Una familia que asegura que llegará este año a Colombia y Perú
Seguranza-Consultores de Seguros y Asistek se consolidan paulatinamente y trabajan en la transición hacia la segunda generación. Después de 51 años, Alfredo Serrano Ponce comparte las riendas de la empresa familiar con sus dos hijos: Laura y Alfredo. En 2023 aspiran llega a una facturación de US$ 2 millones.

La primera carcajada no demoró en salir, al solicitarles que posaran para la sesión de fotos. La dinámica les pareció divertida. Alfredo Serrano Ponce y sus hijos, Laura y Alfredo, quisieron compartir sus anécdotas en su trayectoria empresarial. Así que los escuchamos. Fue un diálogo ameno, entretenido y lleno de anécdotas. 

Cuentan que todo empezó en 1972, Alfredo Serrano graduado de Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) decidió emprender en la elaboración de una guía ecuatoriana de la construcción, un compendio de normas que debían cumplirse por esos tiempos. No hizo nada más por un año. De la construcción, nada que ver. Por eso, cuando un amigo suyo, conociendo que él era ingeniero, le pidió que le ayudara a construir un galpón de pollos. “Y fue lo único que construí en mi vida”, dice, mientras todos sueltan la segunda carcajada de la entrevista. 

Tras estas labores, su amigo Fabián Bustamante le invitó a entrar al mundo de los seguros. Entre ambos crearon Consultores de Seguros. “Empezamos con seguros individuales de vehículos y casas, conseguimos 10 clientes. Si la memoria no me falla, llegamos a vender unos US$ 3.000 al cambio de esa época, porque era en sucres. Un año después cerramos en US$ 10.000 y teníamos 100 clientes”. La tercera carcajada la soltaron cuando recordaron que la primera oficina estaba ubicada un piso más arriba de un local de venta de parrilladas llamada Pototo, en la Amazonas y Carrión, en Quito. 

La bandera de largada “oficial” se dio en 1975, cuando tres ejecutivos de la firma mundial Johnson and Higgins visitaron Ecuador para analizar posibilidades de negocios. Serrano y Bustamante se enteraron de esta situación y los contactaron para reunirse. Después de intercambiar información, coincidieron en los objetivos y al final fueron nombrados como corresponsales exclusivos para el país. “Manejábamos la cartera de seguros de 15 multinacionales, fueron 25 años de corresponsalía. Eso nos dio el empuje que necesitábamos. También crecimos con empresas nacionales en seguros locales con base en lineamientos de los programas internacionales. Nos volvimos corporativos”, recuerda Serrano. 

El paso del tiempo fue un continuo reinventarse y crecer. En 1979 adquirieron Seguranza, una pequeña empresa aseguradora, por la que pagaron US$ 5.000 al cambio de ese entonces. Con el pasar del tiempo, según ellos, han sido los pioneros en el sistema de crédito de salud, de seguros estudiantiles y de vida con ahorro. Para el año 2000, ya contaban con unos 100 clientes corporativos y más de 15.000 personas aseguradas de manera individual dentro del país. En este punto, empezó el impulso a la transformación digital. Invirtieron alrededor de US$ 300.000 para el desarrollo tecnológico. Modernizaron la plataforma con un software que equilibrara tradición y modernidad. Ese año, la facturación bordeaba US$ 1 millón con una curva ascendente que le permitió facturar, en 2017, US$ 3 millones y emplear a 60 personas. 

Pese a la bonanza en las cifras, Serrano optó por una reestructuración empresarial, que le permitió ingresar y competir en otras áreas de negocios tecnológicos como ciberseguridad. “La reorganización nos costó US$ 1 millón. Nos reducimos a la mínima expresión, ahora contamos con 15 empleados. Mi filosofía y del grupo es jamás dejar cuentas pendientes, no quedar nunca mal, peor con empleados que tenían más de 20 años de trabajo con nosotros”.

Bajo este parámetro, en 2022, con una inversión de US$ 400.000, nació Asistek, una empresa de representación, comercialización e implementación de tecnologías para la detección y protección de información del cliente. Las expectativas es terminar 2023 con expansión regional, empezando por Colombia y Perú. Juntas, las dos áreas del negocio familiar, se proyecta superar los US$ 2 millones en ventas.

¿Cuál ha sido el secreto para trabajar sin perder la cordura? “El secreto de las empresas familiares, para no tener roces internos, es que cada uno se encargue de un área independiente, tome sus propias decisiones y equivocaciones y sea un directorio el encargado de las evaluaciones”, responde diplomáticamente Serrano (papá). Las respuestas de sus hijos fueron menos diplomáticas. “Hay momentos fuertes, complicados, hay desacuerdos. Es difícil tener diferencias con el jefe, que además es papá. Con el tiempo, uno madura y aprende a priorizar, respetar, tolerar, tener paciencia, sino es un harakiri. Nos ha tocado aprender a no llevar el trabajo a la casa”.

La última carcajada cerró la entrevista luego de esta frase de Laura: “Mi papa siempre nos decía que lo único que nos iba a dejar era un buen nombre. De chiste, le respondíamos: mejor en efectivo”. (I)