Alberto Cladera no se imaginó que su vida daría tantas vueltas como los aviones que ha visto despegar y aterrizar en sus 26 años de carrera en la aviación.
Su primera experiencia laboral fue en una agencia de viajes y luego en el call center de Air Europa en Mallorca, mientras intentaba, con más empeño que talento, como él señala, terminar la carrera de Turismo. "Era muy mal estudiante, me costó mucho sacar mi carrera. En 1998 una compañera me propuso enviar mi hoja de vida y lo hice por cortesía. No tenía gran interés... y cosas de la vida, aquí sigo después de 25 años".
Su relación con Ecuador comenzó hace 20 años en una visita fugaz para buscar en ese entonces una alianza con Aerogal. Entre risas recuerda que su jefe le dijo: "Reza lo que más puedas, porque es lo más cerca del cielo que vas a estar, por la altura de la capital".
La ciudad lo sorprendió por su tranquilidad y su gastronomía. "El primer restaurante que visité fue el Rincón de Francia y sigo yendo. Te confieso que los mariscos aquí son mejores que los de España".
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Su camino no fue lineal. Cladera confiesa que al tercer día en el call center estaba un poco aburrido. Aprovechó sus conocimientos de sistemas de reservas para buscar algo nuevo y fue ascendido a supervisor, pero su espíritu lo llamaba a explorar. Renunció y probó suerte en Londres. "Me fue muy mal, pasé hambre y tuve que tocar nuevamente las puertas de Air Europa. Volví como ejecutivo comercial. "Estuve dos años en Madrid, muy duros, vivía literal en un sótano".
Esa perseverancia lo llevó luego a la jefatura de ventas y en 2008, su primera experiencia internacional fue en Argentina. "Cuando uno no sabe algo, hay dos opciones, ser muy inteligente o trabajar mucho, a mí me tocó lo segundo. Todo era nuevo y mi equipo fue mi gran aliado". En 2015 fue responsable de abrir las operaciones desde Bogotá y un año después fue nombrado director para Colombia y Panamá. En ese camino conoció a la mujer que lo traería definitivamente a Ecuador. "A penas la vi dije con ella me caso. No fue fácil la conquista porque soy cobarde y muy tímido".
En 2016 Air Europa retomó operaciones en Ecuador. "Hubo un año que desayunaba en Quito, almorzaba en Panamá y cenaba en Bogotá. Me volví un poco más loco". Dice con picardía entre carcajadas.
En 2019 se radicó definitivamente en el país como country manager. Se define como un ecuatoriano con acento español "tengo cédula", no duda en afirmar que aquí encontró su casa. "Desde el día uno me sentí bienvenido, la gente es única, emprendedora, resiliente y muy trabajadora. Han sobrevivido a una pandemia, toques de queda y paros nacionales. Tienen una fuerza que pocos tienen. Los ecuatorianos migran a España sin nada y a los cinco años tienen un negocio propio y envían dinero a sus familiares a Ecuador, eso es admirable".
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Air Europa se fundó en 1986, vuela a 58 destinos, cuenta con cerca de 4.000 empleados y en 2024 obtuvo ingresos por US$ 3.600 millones.
En Ecuador la facturación fue de US$ 28 millones y transportó 400.000 pasajeros. Actualmente, opera seis frecuencias semanales y espera incrementar dos más en 2026, alcanzando un vuelo diario.
Su estilo de liderazgo es cercano y horizontal: "Doy pocas órdenes, soy receptivo a las ideas de mi equipo, me gusta sentir que está listo para ocupar mi lugar. Anhelo que la pobreza se extinga, es una labor que a todos nos corresponde, falta mucho, pero como sociedad debemos trabajar en ello".
A lo largo de la conversación Cladera se muestra como un hombre sencillo. Con humor confiesa que los fines de semana en su casa es el director general de la limpieza de pisos y platos. Amante de los animales, tiene dos perros rescatados 'que viven como princesas' y apoya a fundaciones de rescate animal. Además, promueve con su esposa la conciencia ambiental en familia". En unas vacaciones en Cojimíes obligamos a los niños a recoger la basura de la playa, desde entonces nunca más botaron un plástico".
Admite que aún no conoce Galápagos. "En casa de herrero cuchillo de palo, aunque mi suegra es un poco culpable de ello. Siempre que lo propongo me dice hijito seguro lo hacemos la próxima vez". (risas).
Cladera se siente afortunado de vivir en un país que lo adoptó sin pedir nada a cambio "Adoro España y siempre volveré, pero solo de vacaciones. Ecuador es mi lugar en el mundo". (I)