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Innovacion

Estudiantes arman una silla de ruedas que se mueve con el pensamiento

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En la UDLA, un grupo de estudiantes -egresado hace un mes- replicó un sistema que permite a las personas con discapacidad total mover las silla con las bioseñales cerebrales. El prototipo ya funciona. Su producción dependerá del apoyo público y privado que pudiera recibir.

30 Marzo de 2022 09.05

Durante los últimos seis meses, tres estudiantes de la Universidad de las Américas (UDLA), graduados hace un mes dentro de la primera promoción de la Facultad de Telecomunicaciones, replicó y desarrolló una tecnología existente en el mundo para adaptarla a un sistema que mueve la silla de ruedas con el pensamiento. 

Carlos Abad, Alison Guamán y Julio César Correa -hoy ingenieros-, apoyados por el equipo docente en la cabeza de Carlos Carrión, utilizaron una tecnología conocida como Brain Control Interface (BCI) para controlar los movimientos de la silla a través de señales cerebrales. “El cerebro tiene unas bioseñales de bajísima frecuencia. Los sensores colocados en una diadema toman esas señales, las amplifican y las pasan por unos algoritmos, que utilizan nuevas técnicas de procesamientos de señales e inteligencia artificial para tomar esas señales como patrones y determinar qué está pensando la persona. Si piensa que va hacia adelante, el dispositivo graba ese patrón, pasa por un procesamiento de entrenamiento, se amplifica y envía la orden a los sistemas inalámbricos que mueven los motores. Así se logra hacer los movimientos”, explica Carrión. 

La idea de los jóvenes es que en Ecuador se pueda producir esta sillas de ruedas a un bajo costo y así ayudar a todas esas personas que requieren de movilidad por cuenta propia. “Las sillas son costosas, pero el país podría tranquilamente fabricarlas, con un trabajo conjunto entre la academia, el sector público y el sector privado. En realidad parece ciencia ficción pero ya es posible, quizás muy pronto podamos apagar la luz con solo pensarlo, sin necesidad de que nos incorporen un chip. De hecho, los teléfonos inteligentes ahora captan esa información, cuando hablamos ,por ejemplo, de zapatos, y enseguida nos llegan ofertas o aparecen en nuestros buscadores o redes sociales. Eso es inteligencia artificial. Podemos usarla para beneficiar a las personas inhabilitadas. Estamos desarrollando la tecnología para no ser tan dependientes". 

Aunque el prototipo todavía tiene un camino por recorrer hasta que esté completamente afinado, las posibilidades de crear un sistema que cambie la vida de las personas con paraplejia son posibles. “Hay que seguir haciendo mejoras y la intención es que se construya en masa. Afuera, el sistema podría costar no menos de US$ 3.000 o 4.000, mientras que con desarrollo local podríamos llegar a US$ 300 o 400. Tenemos que mejorar aún la incorporación de sensores de seguridad ultrasónicos, para prevenir choques contra otros elementos y sensores llamados giroscopios que miden la inclinación del la silla para evitar rodamientos o caídas. También debemos mejorar un poco el algoritmo, hacer pruebas ya con personas deshabilitadas, para que nos comenten qué les pareció y adaptar energía eficiente para alargar el tiempo de descarga del equipo". (I)

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