La leyenda del Porsche Turbo se construyó a fuerza de potencia, aceleración y velocidad final desde aquel 930 Turbo de los años 70. Y el nuevo Turbo S que llegará en 2026 no se queda atrás: supera con claridad al modelo 2025. ¿Cómo no iba a estar a la altura si entrega 701 caballos de fuerza?
Con el Launch Control activado, el nuevo Turbo S debería acelerar de 0 a 100 km/h en 2,4 segundos, un registro que compite mano a mano con hiperdeportivos eléctricos puros. Según Porsche, el Turbo S llegará a los 200 km/h en 8,4 segundos, lo que lo ubica en un tiempo de cuarto de milla cercano a los 10 segundos. La aceleración se mantendría firme hasta los 225 o 240 km/h.
Toda esta potencia proviene de lo último en tecnología de motorización de Porsche: turbocompresores con asistencia eléctrica. La marca lo llama sistema T-Hybrid, porque cada turbocompresor funciona como un híbrido en sí mismo. Combina en una sola unidad la respuesta instantánea a bajas revoluciones de un compresor eléctrico, con la entrega de potencia a altas vueltas de un turboventilador impulsado por gases de escape calientes. Es la misma tecnología que se usa en la Fórmula 1.

A bajas revoluciones, un motor eléctrico compacto de 400 voltios, ubicado a lo largo del eje central del turbo, hace girar el compresor de forma instantánea. Así, entrega potencia sin retardo, algo clave en este tipo de mecánicas. Gracias a esa respuesta inmediata, el nuevo Turbo S alcanza un par máximo de 590 lb-ft desde apenas 2300 rpm.
Hace medio siglo, uno pisaba a fondo un 930 Turbo y tenía que contar hasta tres antes de recibir una descarga de potencia que solo los conductores más experimentados sabían controlar. En 2026, cualquiera con un poco de habilidad va a poder sacarle provecho a esta avalancha de torque, ideal para esas aceleradas callejeras improvisadas.
Una vez que el flujo de escape del motor es suficiente, los turbos gemelos operan como en un sistema tradicional: los gases calientes hacen girar las pequeñas turbinas y generan presión en las cámaras de combustión. Eso es lo que conocemos como sobrealimentación.
En sus primeras presentaciones, Porsche no precisó en qué momento los motores eléctricos dejan paso al flujo de gases de escape calientes, pero el resultado es un par máximo disponible hasta las 6000 rpm. Tuve que revisar la hoja de especificaciones dos o tres veces para confirmar que era correcto. La calibración de Porsche, sin dudas, garantiza una entrega suave y progresiva. La potencia máxima se alcanza entre las 6500 y las 7000 rpm.

Los turbos eléctricos tienen una sola desventaja: el peso extra. Pero Porsche supo sacar provecho de la batería de 400 voltios y del cableado robusto que requiere el sistema. Ese mismo conjunto alimenta un sistema de chasis electrohidráulico. No es una suspensión totalmente activa como la del Panamera Turbo S híbrido, pero ayuda a que el auto mantenga una postura más firme en las curvas y logre un mejor equilibrio al entrar o salir de ellas.
En su versión coupé, el nuevo 911 Turbo S completó los casi 21 kilómetros del Nordschleife de Nürburgring en un tiempo 14 segundos más rápido que el modelo 2025. Esta mejora se explica por el control electrohidráulico del chasis y por el par instantáneo que ofrecen los turbos eléctricos.

Para entender semejante potencia, torque y capacidad de aceleración, alcanza con mirar las especificaciones del 930 Turbo de los años 70, el modelo que dio origen a esta leyenda. Mi mecánico, en la época del colegio y la universidad, tenía un 930 Turbo verde oscuro, y todavía recuerdo las sensaciones que transmitía ese auto, casi medio siglo después. Mis deportivos universitarios apenas si llegaban a los 100 caballos de fuerza, así que, comparado con ellos, el 930 era el Martillo de Thor.
El peso en vacío del 930 era de unos 1187 kilos, aproximadamente 547 kilos menos que un modelo actual con tracción integral. Sin embargo, el motor entregaba solo 118 caballos de fuerza tanto en el mercado estadounidense como en el resto del mundo. Vale recordar que, en los años 70, todos los fabricantes enfrentaron dificultades para adaptarse a las normativas de emisiones sin sacrificar del todo la potencia. En ese contexto, el 930 Turbo fue una sorpresa total, una leyenda que nació en el acto.

Entonces sí, el 911 Turbo S 2026 pesa más, pero también tiene casi el triple de caballos que el original, tracción total que distribuye esa fuerza con eficiencia, una suspensión sofisticada, aerodinámica activa, una caja de cambios que pasa de marcha en milisegundos y, además, un aire acondicionado capaz de bancarse Palm Springs o Scottsdale en pleno agosto. El nuevo Turbo S está pensado para ser civilizado y refinado, ideal para una salida tranquila a un asador, con la capota baja y sin sobresaltos.
Y sí, el 930 original necesitaba 20 segundos para llegar a los 200 km/h. El nuevo lo hace en poco más de 8. Vivimos una época dorada, y el 911 Turbo S de 701 caballos es la prueba más clara de eso. Thor, sin dudas, lo aprobaría con una sonrisa.