Un smoothie de aguacate, albahaca y limón. Un cóctel de vitamina C con naranja, mandarina, limón y miel. Un cake de zanahoria y unas galletas de naranja o un tigrillo, acompañado por un late de cardamomo y rosas. A esto sumemos café de exportación, molido o en grano, y cosechado en Vilcabamba, Nanegalito o Íntag, más una bebida energizante elaborada con la cáscara del café.

Todas estas golosinas y más se sirven en una cafetería ubicada en Tumbaco, Quito, creada en 2020 por Nardelia Espinoza y sus tres hijos, Carolina, Juan Pablo y Ángeles Ortiz. Se trata de Coffee Relief, el negocio que estuvo listo para salir al mercado en los primeros meses de ese año, pero tuvo que aplazar su estreno por la pandemia.

Los fundadores de Coffee Relief juntaron sus conocimientos y su gusto por el café. Nardelia, con estudios en el Incae y experiencia profesional en el sector petrolero, domina el tema de ventas y lidera la parte administrativa; Carolina es abogada especializada en temas aeronáuticos y maneja la parte legal, pero también se enfoca en internacionalizar la marca y en que los productos y los procesos sean sostenibles; Juan Pablo, por su lado, trabaja directamente con los caficultores y maneja la parte financiera; mientras que Ángeles es la responsable del diseño de local y del mobiliario, que fue hecho por artesanos ecuatorianos.

º “En casa tuvimos varias pruebas, algunas como un té, pero no sabíamos qué íbamos a encontrar. Luego descubrimos que es un energizante”, cuenta Carolina en el jardín del negocio, donde resaltan muebles de madera y una pérgola.

La historia de Coffee Relief arrancó oficialmente en septiembre de 2020. Nardelia decidió emprender siguiendo el ejemplo de su mamá, Ernestina Romero de Espinoza, oriunda de Bolívar, y mujer de negocios por naturaleza. Nardelia dejó su carrera en la industria petrolera y concretó el sueño de la cafetería: alquiló el mezanine del Hotel Quito y junto a sus hijos y tres empeaedos dieron forma a Coffe Relief con una oferta basada en café. “Hacía de todo, ayudaba en la cocina, como mesera, en la limpieza,  para entender bien el proceso. Siempre nos hemos fijado un servicio de calidad”. En los inicios del emprendimiento las actividades de las cafeterías estaban bastante restringidas por la pandemia, pero el negocio iba sumando clientes y buena fama.

Sin embargo, la administración del hotel elevó el arriendo y fue momento de tomar una decisión. Nardelia lanzó números, supo que podía tener un local propio y en enero del año pasado se mudó a un espacio que tenía en Tumbaco, donde funcionaba una lavandería. Se tumbaron paredes, se levantaron ventanales, se compraron tostadoras y otros equipos. Así surgió el segundo hogar de Coffe Relief en un terreno de 650 metros cuadrados y con un local de 240 metros cuadrados. La idea inicial era tener lista la cafetería en febrero, pero a la final las puertas se abrieron a mediados de 2022.

La inversión en el nuevo local bordea los US$ 80.000, allí trabajan cinco personas, más los fundadores y las ventas oscilan entre US$ 15.000 y 18.000 al mes. El negocio tiene hoy en día 22 proveedores, de esa cifra ocho son caficultores que le venden entre 30 y 40 quintales de café al mes. 

Y la familia está contenta. Para Carolina, Coffee Relief representa un reto, una manera de aprender y de aplicar conocimientos que tenía por su vínculo con el mundo de la aviación. “En la industria aeronáutica importa mucho la eficiencia y ese concepto lo he trasladado a la cafetería, en el trabajo con los proveedores, en los insumos, en la operación como tal, aprovechando recursos, no generando tantos desechos. Nos importa mucho la sostenibilidad y la educación de la gente sobre el consumo de café y alimentos en general, esas son nuestra propuesta de valor”.

Añade que Coffee Relief es una oportunidad para impactar. “Hay una cadena de valor que genera oportunidades para proveedores, transportistas, los empleados, el barrio y más actores que están vinculados a lo que hacemos. Estamos impactando, hemos entrado en la mesa a nuestros proveedores que ya están haciendo negocios entre ellos. A veces los contactos están en los niveles altos de una empresa o negocio, pero nosotros los aterrizamos en la comunidad”. 

Nardelia cuenta que una de las metas del negocio es capacitar y asesorar a sus proveedores, en especial a los caficultores. “Los seres humanos pensamos en el momento, pero si pensáramos como comunidad todos ganaríamos. Si a ellos les va bien, nos va bien a nosotros, y no solo un bien en lo económico, sino como personas. Por eso siempre es bueno compartir lo que uno sabe, lo que uno ha aprendido con las caídas. Hay que ser empáticos”.

Todo esto ha ido generando una reputación que ha trascendido fronteras y el negocio va sumado reconocimientos y galardones dentro y fuera del país. El más reciente llegó el pasado 11 de enero cuando Coffee Relief fue declarada ganadora de la categoría Best New Coffee en la edición número 14 de los Sprudgie Awards, organizado por Sprudge.com, una publicación estadounidense especializada en café; el negocio de la familia se impuso a cafeterías de Londres, París, Filadelfia, Ho Chi Min, entre otras ciudades.

A Coffe Relief llegan todos los días familias, parejas, abuelitos, adolescentes, padres con hijos pequeños. Es para todo público y el concepto de inclusión se nota en todos los ambientes, desde el ingreso hasta los baños y el diseño del mobiliario.

Los planes para el futuro son claros: colocar a Cas Caf como una bebida enlatada en Ecuador y en otros mercados. Otra meta es llegar a Montevideo y Lima, capitales donde Carolina ha detectado varias oportunidades. “A Uruguay hemos enviado muestras y percibimos interés, mientras que en Perú hay una cultura de café que está evolucionando. Además hemos visitado lugares en donde vemos que tenemos apertura”. (I)