“Motransa tiene desde hace unos 15 años un plan de responsabilidad social empresarial enfocada en los perros de la calle. Trabajamos con fundaciones como Protección Animal Ecuador (PAE) a la que hemos apoyado con recursos, un quirófano móvil, campañas de esterilización de perros callejeros y otras acciones.
"Yo tuve antes una perrita, pero enfermó y murió. Entonces, hace cinco años, un día, los amigos de PAE me enviaron fotos de Dulce, me dijeron que era muy cariñosa y que necesitaba un hogar de manera urgente. La adopté enseguida. Estos animales sienten y entienden que han recibido una segunda oportunidad, por lo que son bondadosos y agradecidos. Además son más fuertes y resistentes que un perro de raza. Eso es una ventaja.
"Dulce se levanta a las 07:00. Duerme al pie de mi cama en una colchoneta que durante el día está en la sala de estar y que en la noche pasa al dormitorio. Su primera comida es a las 07:30 y durante el día me acompaña mientras teletrabajo en la casa. La 'cena' es a las 19:30. Es muy independiente. En las noches sale al patio, ladra y se vuelve a dormir. Durante el día, cuando se aburre, sale al jardín y toma algo de sol.
"Soy divorciado y no tengo hijos, entonces es mi consentida. Nos acompañamos mutuamente. Tiene una dieta de arroz compuesto y cuando me desocupo salimos a caminar por el barrio. Otra de sus distracciones es la visita al veterinario y el baño cada dos semanas.
"Adoptar perros es una suerte de filosofía de Motransa. En las oficinas de Quito, Guayaquil y Cuenca ya adoptamos seis perritos callejeros; todos son cuidados por los empleados y mimados por los clientes. Además los empleados pueden ir a trabajar con sus mascotas cuando ellos quieran. Hay estudios que dicen que siete de cada 10 perros terminan abandonados. Por eso las personas y las empresas podemos ayudar a que esta situación cambie con el tiempo”. (I)