La seguridad física es el eje del negocio de Sepribe, una empresa que lleva cerca de 25 años en el mercado. Lo que se inició como un emprendimiento es hoy una empresa moderna, estructurada y calificada a escala internacional.
Hugo Bedoya Cueva, presidente ejecutivo de Sepribe, repasa la trayectoria de la empresa con sensaciones de satisfacción y responsabilidad. Él sabe que el crecimiento de un negocio familiar no siempre es sencillo porque entran en juego los vínculos personales y las decisiones estratégicas. Las diferencias de criterios, la sucesión generacional, la profesionalización de los líderes o la necesidad de separar el afecto de las responsabilidades laborales son retos permanentes.
Todo comenzó con la vocación del padre Hugo Bedoya Bravo, militar de profesión y con quien comparte el nombre. Esa influencia marcó el camino que hoy él continúa al frente de Sepribe. El presidente ejecutivo destaca varias fortalezas: afirma que el trabajo en familia creó lazos sólidos y permitió "luchar hombro a hombro" para levantar la empresa.
Recuerda también que su madre, Agata Cueva Casanova, es otro pilar fundamental al hacerse cargo del área financiera.. "Ya se pueden imaginar quién mandaba", comenta entre risas. En esos primeros años, además, otras dos personas se sumaron al pequeño equipo que sentó las bases de lo que Sepribe es hoy.
Bedoya reflexiona sobre las ventajas y los retos de ser una empresa familiar. Dice, por ejemplo, que los lazos se pueden ver afectados cuando surgen controversias o cuando aparecen desafíos financieros. "Los almuerzos familiares se convierten casi siempre en reuniones de negocios. Las conversaciones y las vacaciones terminan en proyectos empresariales".
El empresario agrega que la esencia familiar ha sido fundamental para mantener la coherencia de los valores corporativos y para la unidad de la familia. "Gracias a eso estamos dentro de las mejores empresas del sector y hemos equilibrado el desarrollo empresarial, el compromiso humano y el trabajo en equipo".
También destaca un proceso constante de profesionalización. La firma tiene una certificación de calidad ISO 9001, una ISO 45000 de salud y trabajo y una certificación BASC. "Los reconocimientos posicionan a Sepribe como una organización que cumple estos rigurosos estándares internacionales garantizando que los procesos que llevamos internamente sean eficientes y confiables para todos nuestros clientes".
"Empezamos con el tema del transporte y uno de los clientes más grandes al inicio fue el Teleférico de Quito. También fuimos responsables de la seguridad en el transporte público, en la Ecovía y el Trolebús". Hoy se suma a la lista de clientes el Metro de Quito.
Uno de los nuevos servicios es la vigilancia con drones y la vigilancia marítima con lanchas en ríos. "Empresas petroleras y camaroneras son nuestros principales socios hoy por hoy".
La familia sigue trabajando junta y la empresa ahora está enfocada en sectores estratégicos con una nómina de 2.000 colaboradores y servicios en 21 provincias del país. "Con esta trayectoria continuamos con el compromiso de innovación y mejora continua. Tenemos mucha implementación tecnológica, buscamos asegurar la sostenibilidad de la empresa y apostamos por la capacitación permanente".
¿A dónde quieren llevar ahora la empresa? Bedoya sabe que el cambio generacional es un asunto retador, pero confía en que las decisiones serán las correctas para garantizar el futuro de Sepribe. La clave es continuar con la capacitación en temas tecnológicos. Sabe que este primer cuarto de siglo sirvió para sentar los pilares de la empresa con un crecimiento sostenido que refleja la unión familiar detrás de cada logro. (P)