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Existen imprevistos o actualizaciones legales y tributarias que nos dejan congelados. Una adecuada planificación tributaria levanta alertas y facilita que podamos tomar decisiones que nos evitan diciembres difíciles.

21 Noviembre de 2025 13.44

Hay una fecha que no olvidaré: 20 de diciembre de 2024. Ese día me diagnosticaron síndrome de Guillain-Barré; la solución, terapia intensiva. Fue un diciembre complejo, sin celebraciones y con un pronóstico incierto.

En la vida, momentos como este —de supervivencia— y el ser contribuyente —sin querer sonar fatalista— nos ponen a la deriva. De repente, pueden notificarnos cambios normativos que desdibujan toda nuestro presupuesto y planificación.

Pero ¿a qué costo? Me pregunto, ahondando en el ámbito tributario, si "sobrevivir" tiene un alto costo financiero y de flujo económico, así como un incremento en la capacidad contributiva (IR/I).

¡Y vendrán cosas peores! Si resulta complejo abordar cambios normativos importantes cuando se han hecho los deberes, no quiero imaginar lo que enfrentan quienes no tienen idea de lo que pasa. Y cuando digo "quienes", me refiero no solo a personas naturales, sino a empresas que no tuvieron ese contingente para resguardar su "tranquilidad tributaria" —aunque el término suene contradictorio—.

De algo sí estoy seguro: es imperativo contar con una planificación tributaria para lograr un pago de impuestos eficiente. Esta acción, sencilla pero auténtica, nos salvaguarda en cierta forma de la Administración Tributaria (SRI), la que últimamente se caracteriza por su constante cambio: crea o aumenta impuestos, otorga amnistías y/o remisiones, que a veces resultan anticonstitucionales, pues afectan directamente los derechos de los ciudadanos.

¿Qué nos queda? Establecer varios escenarios —tributarios, financieros y de caja— que permitan afrontar de la mejor manera estas particularidades. El objetivo es procurar que no se vea afectada la operación propia de cada contribuyente ni sus ingresos tributables.

La planificación tributaria es un salvavidas. Tener el apoyo de alguien técnico que sepa mitigar los constantes cambios tributarios, nos ahorrará costosos errores y contingencias legales en el camino.

Se aproximan tiempos complejos: cierres contable, financiero y tributario. Más que en otros años, debemos estar pendientes de los cambios que han ocurrido para que, si nos afectan, el golpe no sea tan duro.

Definitivamente, existen imprevistos o actualizaciones legales y tributarias que nos dejan congelados. Una adecuada planificación tributaria levanta alertas y facilita que podamos tomar decisiones que nos evitan diciembres difíciles. (O)

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