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Nicolás Záfaro Quito - Ecuador
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El sastre Nicolás Zaffora es todo un artista para confeccionar trajes a la medida y vestir a las personas más elegantes, finas y poderosas de la región. Hace 12 años fundó su propia marca. Y hoy entra al país para aprender del caballero ecuatoriano, pero a la vez para ayudarlo a que sienta su estilo y viva su clase al más alto nivel.

29 Junio de 2022 22.13

Antes de fundar su sastrería artesanal de lujo, hizo, durante 10 años, prácticas en un monasterio como monje, donde parte de sus labores era vestir a sus compañeros. Huérfano desde muy pequeño, vivió con sus abuelos, quienes se dedicaban a la talabartería y, sí, a la sastrería a medida. Es el argentino Nicolás Zaffora, descendiente de sicilianos, especialista en cuerpos humanos y en las telas que les calza a la perfección. Lanzó su empresa Zaffora Bespoke Tailoring hace 12 años, con solo US$ 89. Actualmente es un referente de América Latina en la élite del estilo masculino mundial, vistiendo a las personas más elegantes, finas y poderosas de la región. Hoy llega al Ecuador y nos cuenta detalles de cómo comprender, sentir atracción y vestir con esta tradición sartorial que usa técnicas de hace 600 años. 

¿Naciste sastre?

Siempre tuve inquietudes por la ropa, el estilo y la imagen. Buenos Aires siempre tuvo una tradición sartorial muy importante, porque, después de las dos guerras mundiales, los mejores artesanos de Europa salieron y se repartieron por el mundo. Uno de los puntos que encontraron fue la capital argentina. En esa época, mi país tenía un plan de desarrollo internacional, era una potencia, era el granero del mundo, era un lugar prometedor. Se forjó entonces una gran tradición sartorial, bastante peculiar en el continente, excepto por EE.UU. hacia donde hubo también una alta migración. Hace 12 años decidí y comencé con mi marca, incorporando algunas cosas que me faltaban aprender, a través de unos sastres muy buenos en Buenos Aires. 

Nicolás Záfaro Quito - Ecuador
Nicolás Zaffora. Fotos: Pavel Calahorrano

¿Por qué te decantaste por los trajes?

También tengo una historia de muchos años de uniforme, en los que no pude interactuar con el espejo. Los uniformes te igualan, te aplastan, te quitan identidad, te unifican. En una parte de la historia de la humanidad, las únicas prendas para hombres eran los trajes. No existían ni los pulóver, ni las remeras, ni los jeans, ni montón de opciones que existen hoy. Entonces, la prenda más antigua sobre el cuerpo masculino es el traje. Es la más importante para la imagen masculina. Y es la que tiene más elaboración, porque detrás están artesanos muy inteligentes, interactuando con clientes muy exigentes. En lo que yo me especializo, confeccionar un traje bespoke es un arte, implica un proceso delicado que exige mucha dedicación, ya que se trata de un diseño hecho absolutamente a medida para que quede impecable. Los sastres bespoke hacemos ropa a medida, ocupándonos de que la tela quede bien al cuerpo, guiando en las proporciones y el balance. Y cumplimos caprichos.

¿Cómo empezar a comprender el arte del traje?

Primero, sabiendo que hay tres tipos de traje sastre: el primero es el Ready to Wear o el Pret-a-Porter, los que vemos en las vitrinas, que pueden ser económicos o muy costosos, pero que tienen solo un formato en el que medida principal es la circunferencia de pecho. El humano que llega a la boutique y le gustó ese género tiene que entrar en esa prenda, o sea, básicamente, se prueba, se lo acomodan un poco y se lo lleva. El segundo es el Made to Measure, un traje a medida, pero industrializado, es decir se elige la tela y se lo confeccionan desde cero con mordería y técnicas industriales. Es un intermedio entre el Ready to Wear y el tercer tipo de traje: el Bespoke, que es un concepto que resume lo artesanal y a medida, tiene que estar 
hecho a mano en todo el proceso. En este último es en el que me desarrollo.

