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Diego Eguiguren
Movimiento Inspirador
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Diego Eguiguren es, desde hace siete años, copiloto de un Airbus A350 de la famosa compañía; antes fue parte de la tripulación de un Boeing 767 de Latam Airlines. Ya suma más de 9.000 horas de vuelo y aspira ser capitán. Su carrera inició a los 19 años y actualmente vive en Doha, la capital qatarí.

02 Junio de 2023 11.52

Diego Eguiguren vive cerca de los aviones desde su niñez. Su papá fue piloto de la Fuerza Aérea Ecuatoriana y la atracción por la aviación fue inevitable, por eso en su adolescencia hizo cursos en Brasil, Argentina y Bolivia, y desde los 19 años es piloto y parte de la industria de la aviación comercial.

Eguiguren era un adolescente cuando su familia se mudó a Brasil, país al que su padre había sido asignado en un cargo diplomático. “Durante seis meses estudié la parte teórica de la aviación en un curso para piloto privado. Luego me mudé a Argentina para empezar a sumar experiencia operacional”, es decir empezar a volar. Eguiguren estuvo en Argentina cerca de 11 meses hasta que obtuvo la licencia de piloto comercial. Con 18 años recién cumplidos y una ilusión de volar cada vez más grande, este piloto quiteño regresó a Ecuador. Estuvo aquí unos meses y empezó a buscar enrolarse a una aerolínea.

Se contactó con Lan Ecuador (hoy Latam Ecuador) y supo que para ser parte del grupo de pilotos debía cumplir algunos requisitos. El principal era contar con al menos 500 horas de vuelo; no lo pensó mucho y decidió viajar a Bolivia para pilotear avionetas Cessna y así completar su formación. Eguiguren recuerda con emoción esos años de preparación para una carrera que le fue abriendo puertas por todo el mundo.

Al regresar a Ecuador aplicó para ser parte de Lan Ecuador. Pasó las pruebas de admisión y, con 19 años, se convirtió en copiloto de un Boeing 767 que volaba a Nueva York, Miami, Lima y Buenos Aires. “Fue una puerta de entrada súper grande, era muy joven y tal vez no comprendía bien la oportunidad que tenía. Me decían que era muy afortunado y en migración de Estados Unidos me miraban la cara de niño y se sorprendían cuando verificaban que era el copiloto”. Eguiguren estuvo en los controles del 767 durante tres años, hasta que un día de 2014 la aerolínea pidió voluntarios para ser parte de la tripulación del Airbus A319 y A320. “Como parte de mi crecimiento profesional sentí que era una oportunidad para seguir aprendiendo. Eguiguren dejaba Boeing para ir a un Airbus. “Ambas casas tienen mucha tecnología”, aclara el piloto que disfruta de los deportes acuáticos cuando está en Doha, la ciudad donde reside.

El cambio de modelo de avión no resultó complicado, pero fue un paso curioso en la carrera del ecuatoriano. “Lo común es que un piloto empiece volando en aviones como los A319 y luego pasé a aviones más grandes como el 767. En mi caso fue al revés”, explica. En los primeros pueden ir unos 120 pasajeros, mientras que en los segundos la capacidad puede ser de hasta 300 o más pasajeros, según la configuración de la aeronave.

En el nuevo equipo cambió de rutas. Volaba internamente entre Quito, Guayaquil, Cuenca y Galápagos. Pero también cubría rutas desde Ecuador a Buenos Aires o Miami. Eguiguren estaba creciendo como profesional y tenía nuevas expectativas. “Cuando  volaba a Estados Unidos siempre me fijaba en las terminales en los aviones de Qatar Airways. Me parecía una aerolínea espectacular, con una gran reputación y cuando uno es joven, sin mayores obligaciones y con muchos anhelos, el sentido de aventura es alto. Envié mi hoja de vida y cinco meses después me respondieron. Me llamaron para pruebas, me dieron los pasajes para ir a Doha y una guía para los exámenes prácticos y psicológicos. Pasé la primera selección y me dijeron que esperara un tiempo hasta que se abriera un puesto o slot para entrenar en Qatar”.

Eguiguren continuó trabajando para Latam, pero ya había hablado con sus jefes para que sepan que estaba aplicando para cambiar de 'oficina'. “Ellos lo tomaron muy bien y siempre estaré agradecido con Latam, que fue mi primera casa en la aviación y donde adquirí las mejores bases para la profesión”.

Tenía 26 años y se vinculó a Qatar Airways. ¿Hubo temor por el cambio? El ecuatoriano responde: “En lo personal siempre me he considerado una persona de mundo por los cambios de ciudades y países desde la niñez. Siempre estoy abierto a conocer culturas y por eso fui a Qatar con la mentalidad positiva. Eso facilitó la adaptación. Llegué y me encontré con gente muy capaz. El 80 % de los habitantes de Qatar corresponde a extranjeros”.

En Medio Oriente empezó volando en los A319 y A320, pero desde 2019 es parte de la tripulación del Airbus A350, uno de los aviones de pasajeros más grandes que vuela hoy en día, muy moderno y con capacidad para unos 330 pasajeros. “Hoy vuelo por todo el mundo,  es una experiencia increíble. He volado a 120 destinos, soy copiloto senior y espero ser capitán en el futuro cercano. Tengo más de 9.000 horas de vuelo y quiero seguir creciendo profesionalmente”, cuenta contento este ecuatoriano de 33 años. (I)

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