A pesar de los reveses que enfrentaron las mujeres en 2025, las líderes y referentes que integran la lista Forbes Power Women de este año demostraron su resiliencia en un escenario hostil.

Sanae Takaichi fue elegida primera ministra de Japón y se convirtió en la primera mujer en la historia en dirigir la nación, cuyo PBI ronda los US$ 4 billones. MacKenzie Scott, multimillonaria y filántropa, destinó cerca de US$ 700 millones a apoyar colegios y universidades históricamente negros en Estados Unidos. Lisa Su, directora ejecutiva de AMD, firmó un acuerdo con OpenAI para producir 6 gigavatios de chips de inteligencia artificial en los próximos años. 

Se trata de un proyecto que podría alcanzar un valor de decenas de miles de millones de dólares y modificar el ecosistema de la IA. Por su parte, Kim Kardashian, con más de 350 millones de seguidores en redes sociales, se alió con Nike para lanzar NikeSkim. En 2025, su marca alcanzó una valuación de US$ 5.000 millones.

Impulsar ecosistemas de gran escala, desde países y comercio hasta educación e inteligencia artificial, es parte del trabajo cotidiano de las mujeres más influyentes del mundo, incluidas estas cuatro. La edición número 22 de la lista anual de Forbes sobre las 100 mujeres más poderosas del mundo se elaboró a partir de cuatro criterios principales: dinero, presencia en los medios, impacto e influencia.

En el caso de las líderes políticas, se consideraron el producto bruto interno y la población; en el de las directivas corporativas, se evaluaron los ingresos, las valuaciones y la cantidad de empleados. También se analizó su presencia en los medios de comunicación.

El resultado: 100 mujeres, entre ellas 17 que ingresaron por primera vez, que manejan un poder económico conjunto de US$ 37 billones e inciden en la vida de más de 1.000 millones de personas.

¿Dónde tienen las mujeres el poder real?

El poder se concentra donde el mundo empieza a reconstruirse. La lista de este año ubica a las mujeres en el centro de ese proceso: administran el capital que define el rumbo de la inteligencia artificial, controlan cadenas de suministro que los gobiernos intentan asegurar y sostienen instituciones sometidas a una presión histórica. En sistemas cada vez más interconectados, sus decisiones marcan qué países y empresas logran mantener una ventaja estratégica y cuáles quedan rezagados. Sin embargo, pese a ejercer una influencia sin precedentes, el acceso a los niveles más altos todavía está restringido. Esta lista muestra tanto los espacios donde las mujeres ejercen poder como los límites que aún enfrentan.

En el ámbito tecnológico, las mujeres ocupan posiciones clave. La inteligencia artificial impulsó el mayor despliegue de infraestructura en la historia reciente del sector corporativo: las empresas tecnológicas que integran el S&P 500 ya destinan más de US$ 400.000 millones al año a ese desarrollo. En este escenario, el poder se trasladó a quienes controlan esa capacidad.

Lisa Su maneja un cuello de botella en la producción de semiconductores que determina el ritmo de crecimiento del ecosistema global de la IA. Las decisiones que toma inciden directamente en la posibilidad de que las compañías más avanzadas del sector cumplan con las expectativas que generaron entre inversores y gobiernos.

Una concentración similar de poder se observa en cuatro de los llamados "siete magníficos", el grupo de gigantes tecnológicos de Estados Unidos cuya escala no solo impulsa los mercados bursátiles globales, sino que también define el rumbo del desarrollo tecnológico. Ruth Porat (n.º 12), presidenta y directora de inversiones de Alphabet, junto con las directoras financieras Colette Kress de Nvidia (n.º 37), Susan Li de Meta (n.º 41) y Amy Hood de Microsoft (n.º 16), administran un valor de mercado combinado de más de US$ 8 billones. Las decisiones que toman marcan el ritmo de la expansión de la inteligencia artificial, al definir su velocidad, su dirección y la estabilidad del escenario tecnológico para la próxima década.