Desde hace 600 años, los sastres bespoke tomamos medidas y construimos las prendas sobre el cuerpo. Pero las medidas son insuficientes, hay que acomodar las características particulares de una tela sobre el cuerpo. Y, además, coser a mano. Todo el trabajo se hace a mano, para generar ese volumen que tiene el cuerpo y que no lo logra la tecnología. La tela, cuando nos llega, es bidimensional, nosotros tenemos que transformarla en tridimensional, con las características peculiares de cada humano. Eso se llama bespoke, que significa, literalmente, hecho a medida. El espíritu de esa palabra, forjada en Saville Row, una pequeña calle de Londres donde están las sastrerías más antiguas, refleja el 'hecho a mano', no solo a medida. Porque a medida también se hace de forma industrial. 

Quizás con una comparación puede entenderse más claramente. Ready to Wear es como un auto de marca común (Fiat, Volkswagen, Peugeot); Made to Measure sería las marcas premium (Audi, BMW, Volvo); y, Bespoke equivaldría a las marcas de lujo (Aston Martin, Bugatti, Pagani, Ferrari, Maserati). Entonces, todos son autos, todos tienen ruedas, todos tienen motor, pero no son lo mismo.

Zaffora
Zaffora. Foto: Cortesía

¿El bespoke es estático o se va adaptando al paso del tiempo?

En la moda masculina clásica, las variaciones se dan por décadas, años 20, 60, 80, 90. No es semestral. No es que este semestre se usa esto y al siguiente hay que descartarlo. Por ejemplo, en los años sesenta, los sacos no eran muy apretados y la solapa era bien finita. En los años setenta, el saco era bien ajustado y la solapa bien ancha. En los noventa, las hombreras fueron más anchas y la tapa de cuello baja más. En los 2000 se estilizó un poco lo que venía de los 90, pero no hubo mucha variación. Para mí, el arranque de los 2000 fue una etapa de poca definición de identidad. De 2010 a 2020 se retomó las solapas finitas de los sesenta, pero el saco era bien cortito, casi no tapaba la cola del hombre y se usaban los chupines, que apretaban el tobillo. Ahora, en los 2020, el pantalón es más bien recto, no tan ajustado y no muy amplio, no tanto como en otras épocas, como en los 90, además se volvieron a actualizar los pliegues en el pantalón, en 2010 no existían, todo debía estar pegado al cuerpo de la mejor manera posible. 

¿Y se enmarca en las tendencias?

Poco. Hay trajes Príncipe de Gales que desde que nació el Príncipe de Gales hasta ahora es un clásico, atemporal totalmente, puede ser más grande, más chico, en gris, diferentes colores, pero es un patrón muy reconocido que no hace falta que esté de moda. Y así, varios otros. 

¿Cada sastre le da su propia identidad, estilo, toque o es una línea definida para todos?

Dentro del bespoke hay diferentes niveles. Hay muchos buenos artesanos, pero que trabajan a un nivel más común. Y aunque manejen bien las telas, sean buenos artesanos en el corte y en como tratan los géneros, lo más probable es que les falte identidad a la hora de darle líneas, acabados y terminaciones. Porque en el mundo hay diferentes estilos sartoriales marcados- En Italia hay fácilmente tres, hay más, pero los más difundidos son el napolitano, romano y milanés; en Francia tienen una identidad diferente, en España igual. Pero entre los argentinos es un poco menos definido, están entre el francés y el italiano, en general. Yo voy por la línea italiana. Son estilos marcados en el corte, las tradiciones. Nosotros aprendimos de las tradiciones, de nuestros maestros sastres, la forma de cortar, de probar, de coser, de pensar como artesano para resolver diferentes problemáticas que nos trae el cuerpo o los géneros. Hay caballeros que van probando diferentes sastres, porque las técnicas, los acabados son diferentes; las mangas, los pespuntes, las solapas, los bolsillos se colocan y se hacen diferente. 

