Así piensa Thomas Kimber, el emprendedor detrás de los lentes Karün que se propuso cambiar la forma de hacer negocios
Cuando tenía 18 años, comenzó a tomar conciencia de que el sistema económico mundial presentaba grandes falencias. Desde su Puerto Varas natal, al sur de Chile, comanda una empresa B que compite en las grandes ligas.

Quien haya viajado alguna vez a Puerto Varas, en la Patagonia chilena, estará de acuerdo en afirmar que la majestuosidad de sus paisajes naturales abraza la vida cotidiana de sus habitantes. Rodeada por los imponentes picos de los Andes y bañada por las aguas del Lago Llanquihue, esta ciudad sureña emana una conexión innata con la naturaleza. En este entorno, nació y creció Thomas Kimber, un joven emprendedor cuya visión trasciende las montañas y se proyecta hacia un futuro más sostenible. Y, con él, años más tarde, Karün, la empresa dedicada a la fabricación y venta de anteojos 100% reciclados de alta calidad que pueden servir como un símbolo de cambio y que fundó a sus 18 años.

Ya desde pequeño, Kimber pensaba en grande. Tenía 10 años y decía que quería ser “el próximo Bill Gates”. Mientras para cada Navidad, junto a su madre fotógrafa y su padre ejecutivo y abogado, buscaba cómo ayudar a las personas en situaciones de vulnerabilidad. Se formó y, estudiando Economía, comenzó a tomar conciencia de los retos que enfrentaba el mundo: la necesidad de reducir brechas y desigualdades, así como de cuidar y proteger el medio ambiente.

 “Empecé a entender que las empresas están pensadas como una herramienta para maximización de utilidades para bajar el costo lo más posible y vender lo más caro posible, y comprendí lo que implicaba desde un punto de vista más sistémico”, comparte a Forbes durante una visita a la Argentina. Frustrado por cómo opera el sistema, se propuso aportar su grano de arena. 

Hoy, con 34 años, el emprendedor lidera una compañía con presencia en 17 países que emplea a 85 personas y que está fuertemente comprometida con la sociedad y con la naturaleza. Con ella se propuso demostrar “que podemos cambiar la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno y lo quiero hacer desde el ejemplo, no desde la crítica; quiero demostrar que podemos construir un modelo alternativo al que ya existe, propositivo, desde la empresa. Creo que la empresa es una invención maravillosa que el humano ha creado porque es capaz de poner a cientos de miles de personas de acuerdo, en torno a objetivos concretos y construir sueños y materializarlos". 

 

En este sentido, el emprendedor invita a repensar cómo podemos “usar las empresas como una herramienta de reconexión ambiental y una herramienta de regeneración, de cómo podemos restaurar ecosistemas naturales, restaurar economías locales y al mismo tiempo generar productos innovadores de alta calidad”. No por nada elegió el nombre Karün para la marca: Karün significa “ser naturaleza” en mapuche y es una invitación para quienes lucen y venden los modelos de la marca a mirarse y a mirar el mundo desde otra perspectiva, desde el lugar de que el humano no está separado de la naturaleza. ”No concibo la idea de armar una empresa para ganar dinero solamente. Lo encuentro muy vacío, muy pobre, emocionalmente. Y lo encuentro carente de propósito, o de un propósito muy básico. Esto es lo que me mueve y me empezó a mover a los 18 años", resalta.

Karün nació en 2008 tras una inversión inicial de US$ 5000, a la que le siguió muy pronto un fondeo de US$ 120.000. Durante estos años, la empresa siempre reinvirtió para seguir creciendo. Hoy, es una empresa B, es decir, cuenta con certificación de la organización sin fines de lucro B Lab para cumplir con estrictos estándares verificados de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad. La marca ofrece líneas de anteojos de sol (urbanos, outdoor y sports) y armazones ópticos fabricados a partir de redes de pesca, cuerdas y diferentes tipos de aluminio recolectados junto a la comunidad rural del sur chileno. Hacia fin de año, los lentes de la compañía, se asoció con National Geographic para desarrollar anteojos de aventura, se estarán vendiendo en cerca de 4.000 puntos de venta.

Thomas Kimber, CEO y fundador de Karün.

