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Shampoo Overo Quito - Ecuador
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Andrea Corella y Enrique Román, un matrimonio unido por su amor a los caballos, transformaron la adversidad de la pandemia en una oportunidad. Su empresa, Overo Ecuador, nació en 2020 para ofrecer productos de cuidado equino de calidad. Lo que comenzó como un hotel de caballos en Checa, evolucionó en una fábrica de cosméticos equinos que hoy abastece a 12 provincias y proyecta su expansión internacional.

30 Mayo de 2025 11.21

El universo ecuestre tiene un lenguaje propio, una conexión entre jinete y caballo que va más allá de la pista. En Ecuador, esa conexión encontró una nueva expresión: Overo Ecuador, un emprendimiento que surgió de la necesidad, la pasión y la visión de Andrea Corella y Enrique Román. "Nuestra historia comienza con los caballos" dice Román, quien desde pequeño se sumergió en este mundo, impulsado por su padre. Su trayectoria lo llevó a la equitación profesional y a viajar por distintos países, donde fue captando ideas de lo que se conoce como el "grooming para caballos", es decir, productos para que el animal se vea bien. Un mercado completamente desatendido, de acuerdo con este matrimonio.

Corella, por su parte, también proviene de una familia "caballista". Ella "tuvo la suerte" de tener una niñez y una adolescencia rodeada de caballos. Estudió Comunicación en el extranjero, pero su camino la trajo de vuelta a Ecuador. En una entrevista con Forbes Ecuador, esta emprendedora confiesa que conoció a quien sería su esposo en una cabalgata en 2004, organizada por su padre. Una travesía que terminó, oficialmente, en 2016 con su casamiento. 

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"Siempre tuvimos el objetivo de trabajar en este mundo" explica Román, sentado junto a su esposa en un club ecuestre en Quito. Con este espíritu, nació su primera aventura: un hotel de caballos en Checa, operativo desde 2016 hasta 2020. "Era un espacio donde recibíamos animales, les dábamos los cuidados que los dueños no podían, por cuestiones de tiempo o obligaciones". Este negocio fue, según Corella, "las bases para impulsar lo que ahora es Overo porque hicimos una buena base de clientes y conocidos".

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Estos emprendedores desde pequeños se involucraron en el mundo equino. Fotografías: Pavel Calahorrano. 

La pandemia del COVID-19, sin embargo, "golpeó muy fuerte". "Pasó algo triste porque los clientes se quedaron sin dinero para pagar las mensualidades y nos dejaron los animales" relata Corella, de 36 años. Se encontraron con 30 caballos y gastos altos que cubrir, lo que los llevó a venderlos, conservando solo los suyos, que son, principalmente, de la raza Cuarto de Milla. A pesar de la situación, su pasión fue incansable. Mientras Corella seguía trabajando en el negocio familiar y Román se consolidaba como manager de un equipo de polo, crearon Overo.

"Esto nace de la necesidad propia de tener productos de calidad de cuidado animal que no existían en el país" afirma Román. La importación ilegal y la escasez de productos específicos abrieron la puerta al talento nacional. "Si traías un frasquito de desenredante de Estados Unidos tenías una mina de oro" recuerdan estos emprendedores, que no pensaron dos veces en iniciar de nuevo.  

Con la experiencia de Román en fórmulas, el apoyo de químicos profesionales y la familiaridad de Corella con la comercialización de productos de uso humano, iniciaron con la producción de cosméticos para caballos. Hoy, Overo ofrece 18 productos, desde champú y desenredante hasta barros y geles desinflamatorios, todos "diseñados con fórmulas exclusivas de la mejor calidad". Su producción mensual abarca 6.000 litros de champú, 2.000 litros de desenredante, 8.000 litros de repelente y  5.000 kilos de barro. 

La empresa se fundó oficialmente en 2020. Investigaron productos de Estados Unidos y Europa, los más cotizados, y crearon una propuesta que los supera. Su fábrica se ubica en el sector del Valle de Los Chillos y emplea a 10 personas. En 2024, cerraron su facturación con US$ 160.000 y ya están en Colombia. Se espera que, en corto tiempo, lleguen a Venezuela y Estados Unidos, en este último país ya tienen conversaciones con un aliado y están finiquitando sus certificaciones de buenas prácticas de manufactura y registros sanitarios.

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Overo tiene su propia fábrica en el sector del Valle de Los Chillos. Fotografías: Pavel Calahorrano.

En la actualidad, Overo atiende a 1.200 clientes mensuales, distribuidos en 12 provincias del país. Corella manifiesta que el mercado equino en Ecuador es "mucho más grande de lo que pensamos", con inversiones millonarias en caballos de alta genética. "Hay ejemplares de hasta un millón de dólares en equitación" señalan. De acuerdo con datos del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae), en 2024 se importaron 125 caballos. Solo en enero y febrero de 2025, ya han ingresado 27 caballos, elevando el promedio mensual a más 13 animales. La mayoría ingresa clasificada como: "los demás caballos", seguidos por "caballos de carrera" y "reproductores de raza pura".

En términos de valor, según esta institución pública, el total del CIF (costo, seguro y flete) de estas importaciones alcanzó los US$ 1,27 millones en 2024. En los dos primeros meses de 2025, este dato ya suma US$ 201.000. El año pasado, se registró un costo promedio de importación por caballo de US$ 10.000.

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De igual manera, el Observatorio de Complejidad Económica (OEC) explica que, en 2023, Ecuador se convirtió en el importador número 59 más grande, de 161 países en el mundo. Ese mismo año, los ejemplares llegaron principalmente desde: Argentina (US$ 747.000), España (US$ 288.000), Estados Unidos (US$ 165.000), Países Bajos (US$ 64.000) y Chile (US$ 24.200). Lo que evidencia que los caballos se mantienen en "tendencia". 

Y, para esta marca nacional, uno de sus logros es llegar a estas personas y crear una necesidad que involucre el cuidado especial del animal. Sus productos se consiguen en línea y en veterinarias especializadas. Al preguntar a estos soñadores por qué el nombre, contestan que hace referencia al color de un caballo, un detalle que se aprecia en sus etiquetas. Overo, para Corella y Román, no solo es un negocio, es la materialización de una pasión que trasciende fronteras. Esperan cerrar este año con una facturación de US$ 250.000.

Por medio de sus redes sociales reciben mensajes de Panamá, Guatemala, México... que los motiva a seguir internacionalizando sus productos, made in Ecuador. (I) 

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