No dejan de ser sorprendentes los escenarios en los que surgen las startups. Contratos firmados en servilletas de restaurantes, encuentros inesperados en un ascensor o habitaciones de residencias universitarias son algunos de los ejemplos que muestran que una idea disruptiva puede empezar a tomar forma en cualquier lugar y en todo momento. En el caso de Kupuna, una fintech ecuatoriana enfocada en servicios tributarios, la idea nació mientras dos de sus fundadores jugaban PlayStation.
Santiago Sánchez, ingeniero en sistemas, y Marco Núñez, administrador de empresas, son amigos desde la adolescencia. El primero vive hoy en día en San Francisco, EE.UU., mientras que Núñez está radicado en Quito. Hace más de un año, en uno de los juegos en PlayStation conversaron sobre la necesidad de desarrollar una app enfocada en temas de impuestos y firma electrónica. ¿Por qué ese tema? Porque corría el plazo para que los contribuyentes ecuatorianos empiecen a usar la firma y la facturación electrónica desde noviembre del año pasado.
La conversación se retomó en agosto del 2022 tras una boda a la que Sánchez y Núñez estuvieron invitados. En la fiesta, mientras los novios y los invitados celebraban, estos dos emprendedores lanzaban ideas para su emprendimiento; días después se dio una siguiente reunión en la que también participaron Carmiña Baca y Édgar Sánchez, este último es padre de Santiago. Ella había trabajado en una empresa privada y sabía de temas administrativos, mientras que Édgar había hecho carrera en el mundo de la informática.
Las ideas se fueron formalizando y en octubre del año Kupuna obtuvo su RUC y se constituyó bajo el modelo de SAS. Los socios invirtieron cerca de US$ 60.000 para arrancar y contrataron una empresa argentina para desarrollar la experiencia del usuario de la aplicación. Así fue que en enero de este año se lanzó la versión para el sistema operativo Android y en marzo llegó para iOS. La app de servicios tributarios veía la luz y gracias a los contactos de Edgar Sánchez se abrió una puerta de Microsoft.
Sánchez presentó el proyecto a William Alarcón, representante de Azure en Sudamérica, quien sugirió que Kupuna aplique al programa Microsoft for Startups. Uno de los requisitos a cumplir era un pitch de tres minutos en inglés donde se expone la misión de la marca, explicar por qué es un buen momento ejecutar la idea y a donde se quiere llegar en el corto y mediano plazo. También se presentó un demo de la app funcionando. Todo salió bien y ahora la fintech es parte del programa Founders Hub que le brinda acceso a diferentes herramientas de Microsoft (desde la nube en Azzure hasta LinkedIn Premium), asesoría de expertos, capacitación para los programadores y para los socios fundadores y la asistencia técnica de Microsoft, gracias a créditos por US$ 150.000 en el último nivel del programa.
Santiago Sánchez detalla el proceso que vivieron para ser parte del programa de Microsoft. “El programa nos abrió los ojos, nos ayudó mucho y puede ayudar a cualquier otro emprendedor. El programa nos permite ser parte de una red de startups con las que podemos hablar sobre dudas que todos los fundadores tenemos. Ellos revisan detalles claves como el dominio del sitio, los documentos y otros aspectos. Nos ayudó a desarrollar el producto mínimo viable y cubre costos de infraestructura”.
La descarga de la app es gratuita y el usuario tiene 30 días para probarla. A partir del día 31 la persona o el negocio puede escoger una suscripción mensual por US$ 6,99, una anual por US$ 74,99 o el paquete todo en uno de US$ 89,99 por año. Además, la app suma un equipo de nueve personas y ha permitido procesar más de US$ 1,2 millones en ventas por facturas emitidas por sus actuales usuarios. Y este año Kupuna calcula cerrar con 1.700 usuarios pagos e ingresos por US$ 75.000.
Ahora la visión de Kupuna -que significa devolver- es ofrecer la aplicación en países que viven circunstancias similares en temas tributarios como Perú, Bolivia, Colombia y Paraguay. Esos países, dicen los representantes de la fintech, están viviendo etapas parecidas a las que vivió Ecuador hace un año en la transición de la factura física a la electrónica. Para esto no descartan participar en rondas de inversión con un objetivo en mente: educar a las personas en temas tributarios.
Mientras eso ocurre Sánchez y Núñez mantienen la costumbre de jugar la 'play', donde siguen pensando y hablando sobre el futuro de la idea que se convirtió en una fintech. (I)