La firma fundada por Kimber trabaja para construir una cadena de valor completa bajo un modelo circular, restaurativo y regenerativo. Este proceso se llama Modelo Karün de Desarrollo Consciente y consta de tres etapas:

1-Desarrollo de recolectores 

Comienza con los Recolectores Karün, quienes rescatan redes de pesca, cuerdas y metales que deterioran los ecosistemas naturales; luego se los vende a Karün, lo que les permite generar una fuente de ingreso adicional para escalar sus microemprendimientos. La empresa acompaña a los recolectores para ayudarlos a aplicar los conocimientos que adquieren de manejo de recursos y planificación en sus propios emprendimientos y que no dependan únicamente de los desechos para desarrollarse y prosperar. Tal como compartió hace unos meses con este medio, Kimber eligió producir los anteojos de sol en comunidades del sur de su país: “En Chile, existen muchas personas que viven sin acceso a oportunidades y que están inmersas en un modelo económico que crece de forma constante, a punta de la extracción de recursos naturales. Por eso quise trabajar junto a esas comunidades para que pudieran proteger los ecosistemas naturales y tuvieran más oportunidades e incentivos económicos correctos”.

2-Proceso productivo circular

En Karün solo usan materiales naturales, nobles o reciclados como materia prima, recolectado por comunidades locales de Patagonia y el sur de Chile. Luego el material lavado y enfardado se envía a los aliados de reciclaje de Karün, quienes convierten los residuos en materia prima. Finalmente, la empresa manda la materia prima a las fábricas en Italia y Turquía, que arman los anteojos de alta calidad. Hoy, la compañía compensa las emisiones de carbono que su operación y logística produce, convirtiéndose en una empresa CarbonNeutral. Cuando los anteojos llegan al final de su vida útil, desde la compañía incentivan a sus clientes a que los envíen de vuelta para que se puedan crear nuevos anteojos con el material y evitar su desecho. A cambio, ofrecen 25% de descuento por cualquier anteojo Karün nuevo.

 

3- Regeneración y conservación

Con el ingreso recibido por la venta de los productos, desde Karün financian un programa de 4 años con más de 600 emprendedores rurales en la comuna de Cochamó (Patagonia Norte, Chile). Este programa desarrollado junto a Balloon Latam contribuirá en la protección de cerca de 400.000 hectáreas de naturaleza prístina a través del trabajo mano a mano con la comunidad local.
 

Lo que viene

En la Argentina, país en el que opera desde 2019, Karün comercializa sus productos en 400 puntos de venta. Y busca seguir creciendo en este mercado. Este año, por lo pronto, estima la venta de unidades crecerá cerca de un 42% frente al ejercicio anterior. “A la Argentina la amamos. Estamos creciendo con mucha fuerza acá. A la Argentina y Chile nos une la naturaleza, nos une la Patagonia. A este país lo sentimos como estar en casa”, dice el emprendedor que reconoce, asimismo, en el pasado haber estado al borde de la quiebra muchas veces y haber crecido a costa de esfuerzo y sacrificio

 

Kimber reconoce que a lo largo de estos años aprendió muchísimas lecciones, que hoy compartiría con otras personas que estén buscando emprender, y que resume en las siguientes tres: la primera de ellas es controlar el ego. “No hacerlo te lleva a equivocarte y a confundirte”, dice. La segunda es rodearse de la gente correcta: “Que te dé cariño, que te quiera, con quien tengas confianza, porque no vas a lograr nada solo”. La tercera es a preocuparse mucho por las finanzas desde el principio de un proyecto: “Organízate, ordénate, sé responsable y toma riesgo, pero riesgos calculados”, dice.

El emprendedor apuesta a hacer de Karün la marca sustentable líder en el mundo de acá a 2025. Por lo pronto, para el corto plazo, los próximos pasos están en seguir consolidándose en los mercados en los que ya opera, como Estados Unidos, Portugal, Italia, Uruguay, España, Alemania, México; en profundizar el impacto con comunidades y en innovar en nuevos materiales que se van a usar en productos de alto valor, lanzando categorías (fuera de lo que es anteojos), que comparten el mismo modelo de regeneración construido.