la tradición francesa y suiza. @@FIGURE@@

Durante toda la fiesta hay barra libre de cócteles, copa de espumante y uvas a medianoche, parqueadero gratuito y un locro caliente a las dos de la mañana para recuperar energías antes del cierre. El valor de la fiesta es de US$ 140 por persona, impuestos incluidos, e incluye el buffet, la barra, la música en vivo, el cotillón, las fotos impresas y el acceso a las instalaciones del hotel, con la posibilidad de complementar la experiencia con brunch al día siguiente para quienes quieran empezar el año ahí mismo. @@FIGURE@@

Hotel del Parque: La elegancia y lo exótico de un menú  

El Hotel del Parque apuesta por un fin de año más reservado y elegante en Casa Julián, donde la celebración gira alrededor de la “mesa puesta”: los platos llegan al centro para que se puedan compartir sin protocolos rígidos. @@FIGURE@@

El menú, diseñado en tres tiempos, incluye entradas frías y calientes como tartar de res, camarones gratinados, ensalada de quinoa y hummus de garbanzo; los platos fuertes que van desde un costillar de cerdo braseado y lomo de res a la parrilla hasta pescado al grill y ñoquis de zapallo con longaniza; y de postre una tartaleta de maduro, pavlova de frutos rojos y cremoso de chocolate blanco. 

La experiencia comienza con una copa de espumante de bienvenida y se ofrece en dos horarios, a las 19:00 y a las 21:30, con un valor de US$ 100 por persona, impuestos incluidos. Para quienes buscan un plus en la experiencia, hay paquetes de maridaje especialmente pensados para acompañar cada tiempo del menú, con vinos tintos y blancos o coctelería de autor, desde US$ 31,25 hasta US$ 56,25 por persona.

La apuesta combina alta cocina, arquitectura republicana y jardines que funcionan casi como un refugio del ruido de la ciudad. Es una opción pensada para quienes quieren cerrar el año con conversaciones largas y un brindis cuidado, lejos del tráfico y los fuegos artificiales masivos, pero sin renunciar al detalle en cada plato. @@FIGURE@@

Hilton Colon: Gala y placeres culinarios

El Hilton Colon Guayaquil despide el año con tres propuestas. En Vereda Tropical y Portofino ofrece un buffet con estaciones en vivo de cocina fría, antipastos, mariscos, cocina caliente, trinchas de cerdo y pavo, pastas y risottos preparados al momento, desde las 19:00. En Café Colon la apuesta es un buffet tradicional con cocina ecuatoriana, platos internacionales y barra de ceviches. @@FIGURE@@

El gran cierre es la fiesta en el Gran Salón Isabela, con buffet de gala, copa de espumante, bebidas soft ilimitadas, uvas, cotillón y sorteos, por US$ 92 para adultos, US$ 46 para niños de 5 a 12 años y gratis para menores de 5. La fiesta puede alargarse hasta las 4 o 5 de la mañana, con ceviche de madrugada y la opción de quedarse en el hotel para empezar el año entre desayuno buffet y piscina. @@FIGURE@@

Al final, la decisión es por el tipo de noche que cada uno quiere recordar. Un salón multitudinario con orquesta, un rooftop con vista a la ciudad, un buffet frente al río o una cena íntima en un lugar con historia. 

Lo interesante es que, detrás de cada copa de espumante y de cada plato servido, hay equipos que empezaron a planear estas fiestas meses atrás para que, al menos por unas horas, la vida se desacelere, las preocupaciones queden en pausa y el nuevo año empiece con esa sensación simple y poderosa de estar donde uno quiere estar, y junto con quienes elegimos brindar. (I)