Ser parte de la solución, no del problema. Esa es la consigna del ecuatoriano Christian Cevallos, quien se desempeña como concejal del Condado Miami-Dade desde 2018. Nació en Quito hace 44 años y comenzó sus estudios universitarios en el área de Finanzas. Los números siempre fueron lo suyo, desde pequeño era bueno para hacer cálculos mentales, pero la vida le llevó por un camino de doble vía, donde ha conjugado esa pasión por la economía con su deseo de ayudar a la comunidad.

En la década de los sesenta, su padre, Daniel Cevallos, viajó a Estados Unidos para trabajar y estudiar. Después de dos años, convenció a toda su familia (padres y hermanos) para que se mudaran con él a Miami. Este hecho -que sucedió mucho antes del nacimiento de Cevallos- marcó el rumbo de estos quiteños, quienes hicieron patria lejos del país. Su padre decidió retornar a Ecuador después de 10 años, cuando conoció a su esposa, Inés Egas. Sin embargo, sus cuatro hijos -todos hombres- nacieron en aquel país, con el que tuvieron una relación muy cercana con su cultura y su estilo de vida.

Cevallos conoce lo que es el sacrificio desde muy temprana edad. A los 14 años vivió un año y medio en Miami y -como todo migrante- comenzó trabajando en una pizzería. En esos años de adolescencia era mucho más maduro que sus pares en Ecuador. Cuando regresó no solo tenía experiencia laboral, sino que aprendió un inglés muy fluido. Culminó el colegió en Quito y empezó la universidad. No contaba con la debacle económica que vivió Ecuador a inicios de este siglo y sus padres optaron por retornar a Estados Unidos. Él, decidió hacer lo mismo, sin antes casarse con su novia. Juntos emprendieron esta aventura para construir su nuevo hogar en el extranjero. “Tenía 21 años, nos casamos y a la semana hicimos las maletas. Ahora mis hijos tienen 21 y 18 años, respectivamente. En ese entonces, nos enfrentamos con muchos obstáculos, tal vez no relacionados con los papeles o el idioma, pero sí con la soledad y el desconocimiento”.

Este personaje obtuvo su título de economista en la Universidad Internacional de Florida y su primer trabajo fue en la pizzería que lo acogió en su adolescencia. Entró como un cajero multifacético, de aquellos que trapean, sacan la basura, cocinan y -en pocas palabras- hacen de todo. Fueron dos años complicados y -según el entrevistado- esto le sirvió para crecer y tocar tierra. Mientras estudiaba, también consiguió otros empleos temporales: contando ropa en las madrugadas, manejando tractores y haciendo inventarios. “En una ocasión, por casualidad, me llamaron de una constructora para una vacante como asistente del gerente de proyectos. Luego, pasé a ser gerente de proyectos, director financiero y terminé siendo gerente general. Así me abrí camino y le cogí gusto a la construcción”.

Como resultado, Cevallos conformó su propia constructora, America ProBuilders, hace 11 años. Se especializa en el desarrollo de proyectos residenciales en el área metropolitana de Miami y en las afueras. Su producto principal es las viviendas hechas a la medida de sus usuarios y su monto de facturación anual alcanza los US$ 5 millones. En estos años ha construido 120 casas de envergadura, 20 edificios, 10 proyectos industriales y se prepara para levantar un conjunto de 300 apartamentos, de un nivel más popular. “Tengo clientes que están conmigo desde mis inicios y me refieren a sus amigos y familiares. Así he ido forjando una reputación fiable y he abierto nuevas líneas de negocio. Por ejemplo, nosotros somos aliados de algunos constructores y hacemos toda la parte interna, los esqueletos y las estructuras”.

Han pasado 23 años desde que Cevallos dejó Ecuador y se ha convertido en un empresario, que se unió a la política y representa al Distrito 11 del Condado Miami-Dade, el tercero más grande Estados Unidos, con más de tres millones de personas y un presupuesto que asciende a los US$ 11.000 millones al año (mucho más que varios países centroamericanos). Cuando le pregunté por qué decidió unirse a la política, la respuesta vino acompañada de una anécdota:

“Cuando era niño, siempre estaba metido en el consejo estudiantil y seguía la historia de muchos países y sus presidentes. En la universidad hice lo mismo. Para muchos era un 'metido', pero yo quería mejorar las cosas  y busqué ser parte de la solución. En 2017, fui a la oficina de un concejal para compartir ciertas sugerencias para solucionar unos problemas de la comunidad. No fui bien recibido, mis ideas fueron desechadas y me sentí maltratado. Salí de esa oficina y pensé por unos días cómo puede estar una persona en ese cargo cuando no escucha o no actúa a favor de la comunidad. Lo que hice fue iniciar una campaña, desde finales de 2017, para ingresar a ese puesto. Mi estrategia fue caminar por siete meses, tocando más de 7.000 puertas y conversando con la gente. Algunos me cerraban en la cara, otros me recibían con cordialidad… y decidí inscribir mi candidatura a solo 45 días de las votaciones. Estuve fuera de los radares y mis contrincantes me subestimaron. En agosto de 2018 gané y obtuve la mayor cantidad de votos (12.500) para un concejal en la historia de este condado. En esa ocasión me llevé el 62 % de los votantes y descubrí que no gané en el único barrio que no avancé a visitar. En 2020, me tocó la reelección porque fue un periodo corto (especial) y volví a romper el récord con 5.000 votos más. Ahora, mi compromiso continúa hasta diciembre de 2024”.

Cevallos asegura que han logrado cambios en esta ciudad, rica en nacionalidades e idiosincrasias. A pesar de que los ecuatorianos representan menos del 2 %, este quiteño se ha vinculado con comunidades de cubanos, colombianos, venezolanos… a quienes no les importa de dónde vienes, sino el trabajo que realizas. “Soy el único ecuatoriano electo, teníamos una congresista, que perdió en la reelección; y por eso trato de incentivar a que más compatriotas ingresen en la política para cambiar la realidad de las personas y comunidades”.

Dentro de las diversas actividades que realiza, también es presidente de la Liga Ecuatoriana de Florida, la institución nacional más antigua de EE.UU., donde busca visibilizar a los compatriotas. Se define como una persona activa y dinámica, que no le gusta la oficina y disfruta recorrer los barrios, organizar actividades deportivas y culturales y -sobre todo- ser un puente de cooperación internacional para unir sinergias y conectar a las empresas, las personas y sus necesidades. ¿Cuál es su siguiente paso? Saltar a la alcaldía y por qué no al congreso estadounidense, mientras sigue a la cabeza de su empresa de construcción. (I)