Un líder transformacional es un líder que se mantiene presente. Esto significa que desarrolla sus habilidades técnicas y cognitivas, pero que también cultiva sus sentimientos; no solo para lograr empatizar con otros sino para poder responder con efectividad ante situaciones y hechos en vez de reaccionar automáticamente.

Desarrolla, fundamentalmente, su presencia a través de cultivar su cuerpo. Esto significa que es capaz de poder alinearlo con su cabeza y su corazón. También desarrolla la autoconciencia porque para conocer a su comunidad debe primero conocerse a sí mismo. Sabe que en el ejercicio del liderazgo debe haber equilibrios y por eso desarrolla habilidades para controlar sus emociones que le permitan construir vínculos amorosos y de crecimiento.

El líder transformacional no impone, sino que sugiere. Escucha más de lo que habla y se esfuerza por hacerlo libre de prejuicios, entendiendo que lo que ve es su propio marco de pensamientos. Es consciente de que lo que está observando no es la realidad sino lo que sus competencias y saberes adquiridos le permiten ver. Por eso pregunta, para poder ampliar su zona de conocimiento. Organiza sus acciones sabiendo que el mundo es cambiante y caótico y que para eso debe mantenerse vulnerable, incómodo y entrenarse 10 mil horas al día. El entrenamiento hará que frente a imprevistos y cimbronazos pueda responder de manera positiva y no a través de reacciones desordenadas y desmedidas.

Nunca debe estar quieto en su zona de confort, sino que debe hacer el esfuerzo de experimentar la incomodidad para enfrentarse al universo de sus propios sesgos y a lo que todavía le queda por aprender. 

Un líder transformacional genera conversaciones difíciles, es agradecido, tiene la capacidad de reconocer y de dar feedback. Comunica con impacto, sabe crear redes y generar influencia tanto en el mundo real como en el virtual.

No tiene el poder, sino que tiene la responsabilidad de ser un guía de la comunidad con la que comparte valores. Lo hace siempre buscando no el beneficio propio sino el bien común.

Es un coach positivo que facilita el aprendizaje y el acceso al conocimiento de quiénes lo acompañan, permitiéndoles crecer tanto a nivel personal como al interior de una comunidad.

Su tarea es la de ser un conductor que inspira a través de su positivismo para generar confianza y así aumentar la predisposición y lograr mejores resultados.  Impulsa a la acción con la convicción de que siempre hay algo que mejorar o transformar.

En ese camino hacia un futuro mejor va generando acuerdos para construir junto a su comunidad el mundo que sueña. Por eso, comparte su visión y la mejora nutriéndose de las buenas ideas de quiénes lo rodean.

Un líder transformacional genera modificaciones positivas y conduce el camino pensando en lo que quiere ver en su comunidad, en su país y en el mundo. 

Necesitamos que haya más mujeres líderes en el planeta. Por eso, junto a HSBC y UCEMA lanzamos una nueva edición de Level Up, un programa de formación intensivo para mujeres que están buscando potenciar su carrera profesional y dar un próximo paso para convertirse en líderes transformacionales que se conocen, se entrenan, que comunican con impacto y que sobre todo, generan influencia en el mundo real y virtual.

*La columna fue escrita por Cecilia Giordano, CEO de Mercer Argentina