Si soy un novato en trajes, ¿cómo siento la diferencia entre uno de Zaffora de otro?

Lo primero que hay que saber es la distinción técnica sobre los tres diferentes tipos de traje. Cualquier egresado de universidad seria de diseño sabe que hay diferentes trajes sastres y no solo lo que se ve en las vitrinas. Las tres están muy bien, son legítimas, pero son diferentes. Cuando uno es sibarita y gran disfrutador de las cosas buenas, en la medida que puede, va a buscar la experiencia bespoke, de ultra personalización, en su cuerpo, en el diseño, en la elección del género, porque puede lograr toda la personalización que se puede hacer. ¨pr eso los sastres debemos interpretar su gusto, qué quiere, cuán cómodo desea estar o cuánta estilización quiere tener. Porque chocan un poquito estilización y comodidad. La comodidad requiere de volumen, la estilización no. Hay que encontrar el punto justo, subjetivo de ir percibiendo, sintiendo y logrando un traje según su sensibilidad. Toda esta experiencia subjetiva personal es muy buscada por quienes disfrutan de cosas como los trajes, los vinos, los whiskys, los puros, etc. 

¿Cómo se hace tu trabajo?

Lo primero, tengo que conocerte, percibirte, ponerte en un lugar en tus gustos, identificarlos.  Después saber cuál tu necesidad, por qué me buscaste, tienes inquietudes de cambiar tu vestidor, cambiaste de trabajo y necesitas mostrar poder, autoridad o calidez, cercanía. Porque no es lo mismo una reunión de negocios en donde, por ejemplo, haya una mesa directiva con mucha participación femenina o una con mucha participación masculina. En una masculina, los hombres queremos mostrar poder y ahí van a jugar más los colores neutros y oscuros. Pero cuando queremos mostrar cercanía y profesionalismo tenemos que lucir colores un poco más suaves y cálidos, para no proyectar una imagen chocante. Por eso tengo que ver cuál es tu sensibilidad: es sofisticada, sencilla, extrovertida, dramática, fuerte… Esto se hace en una reunión previa, luego elegimos la tela, de entre una variedad casi ilimitada, tanto en los tejidos como en los diseños de solapas y bolsillos, la cantidad y ubicación de botones, los detalles de recortes, etc. Después tomamos las medidas. Son unas 45 medidas. Mientras varía la edad, nuestros cuerpos también cambian. Un niño tiene cuello angosto, hombros estrechos y abdomen desarrollado. Un adolecente no. En la Tercera Edad toda la parte de los huesos de los hombros tiene menos volumen de músculo, es más encorvado. Tras todo esto, hacemos la primera prueba sobre el cuerpo de la persona, se va haciendo el molde para que calce perfecto, viendo cómo cae la tela, cómo se puede mover el humano, cómo está más cómodo. Y después de las pruebas, se va corrigiendo el molde. 

¿Cuánto tiempo debo quedarme quieto mientras te toman las medidas?

Como modelo cliente, la primera cita es charla de conocernos y después son 25 minutos para tomar las medidas. 

¿Y en cuánto tiempo está listo un traje bespoke?

En general, en todas las boutiques bespoke del mundo, excepto que tengan una lista de espera, en general nos tomamos entre 45 y 60 días de trabajo. Se utilizan entre 80 y 90 horas para elaborar cada traje, de mano de obra muy calificada. Las telas se arman, se planchan y se dejan descansar antes de que quede terminada la prenda. Por eso el proceso normal, desde el primer momento hasta que el cliente se lo lleva puesto, requiere por lo menos que realicemos 
tres viajes –si es al exterior- hasta la entrega final. Una vez completo el molde para la primera prenda, el resto de los diseños requieren menos tiempo ya que se hacen a partir de ese original.

Si mañana me crece la panza, ¿chao traje?

