Forbes Ecuador
Esteban Ortiz, gerente de la empresa Rvalvec
Innovacion
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La empresa Rvalvec ha instalado 600 equipos en la región. Desde 2017 ha invertido US$ 1 millón en la investigación y desarrollo de una válvula que reduce costos y la huella hídrica. Acaba de concretar un acuerdo con un fondo de inversión local para levantar capital.

25 Agosto de 2022 10.56

En 2019 vendieron sus primeros equipos a tres grandes empresas en Ecuador. Tres años después, las válvulas de Rvalvec se instalan también en Colombia, Perú, Chile y Panamá. Han vendido más de 600 de estos sistemas de ahorro de agua potable y han invertido más de US$ 1 millón en investigación, desarrollo, red de distribución y manejo de la marca. Ahora están dando un salto al futuro con la nueva Rvalvec smart, una válvula que integra tecnología, sensores, data y que permitirá monitorear en tiempo real el suministro de agua de una operación industrial. 

Esteban Ortiz, gerente de la empresa Rvalvec, cuenta con entusiasmo cómo en casi cinco años la empresa que lidera ha logrado desarrollar un sistema eficiente e inteligente para ahorrar y optimizar el consumo de agua. No solo se trata de un tema de reducción de costos, sino de una forma de reducir la huella hídrica en el país. Rvalvec inventó una válvula que permite un ahorro del 10 % en el pago de agua, aunque dice que hay clientes que han superado el 30 % y el 35 %. 

En estos años, la empresa ha logrado desarrollar con sus equipos de técnicos 20 modelos de válvulas que están en el mercado para diferentes tipos de tubería. El material es de un polímero llamado acetal y de acero inoxidable. Los costos van desde US$ 300 hasta US$ 30.000. Y los clientes más pequeños tienen consumos mensuales desde 200 m3 hasta las industrias más grandes que llegan a niveles de 200.000 m3. 

En términos sencillos, todo comenzó con el tema de la mala calidad en el suministro de agua potable en el sector industrial. ¿Usted sabe que además de agua, paga aire? Ortiz explica que el medidor es un equipo volumétrico y no diferencia el agua del aire y eso eleva la facturación del servicio. Así que la empresa comenzó a investigar las soluciones para ofrecerles a sus clientes. Primero importaron equipos de Estados Unidos, México y Europa, pero se dieron cuenta que no eran totalmente adaptables a la realidad ecuatoriana. 

“La realidad es que tenemos muy mal suministro de agua potable, porque existen cortes, variaciones y presiones de caudal todos los días, eso es ineficiencia en la línea. Esa realidad no pasa en Estados Unidos y Europa, que tienen presiones constantes. Nos dimos cuenta que los equipos no aplicaban a Ecuador, donde ciudades como Manta o Machala casi todos los días se quedan sin agua. Por eso, decidimos hacer investigación y desarrollo para sacar un producto que sea específicamente diseñado para las necesidades de Ecuador, Perú, Colombia y otros países con los que tenemos realidades similares”.

Ortiz recuerda que hicieron una investigación a escala global y encontraron que en el mundo existía un par de compañías en EE.UU., otra en México y otra en Europa que tenían equipos que trataban de comprimir el aire, pero no eran las que necesitaban. El primer equipo se vendió en 2019, pero dos años antes los técnicos de la empresa ya venían trabajando el prototipo que se lanzó al mercado. 

“Era la válvula Rvalvec normal, con la cual tuvimos buenos resultados, pero nos dimos cuenta que se podía ir incorporando más variables, más tecnología, hasta llegar a tener una válvula única en el mundo, 100 % su desarrollo, desde el diseño, mecánica, materiales, hasta la puesta en marcha del producto, se hizo en los talleres de una empresa ecuatoriana”.  Señala que el prototipo era pequeño, diseñado para negocios pequeños, hasta llegar a tener equipos que hoy están en los más grandes centros comerciales, industrias como Tony, Santa Priscila y La Fabril, que fueron de las primeras que le dieron “la confianza”. 

Ortiz es un quiteño, de 49 años, graduado de ingeniero financiero, en la universidad SEK. Pero en estos años, en la práctica, en los tiempos de prueba, error, fracaso, prueba y producto, parece que ganó el título de ingeniero hidráulico. Desde los 23 años había estado vinculado a otras líneas de negocios como Oremplas, una compañía de plásticos, que fundó y vendió luego de 15 años de operación. Trabajó una línea de sánchuches empacados al vacío, para mercados de gasolineras, y llegó hasta tener un restaurante, llamado 'Locos por la parrilla', que comercializó. También creó la consultora PGC que le ha servido para tejer la red de conexiones con las empresas y distribuidores, tanto en el país como en el exterior. La firma ofrecía servicios o productos que les permitían generar ahorros, en esos procesos se involucraron en el suministro de agua potable.

Calcula que en estos años se hicieron cinco diseños diferentes hasta llegar al producto final. El equipo se instala dentro del predio, después del medidor, y crea un campo de retención y compresión inverso, que frena y aminora el paso del aire que llega dentro de la tubería de agua. “La explicación técnica es que desde que ponemos el equipo, hacia atrás es la zona de operación y ahí está el medidor, el funcionamiento es una onda hacia atrás y por eso frenamos el paso del aire y generamos una restricción de agua”. 

La estructura comercial de Rvalvec se basa en tener distribuidores en Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Panamá. Hacen la gestión comercial en cada país, pero todo el sostén técnico de capacitación lo hace la empresa con sus propios técnicos. Allá también se encargan de hacer las instalaciones y Édgar Escobar, jefe de Operación, viaja para supervisar el trabajo.

Actualmente uno de los pilares de la empresa es la reducción de la huella hídrica. La instalación de los 600 equipos ha permitido a las empresas que los usan ahorrar casi un millón de m3 de agua. “El fondo, más allá del dinero, es contribuir con un granito de arena en beneficio del ambiente, que el consumo de agua sea controlado, sin que se afecte la operación industrial”. 

La empresa arrancó con una inversión de US$ 30.000 en la importación de equipos. Durante estos años la facturación alcanzó US$ 1 millón que fueron reinvertidos en la investigación y desarrollo de los productos. “Todavía no logramos ganancias. Estos primeros años han sido de inversión año, tras año, hasta llegar a tener la marca como ahora. Esto es full técnico, la verdad para que tú inventes algo y lo lances al mercado, a nivel de industrias se tiene que probar durante años”. 

Ortiz señala que Rvalvec acaba de concretar un acuerdo con un fondo de inversión privado del país que le permitirá seguir creciendo. Por ahora, no puede revelar el nombre, “ha sido muy duro”. Lo que se viene es un proceso de aceleración de la marca y un pilar será la instalación de equipos entre las empresas que están en dicho fondo. Tiene mapeado que necesitarán más de 5.000 equipos. Paralelamente trabajarán en el desarrollo tecnológico del nuevo Rvalvec Smart. (I)

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