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The Designers Society  Quito - Ecuador
Lifestyle
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Carolina Cabrera, Cristina Peña y Maribi Montalvo son tres amigas que desde el colegio son inseparables. En 2016 fundaron The Designers Society, una tienda para exponer los trabajos de los diseñadores ecuatorianos. En estos siete años, han saboreado las mieles, pero también han tenido que sostenerse duro entre ellas, especialmente en la pandemia y después de un costoso robo. Con toda la ilusión acaban de abrir su primer espacio en un centro comercial, con lo que prevén duplicar este año el medio millón de dólares facturado en 2022.

10 Mayo de 2023 22.33

Esa madrugada de enero de 2021 el mundo se les vino abajo. Ni siquiera la dureza de la pandemia, ni dejar atrás su primer local en La Tejedora, en Cumbayá, Quito, provocó un dolor similar al que vivieron en ese instante. Todo lo construido había sido robado. En un abrir y cerrar de ojos, los ladrones habían entrado a las 03:00 para llevarse todo… excepto sus sueños. Por eso, después de las lágrimas respectivas, vino el abrazo conjunto y el cambio de página. Hay que seguir. Como siguieron desde 2016 cuando fundaron The Designers Society con el objetivo de dar a conocer al mundo todo lo bueno que tiene el Ecuador en materia de diseño. Y aunque ahora todavía se les humedecen los ojos al recordar los duros momentos, su sonrisa es más grande. Así son Carolina Cabrera, Cristina Peña y Maribi Montalvo, tres amigas del colegio Tomás Moro que después de años juntaron fuerzas, experiencias y capacidades para poner en marcha algo propio. “El vínculo empezó por el amor y la pasión por la moda y las tendencias”. 

Cabrera estudió Hotelería y Turismo. Vivió en Asia (Kong, Tailandia y Bali ) por cinco años, trabajando como gerente de habitaciones de la cadena Six Senses. Por su parte, Peña estudió Publicidad, vivió ocho años en Argentina, trabajando en agencias de publicidad y, cuando regresó al país, pasó por McCan Ericsson y La Facultad. Finalmente, Montalvo es arquitecta de interiores, prestó sus servicios a Hogar 2000 y es madre de dos hijas. En 2016 sus caminos se cruzaron, en tiempo, espacio y, de alguna manera, por ponerlo en términos de música, en el anhelo de tomarse “Calm Down”, como diría el cantante Rema. Hasta ese momento, Cabrera venía de una estresante vida de trotamundo; Peña había fracasado en su inversión en una franquicia llamada My Destination, cuyos propietarios cerraron operaciones apenas a los sietes meses; y, Montalvo armaba maletas para regresar al trabajo después de su período de maternidad de su primera hija, Victoria. 

“Nos juntamos y hablamos de que estábamos un poco cansadas del ritmo de trabajo. Lanzamos ideas, queríamos traernos una marca del exterior, hasta que nos planteamos ayudar a los diseñadores a mostrar sus creaciones y comercializarlas de una mejor manera. Así, con un poco de capital de cada una, abrimos un espacio en La Tejedora, en Cumbayá, Quito. El modelo de negocio es darles un espacio dentro de la tienda a los diseñadores para que se muestren. Llegamos a tener hasta 60 marcas. La acogida fue increíble y el público nos fue posicionando poco a poco”, cuentan con orgullo. 

Las cosas venían tan bien, que el trío de emprendedoras se animó a dar un salto. Con US$ 60.000 de inversión abrieron una sucursal en el sector de la avenida González Suárez, en la Capital. Pero con tan mala suerte que, a los seis días tuvieron que cerrar la atención porque se declaró la cuarentena por la pandemia. Pese a ello no se quedaron quietas y aprovecharon el revés para mejorar e impulsar su canal de ventas digital. Así se sostuvieron hasta que en julio de 2020 a cuentagotas se reabrían los negocios. Sin embargo, recibieron un segundo golpe, más emocional que económico: un centro comercial había adquirido La Tejedora, por lo que tuvieron que alejarse de ese lugar. 

Fue un dolor grandísimo para nosotras. Teníamos mucho miedo porque dejábamos un hogar, que además era rentable. Pero, mirando un poco hacia atrás, ahora más bien agradecemos que haya ocurrido, porque, salir de la cuarentena y tener que encargarnos de dos tiendas habría sido muchísimo más retador. "Nos enfocamos en la nueva tienda y apuntamos al corazón de las personas, compartiéndoles el por qué comprar diseño ecuatoriano cambia al país. Y el barrio nos acogió. Cuando abrimos, había una fila en espera, afuera del local. Recordamos que un señor se nos acercó y nos dijo 'no bajen los brazos, el barrio les va a abrazar'. Todo eso nos motivó a seguir adelante a una idea a la que le estábamos dedicando el 100 %”. 

Con todo ese ánimo sobre sus alas, empujaron, cada una desde sus fortalezas, a que The Designers Society acentuara su presencia en el mercado. Hasta que llegó la fatídica madrugada. Y ahí, en cambio, el dolor fue más económico que emocional. ¿Era el fin de una idea que ya llevaba seis años y que, incluso, había sido conocida ya en otros países como México? No, las tres iban a dar pelea. 

A sacudirse y seguir. Más trabajo, más ganas. Esa resiliencia empezó a dar frutos. Ese 2021, su facturación cerró en US$ 450.000. Y, al año siguiente, en US$ 514.000. En diciembre de 2022, recibieron la llamada de Quicentro Shopping para invitarlas a poner una tienda en ese lugar. Balancearon los riesgos, por ahora, de tener una tienda a pie de calle o trasladarse a un espacio más seguro y con mayor tráfico de potenciales clientes. Aunque pasar de una tienda grande a una más reducida podía ser un pero, el potencial finalmente las convenció. Cerraron la tienda de la Gonzáleza Suárez y hace una semana inauguraron su local en el centro comercial, con una inversión de US$ 45.000, muy fancy, cálido y que incluye una divertida conexión con los clientes a través de Inteligencia Artificial. Aunque los empleos directos que genera son cuatro, además de ellas, el impacto cascada de los indirectas es multiplicador, porque para este año su facturación espera duplicarse, lo que obligará a los proveedores a aumentar su oferta para los escaparates. (I)

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