Todas nuestras técnicas sartoriales están pensadas en una época en que las cosas no eran descartables. Entonces, siempre dejamos en diferentes partes de la prenda recursos de tela específico para agrandar y para achicar. Porque tampoco es tan fácil achicar, hay un límite. Esto es tradicional en cualquier sastre bespoke, los ingleses lo hacen, los italianos lo hacen, todos lo hacemos.

¿Cuánto puede costar un traje de esta calidad sartorial?

Entre US$ 4.000 y 12.000 cada traje. Depende de la sastrería y de los sastres. Quienes todavía somos los dueños, somos sastres y trabajamos, tenemos un precio bajo para bespoke. Después hay sastrerías más desarrolladas, aunque sean chiquitas, con un precio medio, Y hay las grandes, que se han desarrollado mucho, cuyo precio es mucho más alto. 

¿El precio es una barrera para que más gente pueda acceder a una prenda así?

Hay que estar interesado. Y también, puede ser que sea el único traje en la vida del cliente, que lo quiere para verse impecable en ciertas ocasiones. Para eso, tendrá que ahorrar como ahorra para comprarse un auto. Un traje bespoke no es que es solo para ricos, digamos. Pero, claro, quien tiene más recursos va a encargar 10 o 20 por temporada sin problema, mientras otras personas cuidarán ese único traje todo lo que puedan y lo va a arreglar. Y si baja o sube de peso va a ir al sastre para que se lo acomode, no va a llevarlo a una modista que hace vestidos. Como no mandamos a arreglar autos a un mecánico de motos, entiende de motores, sí, pero no es lo mismo. 

¿Y cómo deben empatar los demás detalles del atuendo, la camisa, la corbata, los zapatos?

Los sastres hacemos trajes, camisas, chalecos, sobretodos, toda la ropa de vestir masculina. A principios de siglo pasado, en los años 20, 30, 40, la gente iba a la cancha en traje, porque era la prenda que existía. En los 50 recién se empezó a popularizar el jean, con las películas de Hollywood, y las camisetas. Hasta esa época todo era traje. 

¿Cuántas personas trabajan contigo?

Empecé solo en mi casa hace 12 años, con una inversión de US$ 89, que después fui reinvirtiendo, reinvirtiendo, reinvirtiendo y creciendo. Ahora somos un equipo de 10 sastres y dos administrativos. 

¿Hay trajes para mujeres?

Hay muchas a las que les encanta. Yo todavía no entiendo bien cuál es la magia de que el traje con diseño masculino y cuerpo de mujer, de alguna forma, potencia la feminidad. No lo entiendo, porque en categoría seculares, la mejor prenda para la mujer es el vestido y la mejor para el hombre es el traje. Pero hay algo de magia en el traje bespoke para mujeres que potencia la feminidad. Y todavía no le comprendo. El año pasado hice por primera vez una pequeña cápsula para mujeres. Pero en general, todos mis clientes son hombres y algunas mujeres que atiendo sí son fanáticas de lo que hago y lo difunden también. 

Zaffora
Zaffora. Foto: Cortesía

¿Los sombreros son aceptados dentro de un atuendo bespoke?

Puede ser o no, depende. El sombrero tiene dos funciones: una la solemnidad y la otra el abrigo. Para el sol también, Panamá o la gorrita típica de beisbol. Para el invierno, para quienes no tienen pelo o se rapan para verse cancheros, hay los de lana tipo Peaky Blinders. Y hay momentos muy solemnes en lugares donde es muy respetable el protocolo como las carreras de Ashcore en Inglaterra, donde uno tiene que ir de frack o de jaké y con su galera o bombil. 

¿Se trabajan trajes bespoke con colores llamativos?

Hay muchos criterios por los cuales elegir un color. Hay que ver el momento y la ocasión para elegir. El color va desde el negro al más estridente, o sea, desde más formal a menos formal. También para esas escalas hay que ver otras características, qué fibras son, cómo me queda el traje, etc. Un traje muy ajustado o muy suelto, es informal. El correcto es el formal. (I)

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