Forbes Ecuador
Ivette Madelyne Calderon centeno
Movimiento Inspirador
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Los diseños de la guayaquileña Ivette Calderón traspasaron las fronteras y hoy se venden en el país escandinavo. Ella vive su sueño a la medida y sus vestidos son utilizados por Raylee, una reconocida cantante del país escandinavo. Su última colección incluye 400 vestidos confeccionados por manos ecuatorianas.

27 Julio de 2023 16.20

Sus primeros trazos en diseño fueron para sus muñecas Barbies. Se pasaba horas encerrada en su dormitorio buscando modelos, cortando, remendando y con aguja e hilo les daba forma a pequeñas prendas que incluían pantalones, blusas, vestidos y camisetas.

Pero los planes de esta guayaquileña no avanzaron como ella quería. A los 17 años quedó embarazada y un año y medio después nació su segunda hija. La relación con su entonces esposo no prosperó y ella debió buscar un trabajo para sacar adelante a su familia. Corría el año 2005 y Calderón se desempeñaba como oficial de inversiones en el Banco de Guayaquil. 

“Trabajaba todo el día, fueron épocas muy complicadas. Por suerte mi abuelita me ayudaba con las niñas, había días que salía a las seis de la mañana y regresaba a casa pasadas las ocho de la noche”. En 2007 se le abrió otra puerta, trabajó como asistente de gerencia durante cinco años en FadSaab, un club deportivo. 

En esa época conoció nuevamente el amor y nació su tercer hijo. Sin embargo, la relación no se consolidó. Calderón siguió adelante y entre 2013 a 2015 fue supervisora del área de deportes en el Municipio de Guayaquil.

Mientras conversábamos por zoom, Calderón recuerda que nunca perdió la esperanza de retomar su sueño de niñez y adolescencia. Estudió y se graduó de artesana en diseño de moda en el Instituto Euro Diseño. Nuevamente volvieron los bocetos y aparecieron sus primeras creaciones; ella los llevaba a una costurera para que los confeccione. 

Así nació Lovette. “Al principio los vendía a mis amigas cercanas, poco a poco fui creciendo gracias al boca a boca. Llegué a vender mis vestidos en varias ciudades como Portoviejo, Calceta, Machala o Milagro. El primer año me gané US$ 800 y en el tercer año facturé US$ 3.000.” El panorama iba en ascenso, pero llegó la primera caída. “En 2016 literalmente quebré. Confié demasiado en una persona que me ayudaba a hacer las entregas y los cobros. Me estafó, me entregaba cheques sin fondos, perdí más de US$ 12.000”.

Pese a este resbalón, Calderón no desmayó. Empezó a maquilar para otras empresas. Se volvió proveedora para revistas de venta por catálogo. Consiguió reunir unos US$ 5.000 y se compró tres máquinas de coser industriales. Con empeño, sin miedo, se lanzó nuevamente al ruedo y con sus dos costureras de confianza armaron el taller. El 2018 cerró con ventas de US$ 30.000.

Calderón se sentía realizada profesionalmente. Sacaba hasta dos colecciones al año, en su mayoría vestidos, y todos se vendían en un abrir y cerrar de ojos. En 2019, mientras recorría la ruta del spondylus con unas amigas, encontró nuevamente el amor, pero esta vez más allá de las fronteras. Su actual esposo es noruego y había venido a Ecuador de vacaciones. A finales de ese año se casaron en Guayaquil y la pandemia la enfrentaron en Ecuador. 

En 2021, Calderón vendió todo lo que tenía, juntó unos US$ 20.000 y cruzó el Atlántico para empezar una nueva vida en Ålesund, una ciudad portuaria en el país nórdico.

Esta ecuatoriana de 35 años, madre de tres hijos, empezó a trabajar como chef en ISS, una especie de taberna; paralelamente ingresó a aprender noruego y entre risas comenta que entiende todo, pero todavía le cuesta un poco hablar. “La vida aquí es extremadamente cara, pero nunca me di por vencida. Decidí relanzar mi marca como Ivette Helle Design. Los diseños los trabajo acá, pero las colecciones las confecciono en Ecuador”. Con orgullo cuenta que la reconocida cantante noruega Raylee usa sus diseños.

Además del amor, otras oportunidades tocaron sus puertas. “Un día recibí un mensaje en mis redes sociales, al principio me hice la loca porque me dio temor. Era un fotógrafo profesional que me proponía hacer una sesión de fotos. Pasaron varios días y el mensaje seguía dando vueltas en mi cabeza. Entonces mi esposo se ofreció a acompañarme a una reunión. Llegamos a un acuerdo, para mi sorpresa, mis fotos fueron publicadas en la revista Vigour Magazine, en Nueva York”.

En octubre tiene planeado venir a Guayaquil, a plasmar su nueva colección: 400 vestidos que conjugarán materiales más beneficiosos con el planeta. Mientras tanto, en estos meses de verano trabaja como guía turística. (I)

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