Cómo es la "rutina sin distracciones" que le permitió a Pavel Durov fundar Telegram
Lejos de los métodos tradicionales y con una rutina marcada por la abstinencia digital, el creador de la app de mensajería comanda una firma global con decisiones que desafían a todo Silicon Valley. Desde rechazar el uso del celular hasta limitar las contrataciones, su disciplina roza la obsesión.

La mayoría de los multimillonarios tecnológicos no puede vivir sin su celular. Sin embargo, Pavel Durov creó una aplicación de mensajería con 1.000 millones de usuarios sin usar uno.

Pavel Durov, fundador y CEO de Telegram, tiene 41 años y dirige una de las empresas tecnológicas más valiosas del mundo con apenas 40 ingenieros. Su patrimonio neto llega a los US$ 17.100 millones, y su plataforma de mensajería ya atiende a más de 1.000 millones de usuarios y genera cientos de millones en ingresos. En una entrevista reciente en el podcast de Lex Fridman, Durov contó cuáles son las decisiones extremas en su estilo de vida y las estrategias empresariales contracorrientes que lo llevaron al éxito.

Silicon Valley insiste en contratar rápido y moverse más rápido. Afirman que se necesitan miles de empleados para escalar y que la conectividad constante impulsa la innovación. Pero cada una de estas "reglas" puede convertirse en un obstáculo. Durov lo demuestra todos los días al hacer exactamente lo contrario.

Estudié a cientos de fundadores que desafían las creencias populares. La mayoría apenas toca la superficie. Durov, en cambio, rompe por completo el manual. Su forma de trabajar muestra qué pasa cuando se combina una disciplina física estricta con límites empresariales inquebrantables.

Olvídate de todo lo que crees saber sobre cómo construir una empresa tecnológica. La verdadera ventaja está en lo que te negás a hacer.

Método Pavel: cómo dirigir una plataforma con 1.000 millones de usuarios

Empezá por el cuerpo, no por tu bandeja de entrada

Durov arranca cada mañana con 300 flexiones y 300 sentadillas. Sin teléfono. Sin notificaciones. Solo esfuerzo físico, antes de que algo más ocupe su cabeza. "El principal músculo que puedes ejercitar es este, el músculo de la autodisciplina", le dijo a Fridman. "Si logras entrenarlo, todo lo demás viene solo", agregó.

Esto pesa más de lo que parece. Muchos fundadores abren los ojos y se lanzan directo a las prioridades ajenas: mails, Slack, noticias, todo compitiendo por su atención. Durov se planta. Primero refuerza su voluntad, después elige qué vale su tiempo. Probalo mañana. Hacé 50 flexiones antes de tocar cualquier dispositivo. Vas a notar cómo funciona distinto tu cerebro cuando ya ganaste la primera batalla del día.

Por qué las limitaciones superan a los recursos

Durov entendió desde chico que la escasez empuja a pensar distinto. Creció en la Rusia soviética y no podía comprarse videojuegos, así que los creó. Tener poco lo obligó a ser creativo. "La escasez impulsa la creatividad", explicó. Es "una de las razones por las que hay tanta gente aficionada a la programación que viene de la Unión Soviética o de otros lugares con poco acceso a la tecnología moderna", sostuvo.

Hoy aplica la misma lógica en Telegram. Con 40 ingenieros, la empresa administra 100.000 servidores distribuidos en varios continentes. ¿Cómo lo hacen? Durov prohíbe las contrataciones. "Si intencionalmente no permites que algunos miembros de tu equipo contraten a más personas para que les ayuden, se verán obligados a automatizar las cosas", dijo. La consigna es clara: que construyan sistemas, no estructuras innecesarias. Ponles límites que los obliguen a innovar. Tal vez piensas que necesitas cinco desarrolladores para un proyecto. ¿Y si solo tuvieras uno?

Automatiza todo o paga el precio

La infraestructura de Telegram necesitaría decenas de miles de empleados si se operara de forma manual. Pero no es el caso. Todo lo manejan algoritmos. Durov incorporó esa lógica en el ADN de la empresa desde el primer día. Si un servidor falla, el código lo resuelve. Si hay picos de tráfico, los sistemas se ajustan solos. No hace falta que intervenga nadie.

