Meta recluta cerebros del Pentágono tras abrir su IA al uso militar
Con promesas de cooperación y puestos clave en juego, la empresa de Mark Zuckerberg acelera su acercamiento al gobierno de EE. UU., en un intento por ganar contratos estratégicos y respaldo político mientras enfrenta una ofensiva judicial por prácticas monopólicas.

Meta busca seducir a funcionarios de seguridad nacional y a exintegrantes del Pentágono para que la ayuden a vender sus servicios de realidad virtual e inteligencia artificial al gobierno de Estados Unidos, según información que obtuvo Forbes. Exfuncionarios del gobierno confirmaron que conocen los intentos de la empresa por atraer perfiles con experiencia en defensa.

Aunque Meta mantiene desde hace tiempo grupos de presión en Washington D. C., ahora amplía su apuesta con una serie de contrataciones clave. Publicó casi media docena de vacantes orientadas a conseguir contratos con el Estado. Entre ellas, busca dos gestores de políticas públicas. Uno trabajaría con la Casa Blanca, idealmente con autorización de seguridad y antecedentes en el Pentágono. Según la descripción del puesto, ese perfil deberá "liderar nuestra comunicación con las agencias de seguridad nacional y política exterior del Poder Ejecutivo de EE. UU., tanto en cuestiones políticas como en la adopción de nuestras tecnologías".

En enero, Meta incorporó a Francis Brennan, exasesor de Donald Trump, como director de comunicaciones estratégicas desde la capital. Otro reciente fichaje, que según su perfil de LinkedIn trabajó más de diez años para una agencia federal cuyo nombre no revela, compartió que se sumó a Meta para enfocarse en el "intercambio de inteligencia" con el gobierno. "Ya sea protegiendo la seguridad nacional o fortaleciendo las plataformas de las que dependen miles de millones de personas, estoy agradecido por las oportunidades que me permiten contribuir", escribió en diciembre.

La decisión se da en medio de la ofensiva de seducción que lidera Mark Zuckerberg para ganarse el favor del gobierno de Donald Trump, en un intento por obtener un trato más favorable mientras Meta enfrenta una demanda federal por monopolio que busca desmantelar la empresa.

Después de donar US$ 1 millón al comité de investidura de Trump, Zuckerberg anunció el cierre del programa externo de verificación de datos de Facebook, una medida que celebraron sectores conservadores que denunciaban una supuesta censura por parte de los moderadores. También desarmó el equipo de diversidad de la compañía, incorporó a Dana White —presidente de la UFC y aliado de Trump— a la junta directiva de Meta, y promovió a Joel Kaplan, histórico cabildero republicano, como jefe de asuntos globales.

 

Aunque en el pasado el propio Trump declaró que Zuckerberg "debería ser encarcelado de por vida", la relación entre ambos parece haber cambiado. Se reunieron en Mar-a-Lago en noviembre y el empresario asistió a la asunción presidencial. Además, Zuckerberg compró recientemente una casa en Washington D. C. por US$ 23 millones.

Meta todavía no anunció contratos directos con el Pentágono ni con agencias de seguridad nacional, aunque su estrategia sugiere que busca seguir el mismo camino que Google y OpenAI: posicionarse como un proveedor clave para el gobierno. Según registros de adquisiciones, la empresa ya tuvo algunos contratos federales vinculados a publicidad y marketing en redes sociales.

"Meta está analizando a todas las demás grandes empresas tecnológicas y analizando las señales de alerta, previendo que tal vez las ganancias inesperadas del uso civil de la IA no se materialicen", dijo Shana Marshall, especialista en asuntos internacionales de la Universidad George Washington. "Si buscás una fuente de ingresos inagotable, acudí al Pentágono".

El negocio principal de Meta siempre fue la publicidad online. Pero las búsquedas laborales actuales muestran hacia dónde apunta. Su división de realidad virtual, Reality Labs, quiere incorporar a alguien con más de diez años de experiencia en trabajo para contratistas federales, con el objetivo de "ayudar a impulsar nuevas relaciones con socios en el gobierno de EE. UU." y vender su tecnología. (El Pentágono analiza el uso de realidad virtual para entrenamientos de combate desde 2019).

 

Otros avisos incluyen la búsqueda de un jefe de marketing para difundir el modelo de inteligencia artificial de código abierto de la empresa, Llama, entre "desarrolladores de todo el ecosistema, incluyendo startups y gobiernos".

Meta, que en noviembre anunció que permitiría el uso de Llama por parte de las fuerzas armadas y agencias de seguridad nacional, dijo que ya trabajaba con Palantir y Scale AI, además de los contratistas de defensa Leidos, Lockheed Martin y Booz Allen. Este último lo usa para reemplazar documentos en papel en la Estación Espacial Internacional. "Tanto a Estados Unidos como al mundo democrático en general les conviene que los modelos estadounidenses de código abierto superen a los modelos de China y otros países", declaró la compañía en ese momento.

Durante años, las grandes tecnológicas evitaron que sus desarrollos en inteligencia artificial quedaran a disposición del ejército. La presión vino tanto de críticos externos como de sus propios empleados, preocupados por el posible uso de la IA en decisiones letales en el campo de batalla. Sin embargo, con el avance de compañías como Palantir y Scale AI, que cerraron contratos por cientos de millones con el gobierno, las principales firmas del sector empezaron a alinearse con la seguridad nacional y a respaldar al ejército de Estados Unidos.

Google, por ejemplo, se había retirado en 2016 de un contrato con la Fuerza Aérea estadounidense para etiquetar con IA grabaciones de drones, en el marco del Proyecto Maven. Pero en febrero, modificó su política de uso y ahora permite que su inteligencia artificial se utilice con fines militares. (Cuando Human Rights Watch y otras organizaciones expresaron su rechazo, la empresa respondió que "las empresas y los gobiernos deberían colaborar para crear una IA que proteja a las personas, promueva el crecimiento global y apoye la seguridad nacional").

 

Nota publicada en Forbes US.