Mientras la carrera armamentista en torno a la IA se acelera, Daniela Amodei (n.º 73), cofundadora y presidenta de Anthropic, ingresó por primera vez a la lista tras convertirse en multimillonaria por cuenta propia. Su empresa alcanzó una valuación de US$ 183.000 millones, y ella es una de las pocas mujeres que reúnen tanto capital fundador como poder ejecutivo en una firma de inteligencia artificial de alto nivel. Sarah Friar (n.º 50), directora financiera de OpenAI, es quien administra el capital de la compañía que encendió esta competencia. Si bien las participaciones accionarias están generando una riqueza significativa para las mujeres que acceden a estos cargos, la posibilidad de acceder a ellos, especialmente a los vinculados a fundaciones empresariales, sigue siendo muy limitada.

La autoridad política expone hasta qué punto la infraestructura tecnológica se convirtió en una cuestión de supervivencia nacional. Sanae Takaichi (n.º 3) asumió en octubre como primera ministra de Japón, la primera mujer en la historia en ocupar ese cargo, al frente de una economía de US$ 4,2 billones, en un momento marcado por la seguridad de los semiconductores, el reordenamiento de la defensa y la presión demográfica. Las decisiones que tome en estos frentes serán clave para definir el equilibrio de poder en Asia Oriental y la estabilidad de la industria manufacturera a nivel global.

Este patrón se repite en distintos continentes que enfrentan tensiones estructurales. Ursula von der Leyen (n.º 1), presidenta de la Comisión Europea, y Christine Lagarde (n.º 2), presidenta del Banco Central Europeo, lideran en medio de crisis superpuestas en Europa, donde la energía, la defensa y la política monetaria son factores que determinarán si el continente logra sostener su unidad o entra en una etapa de fragmentación. El proceso de deslocalización pone a Claudia Sheinbaum (n.º 5), presidenta de México, en el centro del rediseño industrial de América del Norte. La disputa por minerales críticos, como los de tierras raras, potencia el rol de dirigentes como Netumbo Nandi-Ndaitwah (n.º 79), primera ministra de Namibia, un país con abundancia de recursos.

Aunque las mujeres gobiernan solo 3 de las 25 principales economías del mundo, lideran en puntos clave que influirán directamente en el nuevo orden geopolítico.

Las finanzas funcionan como una forma distinta de apalancamiento. Jane Fraser (n.º 8), directora ejecutiva y presidenta de Citi, fortaleció su liderazgo en medio de un proceso de reestructuración y volatilidad. Tan Su Shan (n.º 29, recién incorporada) es la directora ejecutiva del Grupo DBS y tiene un rol central en el acceso al crédito en una de las regiones con mayor dinamismo económico. Tarciana Medeiros (n.º 18), presidenta y directora ejecutiva del Banco do Brasil, está al frente de la entidad que respalda buena parte del aparato agrícola y exportador de América Latina. Las decisiones de estas mujeres sobre la circulación del capital tienen un impacto directo en la expansión o el freno de las economías.

En el sector industrial, las mujeres administran infraestructuras críticas para los gobiernos, aunque no pueden operarlas de forma autónoma. Gwynne Shotwell (n.º 20), de SpaceX, es quien mantiene operativos los sistemas que sustentan tanto la defensa como la conectividad global.

La lista también da cuenta de un cambio que suele pasar inadvertido: la autoridad cultural empezó a convertirse en motor económico. Kim Kardashian, otra de las recién llegadas (n.º 71), recaudó US$ 225 millones para su marca Skims, que alcanzó una valuación de US$ 5.000 millones, y lanzó NikeSkims junto a Nike. El caso demuestra que la influencia cultural puede escalar hasta transformarse en una marca global. Por su parte, las integrantes de KPop Demon Hunters, de Netflix (n.º 100 este año), construyeron una base de seguidores que atraviesa barreras de edad, género y nacionalidad. En 2025, dominaron el pulso cultural con un control directo sobre sus audiencias.

La edición de este año revela una verdad esencial: las mujeres están al mando de los sistemas que definirán la próxima década, pero los niveles más altos del poder siguen custodiados. Su influencia es profunda, estructural y global, aunque la arquitectura del control aún no refleja el alcance de su impacto. El futuro del poder dependerá de si el mundo avanza hacia un liderazgo compartido real o si continúa confiando en las mujeres para sostener instituciones que aún no conducen plenamente. 

A continuación, la lista completa. 
 

*Con información de Forbes US.