Esa obsesión por la eficiencia va mucho más allá del ahorro. "Si tu código se ejecuta más rápido, significa que necesitas menos recursos computacionales para ejecutarlo", explicó Durov. Cada milisegundo importa cuando mil millones de personas abren tu app decenas de veces por día. Hizo la cuenta: medio segundo de retraso, multiplicado por miles de millones de interacciones, equivale a siglos de tiempo humano perdido. Piensa en tus propios sistemas. ¿Qué tareas repetís todas las semanas? Crea una automatización y recupera esas horas para siempre.

El modelo de negocio anti-adicción

WhatsApp y el resto de las apps de mensajería se financian con publicidad dirigida. Extraen datos, rastrean el comportamiento de los usuarios y venden su atención. Telegram eligió otro camino. Pavel Durov no utiliza el 80 % de los ingresos que podría obtener si aplicara ese sistema. En Telegram no hay anuncios dirigidos ni seguimiento invasivo. Solo muestra publicidad contextual, sin violar la privacidad.

La manera en que Pavel Durov construyó Telegram desafía casi todas las ideas convencionales sobre el éxito. 

 

 Y, a diferencia de otras plataformas, 15 millones de personas pagan por Telegram Premium. No lo hacen por obligación, sino porque quieren respaldar una plataforma que los respeta. "El dinero nunca fue el objetivo principal", dijo Durov. Durante años, un modelo por suscripción pareció inviable para una app de mensajería. Sin embargo, hoy genera más de US$ 500 millones al año. La lógica de Telegram es simple: crear algo que la gente valore, no algo que la explote. El dinero llega después.

La competencia como estrategia de contratación

Olvídate de LinkedIn. Olvídate de los reclutadores. Pavel Durov elige ingenieros a través de concursos de programación. Los participantes resuelven problemas reales de Telegram. Quienes se destacan, consiguen trabajo. "¿Qué puede ser mejor que un concurso?", preguntó. "Un concurso de programación donde todos los que quieran unirse a tu empresa puedan demostrar sus habilidades, y luego seleccionamos a los mejores", señaló.

Ese sistema filtra lo que de verdad importa. No hay lugar para currículums inflados ni habilidades de entrevista. Solo cuenta la capacidad de resolver problemas complejos. Uno de los ingenieros que Durov terminó contratando había competido en diez concursos desde los 14 años. Para cuando cumplió 21, ya había ganado ocho. Diseñar desafíos que reflejen el trabajo real permite crear un filtro propio. El rendimiento vale más que cualquier credencial.

El costo real de cada función

Pavel Durov supervisa cada detalle. Revisa cada píxel, cada animación y hasta cada microsegundo de demora. El efecto de eliminación de mensajes —cuando los textos desaparecen convertidos en partículas— llevó meses de trabajo. "A nadie le importa realmente", admitió. "Pero hay algo que no encaja cuando se descuidan estos aspectos", dijo.

Ese nivel de perfeccionismo tiene impacto. Una función mal optimizada, en manos de mil millones de usuarios, implica tiempo y dinero perdidos. Un desarrollador que introduce ineficiencias por descuido puede generar costos millonarios. "Si contratás a alguien un poco distraído e inexperto, podés terminar con ineficiencias en tu código base que resulten en pérdidas de decenas de millones de dólares", advirtió Durov. La obsesión por los pequeños detalles, llevada a escala, genera una ventaja enorme.

Cómo construir una empresa con mil millones de usuarios diciendo que no

La manera en que Pavel Durov construyó Telegram desafía casi todas las ideas convencionales sobre el éxito. No usa teléfono. No tiene un equipo sobredimensionado. No recurre al capitalismo de vigilancia. Solo aplica un criterio extremo a lo que realmente importa. Mientras Silicon Valley destina recursos a plantillas de miles de empleados, él impulsa una plataforma global con apenas 40 personas. La pregunta, entonces, no es cómo lo hizo, sino qué grado de complejidad innecesaria estamos aceptando como algo normal.

 

*Con información de Forbes US.