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Hay que pensar en Quito, en su gente, en que vuelva a ser La Carita de Dios, para esto la clave está en el cambio de pensamiento y en la forma de hacer las cosas desde el Cabildo.

31 Mayo de 2023 10.12

La capital de la República paulatinamente ha visto decrecer su economía frente a los promedios nacionales, debido a las malas decisiones tomadas desde un Concejo Metropolitano que no comprende la importancia del sector privado dentro de la economía de la ciudad, y la ha sumido en un caos organizado para frenar todas las inversiones y desincentivar a la industria.

Quito tiene serios problemas por resolver en temas económicos, de seguridad, movilidad, planificación urbana y competitividad; estos problemas han rebasado por mucho a la capacidad de respuesta del sector público, y se vuelve imperativo que existan estrategias que permitan al sector privado invertir recursos intelectuales, tecnológicos y económicos para corregir el rumbo de la ciudad.

Según detalla la Agenda de Competitividad de Quito, el valor agregado bruto de la ciudad frente al total del país es 25%, sin embargo, llaman la atención datos como el desempleo que a 2021 estaba en 11,8% versus el 5,2% del total del país, así mismo, se observa un decrecimiento de 14,5 puntos porcentuales en el empleo formal respecto a 2018.

Esta data es preocupante en un entorno de inseguridad que aqueja a la capital. La pérdida de inversiones y por consiguiente de empleos, contribuye a que exista un porcentaje mayor de robos y asaltos día a día, lastimosamente, ese aumento de la inseguridad hace que cada vez menos personas vean a Quito como un destino de inversión o de vida (el 44% de habitantes de Quito se siente insatisfecho con la ciudad, y el 5% completamente insatisfecho).

Hacer negocios en Quito, se ha convertido en tarea de titanes, un 54% de las personas considera que la burocracia no contribuye a la competitividad de la ciudad, un 57% culpa a la corrupción, un 49% a la estabilidad institucional y 41% al estado de derecho, datos lapidarios que generan un entorno poco favorable para la inversión.

Quito necesita un cambio urgente, la nueva administración tiene una oportunidad final para enrumbar a la ciudad hacia un futuro prometedor, o seguir ahondando los problemas, para esto es necesario que se tomen medidas urgentes, tendientes a mejorar la calidad de vida de los quiteños y el clima empresarial.

En el sector de la construcción, por ejemplo, es necesario que se piense en agilitar los procesos, bajar los costos (Quito es 6 veces más caro en impuestos que Guayaquil), utilizar el suelo estatal disponible para generar vivienda de interés social y público, pero por sobre todo, hay que desterrar la idea que existe en el Concejo Metropolitano, de que la construcción es un enemigo de la ciudad.

La construcción es uno de los principales dinamizadores de la economía del país, por su velocidad de generación de empleo (un empleo por cada 40 m2) y por su encadenamiento con la mayoría de los sectores productivos nacionales; reactivar la industria significaría mover el sistema económico de la capital y obtener recursos necesarios para atender las necesidades básicas de la población.

La ciudad a través de la construcción, puede empezar a solucionar problemas de inseguridad y movilidad, volver a planificar Quito a escala humana con nuevas centralidades dotadas de todos los servicios básicos y un transporte público adecuado, disminuirá los traslados de las personas en autos privados, generará una cultura de caminar o utilizar medios de transporte alternativo como bicicletas, con el consiguiente beneficio para la salud de los habitantes, en fin, los beneficios son muchos.

En ciudades importantes del mundo, los cabildos han buscado ayuda de los desarrolladores inmobiliarios para mejorar zonas abandonadas, han brindado todas las facilidades para una inversión privada que genere beneficios principalmente para los ciudadanos (regeneración urbana); es cuestión de cambiar la visión actual que piensa que el Estado debe proveer de todo y empezar a dar pasos hacia una modernidad, en la cual las empresas privadas puedan entrar en el juego y brindar soluciones para todos, a cambio de beneficios que la ciudad otorga a los inversionistas.

Un ejemplo de lo que se puede lograr en alianza público privada, es el cambio del corredor de la Av. 10 de agosto, se hizo un concurso muy bien organizado para tener una idea de que hay que hacer, pero lastimosamente no existen los recursos para hacerlo. Plantear por ejemplo una disminución en impuestos y concesiones onerosas de derechos por suelo creado (compra de altura), a cambio de una regeneración urbana de la zona, sería interesante para el sector inmobiliario y para la ciudad, un ganar – ganar en el cual el principal beneficiario, será el ciudadano que va a disfrutar de una zona más segura y con alta calidad de servicios públicos.

Hay que pensar en Quito, en su gente, en que vuelva a ser La Carita de Dios, para esto la clave está en el cambio de pensamiento y en la forma de hacer las cosas desde el Cabildo.

Tengo mis esperanzas puestas en el nuevo alcalde, que se ha pronunciado a favor del sector privado, por el bien de la ciudad, espero que le vaya bien y se deje asesorar por quienes hacemos el día a día de la actividad económica, y no por técnicos de escritorio que no conocen la realidad de ser inversionista y empresario, en este caos organizado. (O)

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